Pasó tres años en una cárcel de Lima por narcotráfico. Hoy es influencer y lanza una dura advertencia a quienes cometen el mismo error.

Por Redacción COSAS 

Michaella McCollum, una de las dos jóvenes británicas conocidas como las “Peru Two”, ha vuelto a ser noticia esta semana. A sus 31 años, y tras haber cumplido tres años de condena en una cárcel peruana por tráfico de drogas, se ha convertido en madre, influencer y vocera sobre los riesgos reales de involucrarse en este tipo de delitos. Hoy advierte con crudeza lo que puede significar ser arrestado en el extranjero por narcotráfico: “Es un infierno del que no todos salen”.

Su historia volvió al centro del debate a raíz del arresto de dos nuevas jóvenes británicas en situaciones similares. Bella May Culley, de 18 años, fue detenida en Georgia con 14 kilos de cannabis, mientras que Charlotte May Lee, de 21, enfrenta cargos en Sri Lanka por intentar introducir 46 kilos de kush sintético, una droga de altísima potencia. Ambas podrían enfrentar penas de hasta 20 años de cárcel. McCollum, con su experiencia a cuestas, no dudó en comentar los casos. “No podría soportar 20 años en una cárcel como esa”, dijo, en referencia a la prisión donde ella misma estuvo recluida: Ancon 2, ubicada al norte de Lima.

Michaella McCollum, del mediático caso “Peru Two”, fue fotografiada esta semana disfrutando del sol en la playa de Benidorm.

La joven fue arrestada en 2013 junto con la escocesa Melissa Reid, cuando intentaban salir del Perú con más de 11 kilos de cocaína ocultos en sus maletas. No se conocían antes de ese viaje, que partió desde Ibiza y terminó con ambas esposadas, solas, en un país extranjero, enfrentando cargos graves. Las imágenes de ambas, vestidas con chalecos antibalas y cabizbajas, dieron la vuelta al mundo. Su caso generó enorme atención mediática y dividió opiniones: mientras algunos pedían clemencia por su juventud, otros las condenaban con dureza.

En sus recientes declaraciones, Michaella recordó con detalle las condiciones inhumanas que vivió tras las rejas. Dormía en una celda abarrotada con cientos de mujeres, en literas de concreto. La comida era escasa y muchas veces insalubre. “Recuerdo que extendía el arroz para separar los granos de las larvas. Algunos decían que estaba en huelga de hambre, pero no era cierto: era que no podía comer eso”, explicó. También relató cómo se acostumbró a convivir con cucarachas que trepaban por la mesa mientras comía. “Al final solo las apartaba con la mano. Me parecía normal. Eso es lo más terrible: lo que puedes llegar a aceptar como parte de tu día a día”.

Michaella, de 31 años, cumplió tres años de condena tras ser condenada por tráfico de drogas, como parte del mediático caso de las “Peru Two” (en la imagen junto a Melissa Reid).

Las visitas de su madre, que viajaba a Lima con bolsas de comida y pasaba horas esperando bajo el sol para poder verla, siguen marcadas en su memoria. “Ella traía un pollo entero y yo lo devoraba con las manos. Hoy me da vergüenza recordar eso, pero en ese momento solo querías sobrevivir”, confesó.

Hoy Michaella asegura que no pone en duda la condena que recibió: “Cometí un delito y pagué por ello”. Pero insiste en que su historia debe servir como advertencia para otros jóvenes, especialmente en un contexto en el que promesas de dinero fácil pueden resultar demasiado tentadoras. “¿Quién arriesgaría su vida por 3.000, 4.000 o 10.000 libras? Ni siquiera 50.000 libras valen tu libertad”, afirmó.

Al enterarse de los nuevos casos, su primera reacción fue de empatía. “Son chicas de 18 y 21 años. Muy jóvenes para enfrentar algo así. Sé lo que van a pasar ellas y sus familias. Es lo peor que te puede ocurrir”.

El caso de Bella es aún más alarmante: durante su audiencia en Tbilisi declaró estar embarazada. Para Michaella, que ahora es madre de dos, eso añade un nivel de horror difícil de imaginar. “Dar a luz en una cárcel extranjera, lejos de todo y con la posibilidad de que te separen de tu hijo… es una pesadilla”, expresó.

Aunque el caso de las “Peru Two” ocurrió hace más de una década, la historia parece repetirse. Para Michaella, lo importante ahora es que los jóvenes escuchen y aprendan de las consecuencias reales. “No es solo una advertencia. Es una realidad. Y es mucho peor de lo que uno imagina desde fuera”.