Luego de ocho años, uno de los legados del artista Gerardo Chávez retoma actividades con una renovación integral de espacios y una visión educativa que fortalece la descentralización del arte en el norte del Perú.

Por: Redacción COSASFotos: María Laura Hernández de Agüero

El Museo de Arte Moderno de Trujillo reabrió tras un prolongado periodo de inactividad que comenzó en 2017, cuando las lluvias extremas afectaron su infraestructura. La gestión recae ahora en Gerardo Amador Chávez-Maza, quien impulsa una agenda que busca revitalizar el legado de su padre, Gerardo Chávez, y la relación entre la ciudad y su patrimonio cultural mediante programas de mediación, exposiciones renovadas y una mirada crítica a la modernidad desde el desierto costeño peruano.

En la jornada de inauguración, la escultura El Guardián, del maestro Gerardo Chávez, de tres metros de altura, da la bienvenida a los visitantes en los espacios del Museo de Arte Moderno de Trujil

En la jornada de inauguración, la escultura El Guardián, del maestro Gerardo Chávez, de tres metros de altura, da la bienvenida a los visitantes en los espacios del Museo de Arte Moderno de Trujil

Fundado en 2006 por Gerardo Chávez, maestro fundamental del arte peruano, el MAM retorna bajo liderazgo de su hijo, quien reafirma una continuidad generacional: “Nuestro objetivo es mantener el legado, que es para mí mantener el espíritu de mi papá vivo en los espacios que él creó”. Durante la ceremonia inaugural, Gerardo Amador enfatizó la identidad territorial del museo con una frase que resume la vocación del proyecto: “Este desierto, estos valles, estas huacas… Trujillo no es un lugar vacío, es un territorio de origen”. A esto añadió un diagnóstico sobre desigualdad geográfica: “Lamentablemente Perú es un país bastante centralista y [con este museo] queremos darle un nuevo espacio, desde nuestra misión descentralizadora”.

Gerardo Amador Chávez-Maza durante la ceremonia de reapertura del Museo de Arte Moderno de Trujillo, donde presentó la nueva visión pedagógica y descentralizadora del MAM.

Gerardo Amador Chávez-Maza durante la ceremonia de reapertura del Museo de Arte Moderno de Trujillo, donde presentó la nueva visión pedagógica y descentralizadora del MAM.

Ese principio coincide con una declaración histórica del propio fundador, hoy incorporada en la narrativa del museo: «Lo que busco con este museo es descentralizar la cultura, integrarla a otras ciudades del país; darle un nuevo empuje cultural al norte. Pienso que la cultura, por ende, la educación, es lo que nos sacará adelante como país.»

Durante la ceremonia de reapertura, asistieron más de 2000 invitados, autoridades y representantes del ámbito cultural, entre ellos Bibiana Maza Gómez-Velásquez, presidenta de la Fundación Gerardo Chávez; Alfredo Martín Luna Briceño, ministro de cultura; Gerardo Amador Chávez, director artístico y curador del MAM; y David Calderón de los Ríos, director de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de La Libertad. Su presencia reafirmó el carácter institucional y regional del proyecto, así como el compromiso por fortalecer la descentralización cultural en el norte del Perú.

Bibiana Maza Gómez-Velásquez, Alfredo Martín Luna Briceño, Gerardo Amador Chávez-Maza y David Calderón de los Ríos.

La reapertura se organiza bajo el eje curatorial Gótico del Desierto, una reflexión que expande esta estética hacia geografías periféricas y la reinterpreta desde claves poscoloniales. El museo articula colecciones, exposiciones temporales y una propuesta educativa que integra pasado precolombino, modernidad latinoamericana y prácticas experimentales.

El recorrido incluye el Taller Gerardo Chávez, espacio donde fueron concebidas obras emblemáticas como Orígenes y La justicia en su laberinto. El lugar aloja ahora una sala de usos múltiples y una biblioteca especializada en arte y estudios latinoamericanos. La visita continúa en el Pabellón Precolombino, que concentra más de cinco mil piezas de culturas como Moche, Chimú, Nazca, Paracas, Chachapoyas o Chancay, e incorpora un circuito guiado para profundizar en vínculos entre ritualidad, modernidad y cosmovisión ancestral.

Piezas vinculadas a huacas de la costa norte en el Pabellón Precolombino, parte del circuito que conecta memoria ancestral y modernidad.

La Capilla alberga piezas coloniales y republicanas destinadas a estudios de arte religioso, mientras La Huerta Bistró propone un espacio culinario basado en productos locales, integrando gastronomía con experiencia museográfica.

Salas que reconstruyen narrativas del norte peruano

La Sala Ángel Chávez revisa la obra del pintor trujillano que retrató la costa norte mediante una paleta intensa y un trazo energético. Su producción, cuestionada durante décadas por visiones hegemónicas, se presenta como resistencia cultural que resignifica tradición y modernidad.

La Sala Colección exhibe obras de Roberto Matta, Wilfredo Lam, Rufino Tamayo, Tilsa Tsuchiya, Joaquín Torres García, André Masson, entre otros. Esta selección plantea cruces entre figuración, abstracción, mito e identidad, mientras reflexiona sobre la influencia que estos artistas tuvieron en Gerardo Chávez.

Esculturas de caballos pertenecientes a la colección de Gerardo Chávez. Caballos de Ayyanar, traídos de la India, de fines del siglo XIX.

En la Sala Temporal, Voces del Desierto revisa el programa de residencia Paijääääääąæän (2018-2025), plataforma que desarrolla proyectos de contexto específico en el valle de Chicama. Su lectura del territorio destaca raíces Muchik y permanencias de lenguas extintas como el Quingnam. La residencia convoca a creadores que articulan mitología, política y prácticas contemporáneas en un entorno donde “otros llaman arte” a un proceso que combina saberes ancestrales y exploración conceptual.

La Sala Monumental presenta Poéticas del barro, etapa que consolida la madurez estética del maestro. Obras como El otro Ekeko o La Procesión de la papa, declarada Patrimonio Cultural de la Nación, integran materiales como yute, carbón y tierra natural para construir un lenguaje que vincula memoria prehispánica, expresionismo surreal y tradición popular.

Carlos García Montero, María Laura Hernández de Agüero, Elizabeth Dulanto y Armando Andrade.

Carlos García Montero, María Laura Hernández de Agüero, Elizabeth Dulanto y Armando Andrade.

Telmo Rojas Maza y Armando Andrade.

El MAM forma parte de la Fundación Gerardo Chávez, con la gerencia general por Telmo Rojas Maza y presidida por Bibiana Maza Gómez-Velázquez, que también gestiona el Museo del Juguete, el Museo CaféBar y la residencia Paiján. Desde 1983, con la creación de la primera Bienal de Arte de Trujillo, la fundación promueve estrategias descentralizadas orientadas a fortalecer tejido cultural y educación artística en el norte.

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