Con la capacidad de retener hasta mil veces su peso en agua, el ácido hialurónico se ha convertido en una de las sustancias más utilizadas en el campo de la medicina estética y la belleza.
Por Redacción COSAS
La preocupación por el cuidado físico ha ido incrementando con el pasar de los años, fenómeno que no sorprende a muchos. La exposición a un «canon de belleza ideal» se da todos los días a toda hora. ¿El culpable? Las redes sociales.
Espacios como Instagram, Facebook y Twitter, entre otros, están llenos de influencers que dicen tener el secreto para alcanzar esa imagen deseada. Esta capacidad científico-técnica, tan propia de muchas comunidades online, nos presenta un nuevo remedio milagroso cada mes.
¿La recomendación del momento? Echarse ácido en la cara para combatir el envejecimiento; ácido hialurónico para ser exactos.
¿Ácido en el rostro?
Que no cunda el pánico. El ácido hialurónico es, afortunadamente, uno de los pocos que podemos echarnos a la cara. Distinto al resto de ácidos convencionales, es hidrofílico, poseyendo una gran afinidad por el agua, lo que le permite absorberla y retenerla.
Puede que muchos no lo sepan, pero tenemos ácido hialurónico en las capas más internas de la piel. Este aporta volumen y turgencia a nuestras facciones por la presión que genera sobre el agua. Empero, cuando colocamos el mismo sobre la piel, sus moléculas son demasiados grandes para travesar nuestros poros.
Usos comerciales
Así, el ácido hialurónico se ha convertido en una de las sustancias más utilizadas en el campo de la medicina estética y la belleza. En el caso de las cremas antiedad, se queda en la superficie y, desde ahí, aporta hidratación y suavidad; pero no turgencia.
Para lograr turgencia, se aplica a través de inyecciones en la piel. Y, para los no fanáticos de las jeringas, siempre pueden añadirlo en forma de partículas lo suficientemente pequeñas como para atravesar los poros.
Articulaciones y demás
Por si fuera poco, también podemos encontrar hialurónico en nuestras articulaciones. Debido a sus propiedades mecánicas cumple dos funciones muy importantes: lubricante y protector en caso de impactos. Por ello, se prescribe desde hace años en forma de inyecciones intraarticulares para aliviar los síntomas de enfermedades articulares.
Por un lado, en condiciones suaves se comporta como un lubricante. De esta forma, cuando flexionamos el codo, el líquido de la articulación se acomoda para evitar que los huesos del brazo se rocen y haya dolor, que es lo que ocurre en la artrosis o la artritis. En condiciones intensas, es capaz de absorber impactos. Por eso no nos duelen las rodillas al aterrizar después de saltar.
Mucho más que un tratamiento de belleza…
Con una popularidad que sigue en incremento, uno puede encontrar el ácido hialurónico hasta en lentes de contacto. Su aplicación permite que no se generen inflamación y conserva mejor la humedad mejorando la experiencia de uso.
Entonces, ¿qué no puede hacer? La realidad es que en los últimos años se han estado trabajando aplicaciones revolucionarias. Trabajos en el campo oncológico y de células madres indican que solo los avances científicos nos dirán que le depara el futuro a este «remedio mágico.»
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