Por la coyuntura, hoy en día los centros de salud son los edificios que atraen más la atención. En este sentido, el Maggie’s Leeds Centre no pasará jamás desapercibido. Se trata de una institución británica dirigida a pacientes oncológicos, que reciben asistencia emocional en ambientes rebosantes de plantas y bulbos. Lo mejor: el equipo de diseño del proyecto fue liderado por un arquitecto peruano, Ángel Tenorio, de Heatherwick Studio.
Por Laura Gonzales Sánchez / Fotos de Hufton + Crow
Imagínese usted que está interactuando con su terapeuta mientras contempla un cuadro con la foto de sus hijos, un dibujo que alguna vez le hiciera un sobrino, o simplemente cualquier artilugio que lo hace sentirse como en casa, incluso mejor que en ella. Porque, además, se encuentra inmerso en un paisaje, con diecisiete mil plantas y veintitrés mil bulbos, que solo había visto en una película o, tal vez, disfrutado en un viaje. Este lugar existe, y se ubica al norte de Inglaterra, en la ciudad de Leeds, una de las regiones con más incidencia de cáncer del Reino Unido.
Precisamente, este Maggie’s Centre, el número 26, fue pensado para pacientes oncológicos que deben recibir soporte emocional. “Necesitan sentirse de alguna manera acompañados, y es por eso que se les da la posibilidad de que lleven un recuerdo. Sus objetos, con una historia tan particular, hacen que el espacio siga adquiriendo contenido emocional. Para lograrlo, hemos diseñado casi mil doscientos metros lineales de estantes y nichos en los cuales se combinan piezas de arte curados por nosotros y objetos de uso cotidiano”, explica Ángel Tenorio, líder del equipo de diseño.
El proyecto arquitectónico y de interiorismo, de indiscutible impacto social positivo y culminado hace algunas semanas, fue encargado al reconocido estudio de Thomas Heatherwick, en el que Tenorio, joven arquitecto peruano, se desempeña desde hace más de seis años. Él dejó su zona de confort en nuestro país –ejercía la docencia y simultáneamente trabajaba en el estudio García Milla-León– para comenzar en 2012 una maestría de Arquitectura y Urbanismo en la Architectural Association School de Londres, mientras colaboraba con el estudio de Zaha Hadid.
Alrededor del paisaje
Para esta obra, ubicada en el hospital St. James, donde todo el complejo estaba casi totalmente construido, hubo de coordinar, además, entre las compañías locales e internacionales ejecutoras. Se trabajó de la mano con Blumer Lehmann, la firma de estructuras de madera más vanguardista de Europa, y Balston Agius, que desarrolló un concepto de paisajismo inspirado en los bosques ingleses.
“Se usaron únicamente especies nativas para capturar la esencia de estar en medio de un bosque. Una mezcla de caducifolios, árboles altos, arbustos medianos y enredaderas, así como plantas estacionales que florecen en distintas épocas. Nos propusimos que los visitantes del centro sintieran que el edificio y la vegetación los abrazan desde su llegada. La biofilia ‘trabaja’ en el bienestar mental y psicológico de las personas, y es una herramienta que tratamos de implementar en todos nuestros proyectos”, explica Tenorio.
El edificio y los jardines se hallan intrínsecamente conectados, y en un diálogo por lo demás armonioso. A simple vista, no se deduce que la construcción del centro fue posterior, y menos que fue levantada, prácticamente, sobre un pedazo de grass circundado por la ruta donde pasan las ambulancias, una zona altamente transitada y que por obligación debe estar libre de circulación. Un cúmulo de restricciones que Heatherwick convirtió magistralmente en oportunidades.
Los materiales utilizados hacen que cada ambiente transmita calidez, esperanza, confort; esta última es prioridad. “Nos enfocamos en las propiedades físicas de los materiales desde la estructura principal, un tipo de madera fabricada completamente de pino procedente de bosques manejados ecososteniblemente. Un material que crece y se contrae con las estaciones, casi como si el edificio estuviera vivo”, señala el arquitecto peruano.
En cuanto a la tapicería de sillas, en las que se contempló que ayudaran a los usuarios con las diversas condiciones físicas, se usaron fibras orgánicas con una paleta de colores que remite a la naturaleza, de verdes, ocres y tonos arena.
Esta nota periodística se leería incompleta si dejáramos de mencionar al corazón del centro: la cocina. El estudio celebró la importancia de esta área social diseñando una mesa peculiar que sigue los mismos principios sobre los que se asienta el centro asistencial. “La base es de costillas fabricadas con la misma madera que se empleó en el edificio, y el tablero fue elaborado en corcho, que es un material resultante de insumos naturales, muy suave al tacto, y que posee propiedades acústicas que ayudan a generar esa atmósfera edificante y esperanzadora que guio el proyecto”, concluye Tenorio.
Fotos: cortesía de Heatherwick Studio
Artículo publicado en la revista CASAS #283