La firma peruana de acabados y revestimientos reivindica la historia y la belleza en cada una de sus piezas. Realizados a mano, los mosaicos de su catálogo rescatan las tradiciones y las técnicas que los artesanos han transmitido generación tras generación.
Por Redacción CASAS / Fotos de Eduardo Pedraza
Según el registro del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, en el Perú trabajan más de ochenta mil artesanos. Entre ellos, destacan aquellos dedicados a los oficios artesanales vinculados al sector inmobiliario. Por ejemplo, Casa Rosselló cuenta entre sus colaboradores con veinte expertos en la fabricación de mosaicos. Una técnica que requiere no solo un fino trabajo en el diseño del molde, sino también gran esmero a la hora de trabajar la materia prima (cemento, marmolina y óxidos naturales) para mezclarlos con agua y encontrar la textura y los colores perfectos. Es un trabajo que requiere mucho arte y sentido de la perfección. Por ello, muchos de los artesanos de la empresa se dedican a transmitir las técnicas de un oficio ancestral que se remonta a la época del Imperio romano.
“Nosotros tenemos una línea de mosaicos empastados y baldosas hidráulicas en la que gran parte del proceso de fabricación se realiza a mano. Esta actividad rescata tradiciones y técnicas que han estado presentes en nuestra empresa por varias décadas. A través de la instrucción de persona a persona, este conocimiento no se pierde”, explica Javier Martinelli, gerente general de Casa Rosselló, quien señala que no es el único beneficio del trabajo a mano. Además, tiene un efecto positivo en el cuidado del medio ambiente.
“Los productos que son cien por cien artesanales, como los de nuestra línea de mosaico empastado, tienen ese potencial. No desperdician materias primas. Estas piezas destacan, además, por su prolongada vida útil. Por ejemplo, nuestros mosaicos pueden durar hasta cien años. Adicionalmente, con el paso del tiempo, esos productos resaltan por su acabado retro”, añade Martinelli.
Justamente, la época en que vivimos ha revivido el valor de este tipo de productos. Los confinamientos prolongados, causados por la pandemia de COVID-19, han hecho que las personas presten más atención a los detalles del hogar. “Tener ambientes acogedores hoy ha cobrado mucha importancia. Por ello, el trabajo de los mosaístas y los revestimientos artesanales es más relevante que nunca”, finaliza Martinelli.
Artículo publicado en la revista CASAS #291