El National Enquirer persiguió al fundador de Amazon y la presentadora de noticias Lauren Sánchez por cuatro meses a lo largo de cinco estados. Horas después de que el magnate anunciara su separación, el medio ha publicado el material que acredita su infidelidad.
«Tuvimos una gran vida juntos como matrimonio (…) A pesar de las etiquetas, seguimos siendo familia y queridos amigos», escribió Jeff Bezos en sus redes sociales, informando que el divorcio era inminente. Tras veinticinco años juntos, él y su hasta entonces esposa, McKenzie Bezos, ponían fin a su matrimonio.
— Jeff Bezos (@JeffBezos) January 9, 2019
No obstante, poco después del anuncio oficial, el National Enquirer revelaría que la ruptura no fue tan amistosa como apuntaba el magnate.
En una investigación sin precedentes, la revista siguió al empresario y a su amante, la periodista y amiga de la familia, Lauren Sánchez, por «más de 64,300 kilómetros durante cuatro meses». El resultado es una publicación bomba que recoge los comprometedores mensajes que intercambiaba la pareja.
The magazine the world is talking about hits newsstands in Michigan, the Carolinas, Georgia, Chicago, Los Angeles, Sacramento, San Diego and Seattle tomorrow. #enquiringmindswanttoknow pic.twitter.com/77xqdjwsAH
— National Enquirer (@NatEnquirer) January 10, 2019
Al descubierto
«Te quiero oler, te quiero respirar. Quiero mostrarte mi cuerpo, besarte los labios, te amo. Estoy enamorado de ti», declaraba Bezos a su amante. Según National Enquirer, la relación comenzó hace ocho meses, cuando ambos estaban casados. Por aquel entonces, Sánchez sostenía una sólida relación con el agente de Hollywood Patrick Whitesell, con el que tiene dos hijos.
Al parecer, el CEO de Amazon y padre de cuatro niños solía viajar con Lauren a destinos exóticos a bordo de su jet privado, además de mantener citas secretas en fincas y hoteles de lujo. MacKenzie se habría enterado del affaire de su marido mirando precisamente los registros de su vehículo, donde casi siempre aparecía el nombre de su vieja amiga.
Pero hay más. Bezos enviaba selfies eróticos y los mensajes iban iban subiendo de tono a medida que la relación se afianzaba. «Te echo de menos. Quiero besarte ahora mismo y penetrarte lenta y suavemente. Y tal vez por la mañana te despierte y no sea tan amable contigo», le decía a la reportera.
Pero no todo era lujuria. También le dedicaba palabras de afecto, en lo que parece ser una historia que va más allá de lo meramente sexual: «Estoy tan lleno de amor por ti. Mi corazón está creciendo solo para que pueda tener espacio para ti. Es más grande de lo que nunca ha sido y todavía se está hinchando».
Millonario divorcio
Bezos, poseedor de una fortuna que supera los US$ 120,000 millones, quiso comprar la primicia a la revista. Sin embargo, la amistad del director de la publicación con Donald Trump, enemigo declarado del también dueño de The Washington Post, pudo más.
Ahora debe enfrentar lo que parece ser el divorcio más costoso de la historia. Se sabe que la fortuna de la familia pertenece prácticamente a Jeff, ya que él maneja el 16,1% de las acciones de Amazon a título personal —la compañía está valorizada en US$ 810,000 millones en bolsa—, mientras que MacKenzie no tiene ninguna participación en la empresa.
Además de las compañías antes mencionadas, el patrimonio de Bezos incluye una empresa de viajes Blue Origin, los supermercados Whole Food y un imperio inmobiliario que supera los US$ 250 millones. Una casa en Washington, dos en Beverly Hills, un antiguo museo y cuatro apartamentos en Central Park figuran entre sus propiedades.
De momento el divorcio más caro ha sido el del magnate ruso Dmitri Rybolovlev, quien tuvo que pagar US$ 4,800 millones a su esposa Elena. Unos meses después, el financiero Chris Hohn tuvo que cederle el 36% de su fortuna —aproximadamente US$ 680 millones— a su expareja. Pero ambas rupturas quedarían eclipsadas si MacKenzie decide acogerse a las leyes de Washington y solicita el 50% de los bienes obtenidos su marido durante el matrimonio.