Fela por Badu

El vastísimo catálogo dejado por el nigeriano Fela Kuti puede ser abordado desde perspectivas muy diferentes, como parece haberlo entendido algún ejecutivo de Knitting Factory Records iluminado por la buena estrella del patriarca del afrobeat, pues este sello viene convocando desde hace ya algunos años a músicos de distintas tendencias para que hagan una suerte de ‘curaduría’ del espectacular legado del artista y revolucionario fallecido en 1997.

Tras Brian Eno, Questlove y Ginger Baker (ex colaborador de Fela y su banda Africa 70), ahora llegó el turno de Erykah Badu, quien en “Fela: Vinyl Box Set 4” ofrece una irresistible selección de algunas de las obras que ella juzga esenciales en su discografía. Son casi tres horas y media de música incendiaria y subversiva, pero siempre accesible: aunque el llamado a la insurgencia está siempre latente, estas piezas largas, tórridas y seductoras son en realidad el mejor pretexto posible para tomar por asalto cualquier pista de baile. Un artefacto esencial para coleccionistas.

Identidad desconocida

“Chino no es un solista, ni una banda. Chino puede ser hoy una persona y mañana un grupo”, indica la enigmática nota de prensa de este nuevo lanzamiento del sello peruano A Tutiplén, el mismo que justamente algunos meses atrás puso en circulación otro muy buen disco de un artista (¿banda?, ¿dúo?, ¿robot?) que prefiere apostar por el riguroso anonimato (Grita Lobos) al momento de enfrentar su trabajo con el público. Pero lo que Chino propone en “II” es muchísimo más convencional, muy cercano a lo que se esperaría de, digamos, un cantautor (en el estilo, por ejemplo, del genial rockero argentino Francisco Bochatón), que de un émulo de Daft Punk o MF Doom.

Y la verdad es que una propuesta como esta, que se sostiene en la calidad incuestionable de un puñado de canciones que transitan por los tópicos habituales del pop (amor, desamor y los estadios intermedios), resulta tan refrescante como expansiva: ojalá que, por una vez, la frecuencia modulada local esté prestando atención.

 

Carnaval pop

La británica Charli XCX, quien a juzgar por el éxito de algunas de sus canciones y colaboraciones para colegas ilustres (desde Icona Pop hasta Iggy Azalea) debería ser mucho más popular de lo que es, lanzó dos mixtapes el año pasado, y la libertad y flexibilidad de ese formato –lejos de la interferencia de los ‘popes’ de la industria– han permitido que su talento para confeccionar hits instantáneos (pero casi nunca predecibles) se desate como nunca antes. De hecho, podemos argumentar que “Pop 2”, lanzado en diciembre pasado (la mixtape anterior, “Number 1 Angel”, había aparecido meses antes), es su mejor producción hasta el momento. Con un amplio y heterogéneo inventario de colaboradores (Carly Rae Jepsen, Tove Lo, la drag queen brasileña Pabllo Vittar, la rapera Cupcakke, etc.), este es un disco que nunca pierde intensidad, con su perfecta mixtura de pop electrónico, hip hop de avanzada y ganchos y estribillos que podrían propiciar el resurgimiento instantáneo de la carrera de cualquier princesa del pop caída en desgracia.

El año de my Bloody Valentine

Dado que 2018 ha empezado algo apagado en lanzamientos discográficos de genuino interés, mejor nos anticipamos a lo que vendrá próximamente. Algunas de las novedades que animarán este 2018 en los meses venideros serán, entre muchas otras, las producciones que presentarán bandas y artistas como Jack White, Bruce Springsteen, Vampire Weekend, MGMT y Franz Ferdinand. Pero un anuncio que genera particular entusiasmo es el que efectuó días atrás Kevin Shields, líder de la banda de culto británica My Bloody Valentine, al portal Pitchfork: además de cumplir la promesa de poner en circulación nuevas reediciones en vinilo ‘análogo’ de sus dos primeros discos –los clásicos “Isn’t Anything” (1988) y “Loveless” (1991)–, que deberían estar disponibles a fines de este mes de enero, MBV editará un nuevo álbum con canciones originales. Shields, quien afirmó que está “100% seguro” de que el disco nuevo saldrá este año, adelantó además que este duraría “unos 40 minutos” y estaría compuesto por siete u ocho canciones.

Tras marcar un antes y un después en la escena alternativa de su tiempo con una propuesta estilística en la que el ruido, la melodía y la distorsión confluían en un magma sonoro que hasta entonces no tenía parangones, My Bloody Valentine prácticamente desapareció del mapa (salvo por la ocasional gira “de reencuentro”) hasta su sorpresivo y estimulante retorno a los estudios de grabación con el excelente “m v b”, de 2013.

Aunque por ahora no tiene fecha de salida, la aparición del cuarto álbum oficial de My Bloody Valentine será uno de los grandes acontecimientos musicales de este año que recién comienza.