Antes de iniciar su gira por Latinoamérica, Ben Goldwasser, uno de los genios creativos detrás de la banda de indie rock más bailada del presente siglo, nos contestó el teléfono desde su casa en Brooklyn. Conversamos sobre su ya clásico disco “Oracular Spectacular”, que cumple diez años, la magia negra como metáfora para interpretar la coyuntura política del régimen Trump, y sobre su retorno a Lima para tocar en el Veltrac Music Festival.
Por Renato Velásquez (@velasquezrenato)
“She Works out too much”. “When you die”. “Time I spent looking at my phone” (“TSLAMP”)… algo de crítica social con hedor a pesimismo se filtra en el nuevo disco de MGMT, que ha salido a la luz cinco años después de que Andrew Van Wyngarden y Ben Goldwasser decidieran tomarse un break para dilucidar qué hacer con sus vidas, antes de continuar con esa gira interminable en la que se embarcaron desde que en el 2008 sus canciones se volvieran omnipresentes.
¿Quién no ha bailado alguna vez a MGMT? Hasta los que no son adeptos a la música indie han tarareado “Time to Pretend” al final de la primera temporada de Gossip Girl o han escuchado “Kids” de casualidad en la radio.
Dicen los críticos que había mil bandas como ellos en Nueva York en esa época, pero que los afortunados Andrew y Ben recibieron un email de Columbia Records a finales de 2006, cuando la dupla ya no tocaba junta hacía más de seis meses y cada uno andaba por su lado. Columbia los convenció poniendo a su disposición a un súper productor: Dave Fridmann (The Flaming Lips, Mercury Rev, Spoon), un visionario que los ayudó a encontrar “su sonido” y los convenció de reducir el nombre de la banda de Management a MGMT.
“Estamos emocionados por regresar a Lima. La pasamos muy bien la última vez que estuvimos ahí”, dice al otro lado del hilo, Ben Goldwasser.
Solo tenemos diez minutos para la entrevista, así que arrancamos ya.
¿Cómo describirías “Little Dark Age”?
Creo que, en muchos sentidos, este álbum se mueve en una atmósfera de oscuridad, pero que nosotros no buscamos adrede, sino que se fue dando por el momento que atravesamos nosotros mismos, y también por la situación de la sociedad en general. Pero también creo que tiene una energía especial que ha hecho que conecte con la gente. Creo que es el disco más oscuro que hemos hecho hasta ahora.
Ya que hablas de oscuridad, el video de “Little Dark Age”, la canción que da nombre al disco, tiene cierta onda vampírica. ¿Ustedes escribieron ese guion?
Trabajamos muy de cerca con los directores y los guionistas para participar en la gestación de las ideas. Pero son los guionistas quienes finalmente interpretan nuestras canciones con su visión audiovisual. Y, en este caso, salió mucho de magia negra.
¿Crees en la brujería y ese tipo de cosas?
(Risas) No lo sé. No he visto pruebas de que exista, pero sí la considero un concepto muy fuerte para hablar de los acontecimientos políticos en Estados Unidos ahora mismo. Personalmente, siento que se está haciendo mucha brujería en la política del país.
¿Qué bandas o sonidos influyeron en este álbum?
Muchísimos. Pero yo diría que la base es de los años 80, ahí se mezclan el post punk y la música electrónica con lo que veníamos haciendo en los anteriores discos.
Han pasado diez años desde que “Oracular Spectacular” vio la luz. Muchos ahora lo consideran un álbum clásico del indie rock…
Es abrumador cuando la gente se me acerca y me dice que ese disco los transporta a otros tiempos de su vida, que los pone nostálgicos… resulta extraño para mí. Sin embargo, es muy cool cuando esa canciones son coreadas de memoria por la gente. Me gusta tocarlas porque sé que alguien entre el público está recordando en ese preciso instante dónde estaba cuando la escuchó por primera vez, o algunos momentos importantes que haya vivido con esas canciones de fondo… finalmente, eso es lo que hace especial a la música: crear emociones, más allá de repetir una canción una o mil veces.
¿Cómo es su proceso creativo?
Normalmente la música viene primero y luego intentamos contar la historia de esa melodía en las letras. Otras veces, ya tenemos la historia en la cabeza y tratamos de averiguar cómo debería sonar esa historia.
En este disco, a Dave Fridmann (su productor de siempre) se ha sumado Patrick Wimberly, alguien tan ecléctico que es capaz de colaborar con Orange Blood y con Beyoncé. ¿Cómo ha sido trabajar con él?
Él realmente entiende cómo mantener a los músicos motivados durante esa experiencia alucinante que es crear un disco. Eso es muy importante: mantener esa energía siempre intacta para que luego solo quede lo mejor de lo mejor en el disco. Sobre todo en nuestro caso, que solo somos Andrew y yo, y luego debemos explicar lo que queremos a toda una banda y cómo debería de sonar.
¿Qué podemos esperar del concierto en Lima?
Un show incluso mejor que el de la última vez.
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