Las nuevas tecnologías han permitido que surja un modelo de aprendizaje accesible, y flexible, para todos: la educación online. Hoy, gracias a ella, es posible estudiar en cualquier parte del mundo, a cualquier hora y a un ritmo personalizado.

Por Manuel Coral González

En un mundo cada vez más globalizado y con un mayor índice de competitividad en todos los rubros laborales, es necesario –por no decir imprescindible– que los profesionales se mantengan en un ritmo de aprendizaje continuo. Sin embargo, debido a nuestro agitado ritmo de vida, no es exagerado decir que, hoy en día, el tiempo del que disponen las personas para cultivar su educación queda corto.
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En contraparte, gracias a internet y a la evolución de la tecnología, se ha logrado que el acceso a los conocimientos se encuentre apenas a un clic (si se utiliza una computadora) o a un dedo de distancia (si se utiliza algún tipo de smartphone).

“En las décadas de los setenta y los ochenta, en el Perú había un mercado para lo que se conocía como educación a distancia. Se trataba de cursos por correspondencia que permitían a los estudiantes hallarse en lugares muy alejados de los centros de formación”, recuerda Daniel Flores Bueno, profesor de Nuevas Tecnologías para el Aprendizaje de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Y agrega: “Hoy, con la irrupción de las nuevas tecnologías, esto ha cambiado: ya no son las cartas, sino la web o las distintas plataformas de comunicación a través de la red las que permiten comunicarse e interactuar con personas que se encuentran a miles de kilómetros de distancia”.

En ese sentido, es importante señalar que la educación online trabaja con distintos grados de combinación relacionados con la ubicuidad y la presencialidad de sus usuarios, y brinda a sus beneficiarios la posibilidad de acceder a nuevos conocimientos a través de diversas plataformas adaptativas, que pueden ser personalizadas y se adecúan al ritmo de vida y a los horarios de cada persona, sin perder la calidad educativa que podría encontrarse en un aula de clase. “Esta modalidad es ideal para aquellos que han alcanzado la capacidad de autonomía y autoeficacia. Eso quiere decir que se hacen responsables de su educación y se organizan para cumplir con todas las tareas que conlleva educarse, ya sea de modo virtual o real”, apunta Flores Bueno.

Educación Online

La Unesco señala que, debido a la transformación digital, se ha producido el fenómeno denominado “masificación de la educación superior a nivel global”.

No obstante, “como diría el economista indio Pankaj Ghemawat, creer que la educación online remplazará a la presencial supone no darse cuenta de que ambas pueden convivir y aprovechar lo mejor de cada una. Dicho esto, debemos reconocer que la modalidad online nos permite estar conectados con las últimas tendencias en el campo del conocimiento en el que estemos trabajando”, reflexiona el especialista en nuevas tecnologías.

En el Perú, universidades como la UPC, la Universidad de Lima, la USIL, entre otras, ofrecen diversos cursos online dirigidos a estudiantes de pregrado y posgrado. Mientras que a nivel internacional, además de la amplia oferta de maestrías y diplomados online que exhiben las principales universidades del mundo, uno de los casos más simbólicos asentados en este nicho es el de la universidad estadounidense Minerva, la primera en ofrecer sus carreras de pregrado en formato online, sin necesidad de contar con un campus físico y con una base académica que la equipara a instituciones como Harvard o el MIT.

Perspectiva a futuro

“Lo importante es entender que la educación online es una modalidad educativa que surge debido a una necesidad de formación continua y a causa del poco tiempo del que disponen las personas, teniendo como una de sus características más importantes la facilidad de acceder a ella en el momento que uno desee”, dice Lea Sulmont, miembro del Consejo Nacional de Educación del Perú.

Sulmont también señala que existen ciertos prejuicios sobre esta modalidad que deben ser esclarecidos. “En la mentalidad de muchas personas está la idea de que este modelo educativo puede ser de menor calidad, porque piensan que, si no tienes contacto o no compartes un espacio con algún compañero, no estás aprendiendo. Eso no es correcto”.

Es fundamental que los contenidos que se encuentran en las plataformas digitales tengan un buen diseño, una actualización continua de estas y, sobre todo, sean preparados por especialistas. Un ejemplo de ello son los MOOC (Massive Open Online Courses, por sus siglas en inglés), a través de los cuales las universidades ofrecen cursos gratuitos online, de acuerdo con la necesidad y la especialidad de sus usuarios.
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“En la actualidad, las empresas valoran como un plus que una persona pueda seguir un MOOC y que lo haya desarrollado bien, porque eso demuestra que tiene habilidades de organización, persistencia, pensamiento crítico y, en especial, autosuficiencia. Terminar un curso online, aunque no se crea, es trabajoso”, reflexiona Sulmont.

Educación online

La modalidad online permite más accionables”. combinar los métodos educativos tradicionales con herramientas propias de la tecnología.

Debido a lo demandante que resulta estudiar un curso o, incluso, una carrera online, existen dos componentes que deben ser combinados para una óptima performance: desarrollar habilidades digitales mínimas y habilidades socioemocionales como la empatía y la comunicación asertiva. “La recomendación es: desarrolla fuertemente las habilidades que te hacen mejor persona y solo así las habilidades digitales van a enriquecer tu potencial creativo y comunicativo. A la inversa no sucede”.

La pregunta es: ¿qué hacer con las próximas generaciones que tendrán a su disposición estas herramientas tecnológicas para mejorar su aprendizaje? “Es necesario que se formen personas que aprendan a desarrollarse autónomamente a través de las nuevas tecnologías. El mundo está cambiando; no podemos pretender aprender de la misma manera, sentados en un pupitre escuchando a una persona. La educación online no solo es una herramienta de formación muy importante, sino de acceso a la equidad”, concluye Sulmont.

Crehana, modelo peruano

Desde su fundación en 2015, Crehana percibió que la educación online ha abierto las puertas a que más personas puedan acceder a una educación de calidad, al mismo tiempo que reducen sus costos de inversión. La startup ofrece cursos online como Ilustración y Dibujo, Marketing Digital, Fotografía, entre otros. “Crehana se desarrolla junto con las nuevas generaciones.
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Nuestra intención es seguir trabajando codo a codo con ellas, nutriendo sus conocimientos y llevándolas a proyectos personales exitosos”, dice Diego Olcese, CEO y Co-Funder del emprendimiento.

La startup cuenta con más de novecientos mil alumnos alrededor del mundo, cuyas edades oscilan entre los 20 y los 25 años. “Nuestra metodología apertura la educación a un modelo más práctico, personalizado y con gran soporte de profesores y mentores online, en correlación con esta increíble era digital, que cada vez nos muestra más accionables”.