Una de las mejores maneras de aprovechar el tiempo –estemos o no en cuarentena– es con un libro. Y si se quiere compartir algo útil, nada mejor que recomendaciones de nuevas lecturas. A continuación, la gestora cultural Natalia Majluf, la dramaturga Mariana de Althaus y el historiador Mauricio Novoa, nos cuentan qué están leyendo.
Por: Redacción COSAS
Natalia Majluf, gestora cultural
“En estos días estoy terminando un viejo proyecto, un libro sobre el pintor Francisco Laso que traza la historia de los orígenes del indigenismo moderno. La cuarentena me está permitiendo profundizar y completar algunas ideas, que se van afinando con nuevas lecturas. Me ha resultado de gran utilidad encontrarme, por ejemplo, con los ensayos del filósofo húngaro Gyorgy Markus sobre el desarrollo del concepto de cultura en la modernidad. Y en una perspectiva regional, está siendo muy interesante la revisión de ‘El espejismo del mestizaje’, del boliviano Javier Sanjinés, que explora procesos similares a los que estoy intentando entender.
Pero no todas mis lecturas se relacionan con el trabajo. Estoy aprovechando también el encierro para volver a la ficción, que hace mucho abandoné por falta de tiempo. ‘El ladrón y los perros’ de Naguib Mahfouz me ha impresionado. Finalmente, la triste noticia de la muerte de Gérald Taylor hace apenas días en París me ha conducido de regreso a su traducción del manuscrito de Huarochirí, un texto fundamental, cuya lectura debería estar mucho más extendida”.
Mariana de Althaus, dramaturga
«Compré ‘Beloved’, de Toni Morrison, cuando estudiaba en la universidad y recién he podido leerlo. Creo que ha estado bien postergar su lectura, no creo que a los veintitantos años habría podido comprenderlo. Es una historia terriblemente hermosa y desgarradora sobre realidad de las personas afroamericanas en la época de la esclavitud en el seno de una familia de mujeres, madres e hijas atravesadas por el abuso y el amor más profundo. No sé cómo engancha con mi proyecto personal de escritura, quizá el tema del daño que puede llegar a realizar una mujer a una hija con tal de protegerla, la herida incurable que deja el golpe del amor adolorido de una madre”.
Mauricio Novoa, historiador
“’Vanished Kingdoms: The Rise and Fall of States and Nations’ pasa revista a entidades desaparecidas. En diecinueve estudios de caso, que van desde Tolosa (418-507) hasta la Unión Soviética (1924-91), el libro repasa la historia de reinos, estados, países e imperios extintos. Posiblemente el mayor mérito de Norman Davies, su autor y profesor en Oxford, consiste en dar vida a estas entidades, calibrar su importancia y explicar su desaparición.
Al sobreponerlas en el actual mapamundi, el lector comprende que la historia está hecha de continuidades, pero quizá más frecuentemente de desvanecimientos y puntos finales.
Cada capítulo abre con un ejercicio de arqueología cultural; se ensaya descubrir qué queda de esos estos viejos estados en la vida de los actuales territorios y ciudades sobre los que se asentaron. La conclusión es a menudo terrible: Saboya el motor de una unidad italiana es hoy una provincia francesa; Constantinopla, la capital de Bizancio, una metrópoli islámica; y Coburgo, la cuna de la realeza europea del siglo XIX, una minúscula ciudad alemana.
Los ejércitos, universidades y modos de vida que emanaron del reino de Prusia o la mancomunidad de Polonia-Lituania, terminaron virtualmente aniquilados. En otros casos se habla más de bien de experimentos con distinto grado de fugacidad como Etruria, Montenegro o Rusyn.
Inevitablemente la lectura del libro va hilando una cierta nostalgia sobre los mundos idos. Pero más importante acaso, ‘Vanished Kingdoms’ nos recuerda que, a decir de Héctor Lavoe, todo tiene su final: aun aquellos estados donde floreció el esplendor, la gloria y fama”.