Peruana en Barcelona, mientras Paola Vecco cursaba el master en tipografía avanzada en EINA (Centre Universitari de Disseny i Art de Barcelona), se le ocurrió que la mejor forma de terminar no solo su maestría sino su estadía en la Ciudad Condal, sería meterse a un tema todavía controversial: la herencia del colonialismo en Perú. Así nace Tocapu, letras inspiradas en los mantos prehispánicos, pero a la vez influenciadas por una sociedad peruana fruto del mestizaje.
Hoy, una de las tipógrafas destacas del país cosecha menciones con una creación compleja y a la vez representativa. Primera de la maestría, expuso Tocapu en Pangramme, una de las muestras más importantes de estudiantes de diseño en Francia, y su fuente ha sido mencionada en varias publicaciones especializadas, tanto en España como Alemania. Paola también ha sido invitada a escribir para las Alphabettes, comunidad mundial de tipógrafas que intenta crear un balance en una profesión dominada por hombres. Próximamente Tocupu entrará al circuito comercial.
Conversamos con ella sobre su vocación y sus inspiraciones.
¿Cómo decides especializarte en tipografía?
Soy diseñadora gráfica. Empecé en Infinito, uno de los estudios de branding más grandes de Lima. La tipografía es mi parte favorita del diseño, pero cuando trabajas no la exploras tanto. Además, Perú no tiene tipógrafos destacados y en las escuelas de diseño te enseñan algo muy básico. Terminas aprendiendo tú sola, investigando y con la práctica. Como no me satisfacía decidí buscar cursos fuera, por simple curiosidad. Mi primera parada fue Argentina. Me fui 7 meses a hacer caligrafía.
¿Por qué caligrafía?
Para diseñar letras, hay que entender a las letras. Mucha gente aprende y trabaja un poco por imitación, y es válido, pero no aprendes todos los porqués. A eso iba con aprender caligrafía primero. Una letra tiene gruesos y delgados porque es el resultado de trabajar con pluma. Hacer caligrafía te enseña de forma orgánica cómo y porqué cada letra es de la forma que es. Sin esa base puedes tener una letra con problemas de proporción.
¿Hacer caligrafía es como suena? ¿Como niños aprendiendo a escribir?
¡Aprendiendo letras tipo parte de matrimonio! (Risas) Aprendes la técnica para hacer letras de alfabetos formales y a manejar la pluma. Y sí, se trata de hacer líneas. Repetir y repetir hasta que te rindas o te salga perfecto.
¿Cuál fue tu siguiente paso?
Luego hice lettering, que va más para el lado del dibujo. La idea es que las letras funcionen entre sí para apoyar un concepto. Piensa por ejemplo en un logo. Regresé a Lima contenta, porque había aprendido un montón y conocido mucha gente que disfrutaba el tema como yo, pero no bastaba. Ahorré un año y luego me fui a Barcelona. Hice caligrafía con Keith Adams, un inglés muy reconocido. También llevé arquitectura de la letra con Laura Meseguer Íñigo Jerez, y Andreu Balius, todo como parte del postgrado.
¿De dónde sale la idea de una tipografía inspirada en el mestizaje?
Surgió estando en España y pensando en casa. También me inspiré en que muchos países tiene una tipografía símbolo. Si piensas en Helvética, piensas Suiza, Bodoni te manda a Italia. La idea era que no se vea específicamente peruana, sino capturar el mestizaje. Los incas no tenían un «alfabeto», pero tenían los tocapus que tal vez hayan sido una especie de escritura o un intento predecesor. Mezclé tocapus con tipografías mecánicas europeas. El reto era lograrlo sin que el resultado fuera muy efectista o exagerado, porque la letra no puede interrumpir la lectura fluida del texto.
Por Alejandra Nieto