Un hecho histórico. El pasado sábado el MALI llevó a cabo la primera subasta en línea de Latinoamérica, superando el monto que se había anticipado alcanzar. Los ingresos de esta acción sin fines de lucro serán destinados a apoyar al Museo de Arte de Lima, que tras la pandemia lucha por sobrevivir.
Por Isabel Miró Quesada
Este año se cumplieron 25 años ininterrumpidos de la subasta del MALI, «un cuarto de siglo de compromiso y trabajo arduo en las buenas y en las malas», como lo anunció el presidente del Comité de Subasta MALI, Armando Andrade. «25 años después estamos hoy haciendo honor a las palabras de Walter Piazza (fundador de esta acción filantrópica) ‘lo importante de cualquier iniciativa es que tiene que perdurar en el tiempo y lo difícil es hacerlo en los momentos difíciles’. Acá estamos Walter recordándote», puntualizó Andrade.
El público, a través de sus pujas parece haberle dado la razón a Andrade. En un país como el nuestro el diseño tiene enormes posibilidades tanto sociales como económicas pues tenemos un país con mucho conocimiento, tradiciones ancestrales y una enorme diversidad de materiales que deberían formar parte de nuestra vida diaria.
Según Gonzalo Li, arquitecto y miembro del Comité de Subasta, «es importante resaltar que somos un ejemplo de lo que puede hacer un grupo humano con compromiso por el arte. Lo que logra el entusiasmo y filantropía por apoyar al desarrollo del coleccionismo en el Perú. El diseño, es una fuente inagotable de inspiración, con tantas aristas por develar y profundizar. Nuestro catálogo y nuestra subasta en línea son un hito histórico para cualquier museo en Latinoamérica.
La primera subasta online de arte en el continente y los conversatorios TU/YO MALI
«Si tuviera q definir la experiencia con una sola palabra, diría “aprendizaje”, afirma Lucía de la Puente, miembro del Comité de Subasta. «Hemos aprendido a revertir una situación adversa con creatividad dándole importancia y difusión no solo a las obras elegidas sino, y por sobre todo, a los artistas y artesanos detrás de cada pieza», menciona refiriéndose al ciclo de conversatorios TU/YO MALI que tuvo lugar durante los meses de aislamiento, y a través del cual se dio un espacio a cada uno de los artistas cuyas obras fueron subastadas.
«¡El conocer de primera mano, sus historias, trayectoria, maneras de trabajar, sus espacios y los diferentes ángulos de acercamiento al amplio espectro del diseño ha sido realmente enriquecedor!» Agrega la primera galerista peruana. «Aprendizaje también en crear una plataforma semanal de difusión del arte (su propio nombre lo sugiere TU/YO MALI) y culminar con una subasta online q permite llegar a un público mucho más amplio en cualquier latitud. ¡Una verdadera y efectiva internacionalización de nuestro arte en tiempo real!», subraya con merecido entusiasmo. «Se ha trabajado sobre la marcha, aprendiendo y haciendo camino al andar. ¡Un gran aprendizaje de trabajo en equipo con la camiseta del MALI puesta!», finaliza.
Según Natalia Delgado, productora ejecutiva de la subasta, «los conversatorios en línea se convirtieron en un testimonio del enorme acervo cultural que poseemos como país y nos dejó un material invaluable de registro histórico. Participaron más de 50 creadores, artistas, diseñadores y arquitectos. Creamos una comunidad de más de 2000 personas activas que nos siguió fielmente conectados durante 23 semanas. En redes logramos impactar a 720,000 contactos».
«La situación inédita del COVID-19 cambió la forma de relacionarnos y nos obligó a comunicarnos de una forma distinta», opina también Úrsula Vega. «Nuestra primera subasta virtual no sólo ha permitido tener presencia de manera exponencial en diferentes partes del mundo sino que muchas personas nuevas también participaron con nosotros».
Se anuncia un comité de adquisiciones de obras de diseño
«No es gratuito ni coincidencia que esta importante subasta de aniversario sea de diseño», explica Armando. «El diseño es una disciplina de vital importancia en la vida diaria. No nos percatamos de ella pero dormimos, vestimos, comemos interactuamos, soñamos, trabajamos y vivimos en entornos y objetos diseñados, cuya extrema finalidad es mejorar nuestro nivel de vida. Y si encima nos trae un una cuota de belleza que nos inspira e invita a la ensoñación mucho mejor».
La subasta buscó compendiar una visión amplia del diseño. Y, según Andrade, «es solo la punta del iceberg pero demuestra la variedad, el talento y las capacidades que tenemos aun dormidas y listas para despertar y convertirnos, como en la gastronomía, en un país exportador de talento y de cultura. El diseño peruano puede conquistar el mundo».
Por eso, a partir de esta experiencia el MALI buscará fortalecer su hoy todavía pequeña colección de diseño a través de la formación de una nueva entidad: un nuevo comité de adquisiciones de obras de diseño. Este grupo estará encargado de crear la más importante colección en este rubro en nuestro país. De esta manera, las siguientes generaciones tendrán la posibilidad de contar con un panorama histórico y amplio de lo que significa el diseño en el Perú. «Quisiéramos ver un museo lleno, vital, democrático donde podamos deslumbrarnos aprender soñar y sobre todo jugar sentirnos en casa con nuestro acervo», sostiene Andrade.
Cabe mencionar, que las piezas que actualmente forman parte de la colección de diseño del MALI han sido generosas donaciones claves como la de Beba de Izcue, con la colección de las hermanas Izcue , y la de Petrus Fernandini que con el apoyo de la familia Espinoza y Sánchez, incorporó piezas importantes de Antonino Espinoza y Camilo Blas.
Subasta en tiempos de pandemia
«Una subasta virtual era algo nuevo para todos nosotros como equipo organizador, pero también para el país. Nunca se había hecho una subasta virtual de arte», explica Natalia Delgado. «No sabíamos qué esperar, cómo respondería la gente. ¿Cómo plantearnos una meta de algo que nunca habíamos hecho antes? Finalmente decidimos establecer los objetivos bajo una mirada positiva. Tomamos como referencia los éxitos obtenidos la edición anterior, y ajustamos los porcentajes en coherencia con la coyuntura actual», explica.
«Cuando vimos que a la mitad de la subasta ya habíamos llegado a la meta nos miramos entre todos. No fueron necesarias las palabras, los ojos nos brillaban de alegría. A pesar de todas las adversidades, habíamos superado la meta en un 40%, el 90% de los lotes habían sido vendidos».
Desde Cosas felicitamos el éxito de esta transformación digital. Será un salvavidas para el museo más completo de arte del país, así como una acción de aliento para nuestros artesanos, diseñadores y artistas.