“Me genera temor que los gobiernos operen en el campo de la literatura”. El Nobel peruano subrayó la necesidad de mantener la independencia del campo literario. Habló de la libertad y del idioma español, más allá de la polémica que precedió su llegada.
Por Mariana Valle, desde Buenos Aires
Polémica y primeras palabras en Buenos Aires.
El Premio Nobel peruano ya está en Buenos Aires y arrancó la serie de charlas en que participará durante la Feria del Libro.
Si bien su llegada estuvo precedida de polémica -se había anunciado un acuerdo con la Fundación El Libro que parte de sus directivos rechazaban-, finalmente la primera de esas charlas tuvo lugar el pasado viernes por la tarde y se anunció como la puesta en marcha de ese acuerdo, que se firma con la Cátedra Mario Vargas Llosa.
“La cátedra surge para facilitar la vida de los escritores, los que tienen una vida muy difícil en nuestros países”, dirá pronto Vargas Llosa. Por eso organizan concursos, premios. Esto es lo que harán, finalmente, junto con la Fundación El Libro: un concurso de cuentos.
¿Por qué lo rechazaban algunos? Porque Vargas Llosa pertenece a la Fundación Libertad, una usina de ideas de derecha.
Pero ahora es el acto y quienes están aquí admiran al Nobel peruano. “Ese gordito que está ahí parece el hijo”, comentan dos mujeres sobre un hombre de mediana edad con saco gris. Parece, pero no es: su hijo Álvaro es otro, que llega junto a Mario Vargas Llosa, secundado por un grupo de gente. Apenas el Nobel entra para prepararse en los camarines, los aplausos suenan un largo rato. Hay un Premio Nobel en la sala y se nota.
Mientras, Ezequiel Martínez, director de la Feria, ingresa junto al escritor y periodista Jorge Fernández Díaz, y se sientan en primera fila. También llega el gran escritor español Javier Cercas, que acompañará a Vargas Llosa. Varios minutos después , el Nobel peruano queda parado solo, detrás de la mesa en el escenario generando confusión en la sala. Luego, lo acompañan Ariel Granica (presidente de la Fundación El Libro), Alejandro Vaccaro (secretario de la Fundación y presidente de la SADE) y Cercas.
Las primeras palabras son las de Granica que recuerda los comienzos del escritor peruano y se centra en el por qué del acuerdo y el concurso de cuentos. “Es el género debut de Vargas Llosa, en 1959, con ‘Los jefes’”. Y cede prontamente la palabra a Vaccaro. “Buenas noches, todos y todas”, dice, y abre el diálogo -que ya se venía dando entre los dos escritores extranjeros- en el que uno de los temas centrales será el lenguaje y la literatura.
“Me alegro que haya resucitado la fiesta de los libros”, celebra. Y aprovecha para mencionar -una cuestión casi invisible en el resto del encuentro- detalles sobre el convenio. “Es a través de la cátedra que firmamos un acuerdo con la feria del libro en Argentina para fomentar la carrera de muchachos y muchachas. Ayudarlos con concursos, con premios, que les faciliten la vocación literaria y que la estimulen”.
Dos autores. Mario Vargas Llosa y Javier Cercas.
Pero antes, el tema es la literatura.
“Los españoles no entendemos a Cervantes”, larga Cercas, provocador, sobre el autor del Quijote. Y sigue: “Todos los libros decisivos no están escritos por un español”.
Y Vargas Llosa dirá que el español, el idioma, es un puente.
Cercas insiste: “¿Los poderes públicos son conscientes de que nuestra principal riqueza es el español?”
Y Vargas Llosa: “Afortunadamente para la lengua los gobiernos no son lo suficientemente conscientes de la riqueza que tienen entre manos. Si los gobiernos la utilizaran, probablemente la estropearían. La libertad de la que hemos gozado al escribir sin que los gobiernos nos importunaran con pautas o direcciones fue una gran riqueza”.
Cuando le llegó el turno Vargas Llosa agregó las siguientes ideas:
1) “Me genera temor que los gobiernos operen en el campo de la literatura. Van a crear obstáculos y problemas a los escritores y preferiría que haya la libertad de la que hemos gozado a pesar de los gobiernos autoritarios. El desinterés se traducía en libertad. Al mismo tiempo que teníamos gobiernos autoritarios teníamos una literatura muy libre”.
2) Lo que dejó España de bueno es que hoy nos podamos entender de México a Buenos Aires y, también con los españoles. Esa lengua común crea un vínculo que va mucho más allá de la mera literatura. La mayor justificación es la extraordinaria diversidad de la que somos partícipes y beneficiarios. Es una riqueza que no promovió ningún gobierno, simplemente la riqueza, claridad, sencillez generó esta distribución extraordinaria en el mundo, en el que podemos leernos de un extremo al otro del mundo”
3) “La literatura generalmente es una propuesta y muestra las deficiencias de una sociedad, clama contra ellas, se propone enmendarlas de una manera arbitraria”.
4) “La literatura establece puentes entre países que son necesarios”.
5) “Una literatura es un signo de qué hay una libertad en esa sociedad”.
6) “Es fundamental que exista la literatura, da una visión de realidad que desmiente lo que hacen los gobiernos. Ellos nos convencen que la realidad está bien hecha, y la literatura nos dice lo contrario. En el futuro los gobiernos serán cada vez más conscientes de ese fenómeno”.
7) “Depende de nosotros que seamos convincentes de que toleren que la literatura incomoda, que es un contrapunto a la realidad que se presenta como satisfactoria”.