Triunfa entre grandes: Uno de los directores de teatro más importantes del Perú, y el que ha tenido mayor éxito a nivel internacional, conversó en exclusiva con COSAS desde Madrid, en una entrevista donde habla de sus inicios en el teatro, su amplia carrera y el éxito que viene cosechando en España con la obra “Mamma Mia!”.

Por Paola Pisano    Fotos Erik Molgora y José Rojas Bashe

¿Cómo nació tu amor por el arte?

Tiene que ver con la influencia de mis padres. Mi madre ha sido siempre una apasionada del teatro. Ella es bailarina de danza contemporánea. Mi padre ama la música, canta. Entonces, siempre he estado rodeado de ese amor y, sin querer queriendo, crecí en la época del terrorismo y tenía que acompañar a mi madre a sus clases de danza y de escultura, porque a ella no le gustaba dejarme solo en la casa. Así, fui volviéndome parte de este mundo.

Ella luego se volvió productora de teatro, de teatro danza, y ahí es que yo también la empiezo a ayudar, repartiendo programas, haciendo lo que sea. Mi madre buscaba una forma de entretener a su hijo pequeño, y creo que no era consciente de que estaba creando en mí una necesidad y un vínculo que iba a ser para toda la vida.

Dos meses después de su estreno, “Mamma Mia!” superó las cien funciones. Más de cien mil espectadores acudieron a ver la obra dirigida por Fisher.

¿Cuándo supiste que te ibas a convertir en director de teatro?

En la playa con mis primas y primos de cariño. Hacíamos partes de “La novicia rebelde”, realizábamos obras de teatro con títeres y, claro, era como el entretenimiento. Un día era jugar cartas y otros días era hacer aquello. Pero, cuando hacíamos esto, yo tomaba como un rol más de líder y lo disfrutaba. Así como lo hacía con mis primos y primas, también lo llevaba a cabo con mis amigos del edificio, con mi mamá y con todos. Era parte de mi vida.

A los 16 años, arrancas como asistente de Chela de Ferrari. ¿Qué significan para ti Chela y Luis Peirano?

Bueno, ellos dos son como mi padre y madre teatral. A Lucho lo conocí antes que a Chela, porque llevé un curso con él y me volví el asistente del asistente. Lucho me descubre por las clases de Aristóteles Picho, quien fue una especie de ángel de la guarda en el teatro para mí. Lucho entró a mi vida en una época en la que yo era adolescente. Entonces, no solo se volvió una figura importante para mí, sino también un padre que me enseñó el valor de la disciplina en el teatro, lo cual es muy importante. A Chela la conocí varios años después, también por Aristóteles. Chela sacó de mí toda la sensibilidad que tenía.

“El público español es impresionante. Es muy generoso, muy conectado, celebran mucho, se entregan muchísimo y aplauden, gritan, comentan. Es muy bonito. El teatro aquí está por todos lados”.

Sabiendo quiénes aportaron en tu carrera, ¿podrías nombrar una obra que también te haya marcado?

Varias. Vi un “Hamlet” de Roberto Ángeles que me impactó muchísimo. “Bodas de sangre”, de Edgar Saba. “La nona” y “Quíntuple”, dirigidas por Alberto Ísola. Lucho hizo “Ay, Carmela”. Miguel Rubio con “Baladas del bienestar”. Son obras que, aunque fuese muy niño, a mi madre le parecía que ya era suficientemente adulto para observarlas. Eran obras que me deslumbraron totalmente, me hicieron decidir qué era a lo que me quería dedicar por el resto de mi vida.

A los 24 años estrenaste tu primera obra y nunca más paraste…

Sí. Estrené “El hombre almohada”. Era el menor del equipo y era el director. Chela confió en mí, bueno, no solamente ella, sino también todo el elenco. Estaba Salvador del Solar, Paul Vega, Raúl Suazo y Rómulo Assereto. Luego de aquello, Rómulo se vuelve mi “muso”, mi “partner” y alguien muy importante en mi vida.

Yo era el más joven. Entonces, era fuerte tener que dirigir una obra. Tenía que aparentar mucha seguridad, cuando realmente estaba muriendo de los nervios. Todo el elenco fue muy bueno conmigo. No tenía asistente de dirección, porque quién me iba a apoyar siendo alguien de tan solo 24 años.

«Mamma Mia!»: un éxito en España

Cuéntanos de “Mamma Mia!”. ¿Cuánto tiempo llevó montar la obra y buscar los personajes? ¿Es una obra renovada?

Juanjo Rivero, Marcos Camara y David Serrano, me hablan de “Mamma Mia!” en 2009 y 2010. Fue puesta en escena en 2022. Entonces, me tomó mucho tiempo. Como yo no trabajo aquí, me ayudaron a organizar un equipo. Son veintiséis actores, en el equipo artístico somos otros veinte, son ocho músicos y treinta más en el personal técnico. Estamos hablando de setenta personas. Además, hay reemplazos.

“Mamma Mia!”, dirigida por Juan Carlos Fisher, se estrenó en octubre de 2022 en el Teatro Rialto, de Madrid.

¿A qué puedes atribuir el tremendo éxito y el lleno total cada día? ¿Cómo tomas el recibimiento del público?

El público español es impresionante. Es muy generoso, muy conectado, celebran mucho, se entregan muchísimo y aplauden, gritan, comentan. Es muy bonito. El teatro aquí está por todos lados, aquí hay posibilidades de acceder al teatro, al cine, a muestras, museos.

¿Qué nivel de actores y músicos hay en España?

Es de muchísimo nivel. Yo lo comparo con nuestra ciudad, donde tenemos tanto talento, pero esto es potenciado, porque si nosotros hacemos un casting en Lima, no se van a presentar dos mil quinientas personas, se presentarán, exagerando, trescientas. Esto es multiplicado casi por diez, y es un nivel muy alto de gente que está formada, entrenada y que tiene experiencia.

Juan Carlos Fisher

Fisher ha dirigido treinta y cinco montajes de obras teatrales que han sido vistas por más de un millón de personas. “El teatro es un arte del que no todos podemos vivir. Tengo el privilegio de poder hacerlo”, sostiene sobre su amplia carrera.

¿Algún musical que no hayas hecho y que tengas ganas de realizar?

Un montón. Lo que pasa es que cuando estoy haciendo un musical, quiero hacer una obra de texto. Cuando hago una obra de texto dramática, quiero hacer una comedia. Cuando hago una comedia, quiero hacer un drama intenso. Cuando hago un drama intenso, quiero hacer un musical gigante. Siempre estoy buscando algo que compense el tipo de energía con la que estoy trabajando. Busco el equilibrio. Ahora, estoy con ganas de hacer obras de texto.

Patricia Soto: una madre que le abrió las puertas del arte

Con mucha emoción, una amplia sonrisa y la mirada llena de orgullo, la artista Patricia Soto, madre de Juan Carlos Fisher, conversa en exclusiva con COSAS sobre su único hijo. Revela detalles de sus primeros años de vida artística y cómo comenzó en él la pasión por el teatro.

Por Walter Chunga

¿Cómo era Juan Carlos en su niñez? ¿Cómo era su carácter?

Era tranquilo, pero parecía una esponja, todo observaba y, como mis inquietudes artísticas eran la cerámica, la pintura y todo lo relacionado al arte, Juan Carlos estaba rodeado de ese ambiente. Además, lo llevaba al teatro porque no le gustaba el deporte. Poco a poco fue creciendo y, cuando ya tenía 10 años, lo fui llevando a obras de Alberto Ísola. Él era feliz.

Recuerdo que la primera vez que fui con él a ver una obra de Alberto Ísola, me dijo: “Mamá, ¿cómo son los artistas?”. Yo le respondí: “Vamos a los camerinos para que los conozcas, porque son como nosotros, simplemente que han estudiado teatro”. Quedó fascinado, le firmaron su afiche y ahí empezó a gustarle el teatro.

Juan Carlos Fisher

Patricia Soto cultivó en Juan Carlos el amor por el arte desde los primeros años de su vida.

¿Comenzaron a acudir al teatro más seguido debido a este nuevo interés?

Todos los fines de semana íbamos, y Juan Carlos tenía una obsesión por una película que se llamaba “A Chorus
Line”, un musical que no paraba de ver. Una vez que entró al mundo del teatro, lo llevaba en verano a los talleres de arte de Liliana Galván, donde pintaban, hacían teatro y él iba feliz todos los veranos, tres veces a la semana.

¿Cómo era en el colegio? ¿Le gustaba actuar o era un poco más reservado?

En el colegio era diferente. Porque él tenía una conversación más de adulto. Entonces no le gustaba el fútbol, tenía bastantes amigos, pero no era muy cercano a los del colegio, más era amigo de los del taller de teatro y de cerámica.

¿Juan Carlos dirigía obras desde pequeño?

Tengo un hermano que acaba de fallecer, que tenía una casa en El Silencio y Juan Carlos ahí tenía tres primas. Cuando era más chiquito e íbamos al Silencio a pasar un mes, él dirigía la obra de teatro. “Tú eres tal, tú eres tal, un sol la entrada” [risas]. Entre sus primas y él armaban una obra chiquita para todos los tíos. Los tíos subían al segundo piso, donde Juan Carlos armaba la obra. Siempre era “La novicia rebelde”.

Juan Carlos Fisher

Patricia conserva las fotografías de Juan Carlos en un lugar especial de su casa. En la foto, el ahora director de teatro tenía apenas un año de edad.

Juan Carlos Fisher

Fotografías de Juan Carlos en un lugar especial de su casa.

Con Juan Carlos en España y usted en Lima, ¿es la primera vez que se separan por un tiempo prolongado?

No, hubo una época donde yo me casé y fui a vivir a Estados Unidos. Él no quiso ir conmigo. Viví catorce años allá y Juan Carlos se quedó acá a los 18 años solo y no quiso ir a estudiar a Estados Unidos. Terminó en la PUCP, Artes Escénicas.

***

Cada vez que habla de su hijo, Patricia no puede evitar hinchar el pecho por él. Se nota en su voz, en sus gestos, en sus palabras. Soto recuerda con cariño el último Año Nuevo que pasó junto a Juan Carlos en Madrid, en el teatro. “La función empezó como a las 10 de la noche, más tarde de lo normal. Dijeron: ‘Vamos a recibir el Año Nuevo, junto con la Radio Nacional y todos vamos a comer nuestras uvas a las 12’. Era todo un laberinto, la gente se volvía loca, bailaba, fue el mejor Año Nuevo de mi vida, porque lo recibí con Juan Carlos y me hizo subir al escenario”, recuerda.

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