Alexia León y Lucho Marcial son los creativos detrás de “Walkers in Amazonia. The Calendar Project”, un proyecto que forma parte del pabellón peruano en la Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia 2023, y que reflexiona sobre los lazos entre la arquitectura, el urbanismo y la conservación de la Amazonía peruana. En esta entrevista, hablan con COSAS sobre su experiencia en este importante evento y su compromiso con las prácticas sostenibles.

Por Jorge Villacorta Chávez Fotos: Cristóbal Palma

Ustedes han vuelto a la Bienal de Arquitectura de Venecia este año, esta vez en el Pabellón del Perú. Antes, en la edición 17, en 2021, presentaron la instalación “Interwoven” en la muestra principal del curador Hashim Sarkis. ¿Cuál es la diferencia entre una experiencia y otra?

Alexia León: En 2021 fuimos invitados por Sarkis, curador principal de “How will we live together” (“¿Cómo viviremos juntos?”), trabajamos con él y con los curadores asistentes durante un largo tiempo. Para la Bienal de este año, todo empezó con un concurso promovido por el Patronato Cultural del Perú. Nos presentamos de manera independiente como curadores, no como autores, sino como mediadores de un contenido generado por otros en respuesta al “The Laboratory of the Future” (“El Laboratorio del Futuro”), tema planteado por la curadora Lesley Lokko. Además, había que pensar en lo que implica una representación nacional.

Lucho Marcial: Hay dos diferencias fundamentales. En primer lugar, los temas cambian, de una bienal a otra son diferentes, por lo tanto, el contexto en el que uno va a trabajar es diferente. En segundo lugar, el abanico de conversaciones que uno tiene es muy distinto; si se trata de una representación nacional, las conversaciones involucran a muchos grupos de personas diferentes: el Patronato Cultural del Perú, Waman Wasi y otros, en nuestro caso.

Para Alexia León, “Walkers in Amazonia” parte de la pregunta de cómo decolonizar el saber.

¿Cómo interpretaron el tema planteado por Lesley Lokko? ¿Cómo decidieron presentar “Walkers in Amazonia. The Calendar Project”?

AL: “Laboratorio del Futuro” tiene que ver con reescribir el rol que tienen nuestras prácticas en la sociedad para un futuro mucho más sostenible. Lesley Lokko conecta dos temas principales que son la decolonización y la decarbonización. Ella se enfoca en el impacto de la cultura africana en el mundo; nosotros lo entendimos como una plataforma para pensar el futuro desde un caso resiliente, marginal, de sociedades que han pasado por una historia muy larga de grandes rupturas. Nosotros quisimos compartir un caso distinto que nos hiciera pensar en nuevas maneras de colaboración y cooperación. Lokko pone en la mesa la agencia del arquitecto como un mediador entre los conocimientos locales y el futuro. Creo que WIA trae eso a la mesa diversa de la Bienal.

LM: Dentro de un contexto más positivo de “Laboratorio del Futuro”, WIA demuestra cómo el acto de caminar, que es una actividad física, cultural y hasta política, nos puede indicar posibles interacciones positivas, o caminos para integrarnos con nuestro entorno. En ese sentido, a partir de un caso muy específico relacionado con las comunidades del Bajo y Alto Mayo, se puede extrapolar y entender esto en un contexto mundial más amplio.

AL: WIA parte de la pregunta de cómo decolonizar el saber. Todo empieza con Atlas Río Mayo, mi investigación (AUTS. PUCP) y nuestro trabajo posterior en la región. Caminando con las comunidades del río Mayo, nos damos cuenta de que hay un proyecto de conservación que no ha sido visibilizado, basado en la organización social, en las redes de cuidado y mantenimiento de los territorios, que nos muestra una renovada ecología histórica, que tampoco llega a estar presente en las políticas públicas de urbanismo y planificación. Una larga historia de intercambios de conocimiento y coproducción de habilidades para conservar. Sin esta convivencia de seis años, no hubiéramos pensado en poner esa pregunta en un espacio público como el Pabellón del Perú en la Bienal de Venecia. Nos parecía muy relevante en este momento de crisis ambiental, de crisis cultural. Es repensar la noción que tenemos de Amazonía.

El equipo a cargo del pabellón peruano en la Bienal de Venecia: Detrás: Luis Romero, José Orrego, Billy Silva, Lucho Marcial, Marco Aveggio, Vicho Castillo, Claudia Ortigas, Fabiana Maggi. Delante: An Rose Marcial, Vered Engelhard, Alexia León y Marisol Michilot.

Entre los distintos grupos mencionados, ¿qué es Waman Wasi?

AL: Waman Wasi es una institución educativa que viene trabajando más de veinte años en la Región San Martín. Sus socios fundadores, Lucho Romero y Grimaldo Rengifo, y su equipo hacen el trabajo de volver a integrar redes de cuidado y mantenimiento de los bosques tropicales andino-amazónicos, con las comunidades Kichwas, Shawi y Awajún. Es una institución realmente pionera que empieza reconociendo el valor del conocimiento indígena, después de dos décadas de violencia, de conflicto interno, de Sendero Luminoso y narcotráfico. Y también del impacto enorme de las infraestructuras viales en el proceso de planificación en San Martín. El proyecto moderno ha fragmentado las redes de cuidado y mantenimiento. Waman Wasi detecta que hay que volver a trabajar con las redes, integrarlas, entrelazar a las sociedades amazónicas para poder pensar un proyecto educativo de conservación. Les tomó una década construir lazos de confianza con las comunidades, para luego pasar a una segunda etapa, que es el Proyecto del Calendario, una alianza entre el Estado (once UGELES) con líderes, gestores comunitarios, sabios y estudiantes, que sistematiza los conocimientos en herramientas de tecnología de cambio de tiempo para proponer dinámicas regenerativas y restaurar territorios perturbados, y sobre todo, reproducir la diversidad en los bosques tropicales.

Su interés en cómo se genera el paisaje en la Amazonía es muy claro. ¿En qué sentido el caminar, las caminatas diarias de los miembros de las comunidades generan el paisaje?

AL: Pensamos que la Amazonía es un proyecto hecho a mano, a partir de relaciones productivas, económicas, de celebración, entre otras. Son territorios producidos por redes sociales, pero en sincronización con redes no humanas. Caminar con la gente que hace estos ajustes de cuidado, a través de sus espacios de vida, de la casa, la chacra, el bosque, el agua, es entender que los territorios se producen por relaciones humanas y no humanas. Hay una comprensión del ciclo de los animales, del ciclo de las plantas. Se entiende que hay muchísimas dinámicas y que siempre en colectivo se aprende cómo hacer ajustes a estas dinámicas. No hay una noción de corrección, como existe en las nociones occidentales. Más bien, hay un entendimiento de que el territorio está en un proceso constante de cambio, y de que para poder regenerarlo continuamente hay que entender esos procesos regenerativos, pero tanto del mundo humano como del no humano. En esa sinergia y sincronización está el futuro.

LM: Caminar implica una velocidad muy específica, que está relacionada con la capacidad específica de observar y entender el territorio. Territorios como los de la Amazonía te obligan a repensar ciertas actividades que uno puede tener como persona, como arquitecto. La Amazonía no es un gran territorio salvaje. Es un enorme jardín habitado y cuidado, y esa transformación y cuidado de ese territorio ha sido a través del caminar. Las observaciones y conclusiones a las que uno llega solo puede uno tenerlas en ese contexto. Caminar te lleva a lugares a los que no podrías llegar de ninguna otra forma.

AL: Todos esos recorridos en diferentes espacios de vida son espacios de aprendizaje, para poder conservar. La Amazonía es un conjunto de territorios hechos a mano, de una manera sincronizada con lo que acontece. Hay que entender la lluvia, la humedad, las temperaturas, los suelos; hay que entender todo aquello que se está regenerando. Pienso que para las comunidades con las que hemos estado la noción de ‘comunidad’ incluye a las comunidades no humanas, y ya eso cambia la comprensión de los términos ‘territorio’ y ‘paisaje’. Hay una actitud política en la conciencia ambiental colectiva de las sociedades amazónicas. Una política de gestión en red para entender lo que preexiste y lo que está cambiando de una realidad concreta. No se están imponiendo patrones de habitación desde el aire. Se está tratando de comprender lo que está pasando y está caducando.

La construcción del pabellón se inspira en cómo la institución Waman Wasi arma sus espacios para compartir con la comunidad videos con fines educativos.

El proyecto tiene un fuerte aspecto colaborativo, pero ¿cuál es la concepción de ‘arquitectura’ que lo sustenta? ¿Cómo surgió el diseño de la presentación en el pabellón?

LM: Aunque los calendarios comparten una misma matriz, fueron producidos en comunidades distintas, pero justo ahora en el pabellón del Perú se ven todos juntos, transformados en su escala, en su materialidad, en una nueva relación unos con otros, y participan en la creación de un espacio que tiene forma de maloca. Un nuevo diálogo se produce entre ellos y los audios que se grabaron en la región, que también están en el pabellón.

AL: Como curadores, éramos conscientes de ser mediadores de un modo de vida muy frágil, que está amenazado de desaparecer. Fue por eso, y por respeto a Waman Wasi, que consideramos que el proceso para llegar a Venecia tenía que ser colaborativo y ético. Integramos a un equipo interdisciplinar, de artistas visuales y sonoros, para viajar a San Martín y ser parte del proyecto, atravesar físicamente los espacios representados en los calendarios. Las imágenes en movimiento era n fundamentales para llevar a Venecia la experiencia del tiempo de los caminantes, la dinámica de las redes de cuidado. Fue muy importante convocar al productor Vicho Castillo con Isla Negra, quien integró al director cinematográfico, Víctor Checa, de “Tiempos futuros”, y a Billy Silva como editor. Llamamos a Vered Engelhard, muy interesado en la construcción de los paisajes sonoros; es quien construye el umbral del pabellón. A Valeria Pavlova, fotógrafa y primera cámara de Checa, y a Edgar Girón, especialista en sonido. El fotógrafo Samuel Chambi se encargó de retratar la trama educativa, y el fotógrafo Juan Carlos Huincho tuvo a su cargo el registro documental. La coordinadora del equipo fue Marisol Michilot, quien hizo un gran trabajo en sincronizar estas visiones tan diferentes. Así se produjo la película “Shifting: Slash and Burn” en tres videos: Voces, Comunidad y Tambo, que están presentados en cuatro pantallas en el pabellón.

LM: Cuando trabajas en los espacios del Arsenale en Venecia, tienes que entender que la información que expones ahí debe ser transformada en algo que tenga una escala propia, capaz de entrar en diálogo con la infraestructura tan potente que tiene el edificio. No hemos intentado representar algo que no hemos podido transportar a Venecia. No hemos recurrido a maquetas para representar algo. En el pabellón hemos creado algo específico y único para el espacio.

AL: El fotógrafo Edi Hirose tuvo un rol fundamental, porque registró fotográficamente los sesenta y cuatro calendarios en alta resolución, para luego poder ampliarlos y transferirlos a tela, poner al alcance del público todos los detalles de cada uno. Se logra con ello un espíritu público, de sociedades amazónicas entrelazadas para un proyecto futuro. La construcción del pabellón se inspira mucho en cómo Waman Wasi comparte los videos con fines educativos. Se hace en espacios comunitarios con estructuras muy ligeras, que se pueden armar y desarmar fácilmente. WIA como instalación está compuesta de tubos metálicos y tela. Michael Prado desarrolla el proyecto gráfico de la matriz en todos sus soportes; la gráfica amplifica las voces en el espacio.

LM: Los calendarios son bellos en su expresividad y contenido. Hay que entender que son la expresión gráfica de muchas personas, muchas conversaciones y muchos kilómetros caminados. La densidad y la intensidad gráficas delatan que son calendarios que se han hecho con muchos insumos, como las matrices y cartillas de saberes; hay mucha información.

AL: Los calendarios son instrumentos de gestión territorial, para garantizar la seguridad comunitaria frente al cambio climático. Son un aporte para hacer frente al contexto de incertidumbre. Si bien están hechos de una manera anual, no quiere decir que una comunidad no pueda rehacer su calendario hasta dos y tres veces. Son instrumentos de resistencia. El Proyecto del Calendario está empezando a ser insertado en el sistema educativo de la región. Estos instrumentos deberían ser bases para la planificación. El calendario te muestra que conservar no requiere poner límites, no requiere controlar quién entra y quién sale. Hay que articular, no pensar en términos de unidades ambientales que separan estos espacios de vida. Las pancartas con texto muestran el rol que puede tener la trama educativa sobre todo en las políticas públicas.

“En el pabellón hemos creado algo específico y único para el espacio”, dice Lucho Marcial

¿Cómo conciben la sostenibilidad?

LM: No hay pregunta más difícil de responder que esa, actualmente. Después de haber caminado esos paisajes amazónicos, después de haber vivido con los calendarios, después de haber trabajado, grabado y filmado en Amazonía, yo creo que sí hay ciertas prácticas en la profesión que para uno ya no son posibles. Sacas conclusiones y tomas decisiones acerca de qué tipo de encargos vas a asumir, qué tipo de materiales vas a utilizar, con qué personas te vas a relacionar.

¿Qué visión tienen ustedes para el profesional de la arquitectura en el siglo XXI?

LM: Hay que salir del estudio, salir de la oficina, para estar en la obra, o estar en el paisaje…

AL: Lo primero que hay que hacer es desaprender. Los arquitectos debemos nutrir nuestras prácticas con conocimientos y procesos de otras disciplinas. Sobre todo, creo que hay que conocer pequeñas realidades concretas. Requiere una fuerte generosidad de tiempo, de convivencia. WIA nos ayuda a imaginar no solo un proyecto de conservación, sino también un proyecto planetario. WIA es un homenaje a las comunidades, a los docentes rurales y a Waman Wasi, por lo que están haciendo, que nos permite imaginar un futuro.

LM: Más conciencia en cuanto a cómo plantea uno su profesión. A veces el paisaje o la obra misma te hace una crítica a escala de uno a uno, de cómo uno debería responder ante ciertas cosas. Si uno observa no solo lo que se está haciendo, sino cómo se está haciendo, también eso modifica cómo uno mismo interactúa con el proceso de diseño de proyección. Hacer un puente con esos procesos, en todos los sentidos, apunta a resultados positivos en la profesión.

Conoce más de “Walkers in Amazonia. The Calendar Project” en: www.walkersinamazonia.com Instagram: @_walkersinamazonia

Créditos: https://docs.google.com/document/d/1OABHscmKUBVWfcl_3WNdeUkLORLDttsh/edit