En el Festival de Cine de Venecia se realizó la premiación a lo más destacado del cine internacional. 

Por Walter Chunga

Año a año, la Biennale di Venezia galardona a los mejores directores de la gran pantalla. En la edición 80, “Pobres criaturas” (Poor things), de Yorgos Lanthimos, se alzó con el León de Oro del festival europeo. Esta cinta es una fábula fantástica de liberación femenina protagonizada por Emma Stone.

El director Yorgos Lanthimos triunfó con la adaptación de la novela del escocés Alasdair Gray sobre una mujer que es devuelta a la vida por un extraño cirujano (Willem Dafoe) y al volver a empezar de cero, puede afrontar su vida completamente libre, sin vergüenza ni prejuicios.

Asimismo, la cinta “Evil does not exist”, del director japonés Ryusuke Hamaguchi, logró el León de Plata Gran Premio del Jurado. Esta película es toda una oda a la protección de la naturaleza. Matteo Garrone, por su parte, obtuvo el León de Plata al mejor director por “lo, capitano”. El italiano se ha hecho con el premio gracias a su drama sobre la inmigración subsahariana representada en su filme.

Además, su joven protagonista, el senegalés Seydou Sarr, recibió el premio “Marcello Mastroianni” al mejor actor emergente por su retrato de la odisea a la que se enfrentan muchos de sus compatriotas como la agónica travesía por el desierto del Sahara, las torturas en Libia y los peligros del mar.

Otros ganadores del Festival de Cine de Venecia

“La Copa Volpi” a la mejor actriz la ganó Cailee Spaeny por su desempeño actoral en “Priscilla”, uno de los premios que más sorpresa generó. El mismo galardón en masculino, el de mejor actor, se lo ha llevado Peter Sarsgaard por “Memory”.

El premio a mejor guion ha sido para “El conde”, del chileno Pablo Larraín. Se trata de una sátira en la que retrata al dictador Augusto Pinochet como un vampiro sediento de sangre para denunciar la impunidad tras la dictadura chilena.

Además, “Green border”, la película de Agnieszka Holland, logró el “Premio Especial del Jurado”. La cinta retrata la situación de los solicitantes de asilo que llegan a la frontera de Bielorrusia y Polonia. El filme se centra en los sucesos de 2021, cuando el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, hizo un llamamiento que atrajo a miles de inmigrantes que acabaron atrapados en un ciclo de expulsiones sin fin de uno a otro lado de la frontera, la directora recordó que lo que retrata su película “sigue ocurriendo”.

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