Por primera vez en cien años de historia, el brasileño Adriano Pedrosa es nombrado comisario de la Bienal de Arte de Venecia 2024. Ocho artistas peruanos nos representan en el encuentro artístico más importante del mundo, titulado “Stranieri Ovunque”.
Por Daniella Bejarano Fotos Andrés Espinoza y Briam Espinoza
La Bienal de Venecia de este año es muy distinta a las últimas diez ediciones. Entre las novedades, por primera vez en sus cien años de historia, la muestra estará a cargo de un curador latinoamericano, Adriano Pedrosa, quien busca poner en valor a las minorías. “Stranieri Ovunque – Extranjeros por todas partes” es el nombre del tema. En este contexto, el arte indígena, tan rico en nuestra tradición, toma un lugar central.
“La Bienal Arte 2024 se centrará en los artistas que son ellos mismos extranjeros, inmigrantes, expatriados, diaspóricos, emigrados, exiliados, o refugiados –especialmente los que se han desplazado entre el Sur Global y el Norte Global. Migración y descolonización son temas claves aquí”. Así es como Pedrosa ha definido el hilo conductor de su curaduría.
En este contexto, Roberto Huarcaya estará representando al Perú con su visión de fotogramas en la Amazonía, y Sandra Gamarra, artista peruana-española cuya obra trata de la descolonización, representará a España.
Asimismo, se contará con la participación de tres artistas indigenistas históricos: Elena Izcue (1889-1970), Julia Codesido (1883-1979) y José Sabogal (1888-1956), además de otros tres de esta generación seleccionados por el mismo Pedrosa: Violeta Quispe, Rember Yahuarcani y Santiago Yahuarcani.
Roberto Huarcaya, el fotógrafo sin cámara que llega a la Bienal
Huarcaya como representante del pabellón peruano, el fotógrafo llega a Italia con su propuesta llamada Cosmic Traces, un proyecto que para varios expertos no estaría ligado a la esencia de la bienal de este año.
Por su parte, Huarcaya no solo compartió con nosotros el orgullo que siente de poder representar a nuestro país en la muestra, sino que también se defendió acerca de las críticas e indicó que “la propuesta curatorial nos habla del otro, de la otredad desde el plano de la migración, pero también de los planos no tan literales” y añadió que tanto él como su equipo “estamos asumiendo a la naturaleza como sujeto”.
En ese sentido, el comisario del pabellón peruano en la Bienal de Venecia, Armando Andrade, explica que “de alguna manera, lo que está planteando [Huarcaya] conceptualmente es que la naturaleza también es un extranjero, en el sentido en que no hemos sabido entender qué trae la naturaleza, qué nos da, qué nos regala, y más bien nosotros tenemos como humanos una aproximación hacia la naturaleza completamente depredadora en términos generales”.
Sandra Gamarra, la peruana que representará a España
“Soy Sandra Gamarra, soy peruana y también tengo la nacionalidad española”, declaraba la artista plástica a Il Posto, tras convertirse en la primera persona no nacida en España que representa a dicho país en la sexagésima edición bianual de la muestra, que se celebrará entre el 20 de abril y el 24 de noviembre.
Su propuesta, “Pinacoteca migrante”, trata sobre “las apropiaciones y cruces culturales y la destrucción como parte del mestizaje, del deterioro del tiempo, pero también del deterioro autoimpuesto”, dicho en sus palabras.
El montaje hispano-peruano ocupará seis salas en el Giardini de Venecia, y se enfocará en las consecuencias de la colonización española. Una propuesta polémica, luego que en 2021 sufriera la censura de la Comunidad de Madrid, que le pidió retirar las palabras “racismo” y “restitución” en una exposición celebrada en la Sala Alcalá 31.
En diálogo con el diario ABC de España, Gamarra aseguró que representar a España en la Bienal de Venecia es importante para su carrera, y añadió que espera que haya crítica de su obra. “El arte sigue siendo un espacio seguro donde podemos dialogar, podemos discrepar de manera activa, y eso sirve para otro tipo de cuestiones más urgentes y complejas”, mencionó. “Colocar a una peruana en el Pabellón España pone en relieve dos cosas fundamentales: su propia historia, y sobre todo, que es una manera de reentender, para nosotros, la riqueza que ha significado la unión de esas dos culturas”, explica Andrade, quien también ejerce como miembro del directorio del MALI.
Además de la presencia de estos dos grandes artistas peruanos, y en lineamiento con el tema presentado por Pedrosa en la edición 60 de la Bienal, Andrade resalta la participación e invitación de otros seis artistas indígenas, tres en vida y tres póstumos.
“Adriano Pedrosa ha hecho una invitación a tres personas históricas de nuestro país: Sabogal (1888-1956), que recorre el Perú; Julia Codesido (1883-1979), una artista ligada a la artesanía; y Elena Izcue (1889-1970), quien a principios del siglo XX fue una de las pocas personas que se dedicaron al diseño con inspiración precolombina”, explica.
Para el curador de la Bienal, “la figura del extranjero se asocia al forastero, al straniero, al estranho, al étranger, y así la exposición se despliega y se centra en la producción de otros sujetos relacionados: el artista queer, que se ha movido entre diferentes sexualidades y géneros, a menudo perseguido o proscrito; el artista outsider, que se sitúa en los márgenes del mundo del arte, al igual que el autodidacta y el llamado artista folk; así como el artista indígena, frecuentemente tratado como extranjero en su propia tierra”, un concepto que se ve reflejado en las obras de los artistas invitados.
Padre e hijo: Santiago y Rember Yahuarcani
“Yo presento cinco obras en formatos grandes”, comenta orgulloso Rember Yahuarcani. “La más grande es de 2 x 5 metros, y es una obra que representa todo un universo del mundo uitoto; nosotros somos uitotos del clan de la Garza Blanca”, indica.
La propuesta de Rember no solo habla de los mitos y las historias que le han transmitido sus ancestros, sino también de la problemática que se está presentando en su comunidad. “Mis obras están enfocadas en la destrucción del medio ambiente, y principalmente en los líderes indígenas que han sido asesinados en los últimos diez años”, señala.
Además, explica que el arte indígena no solamente se limita a lo estético o histórico, sino que es una expresión activista y de protesta, que muestra de muchas formas los procesos sociales y violentos que se están viviendo en estas épocas en la Amazonía.
“Nosotros creemos que a partir del arte indígena se puede ayudar de muchas formas a salvar el planeta o a tener nuevas formas de relacionarnos entre seres humanos”, explica. Rember no es el único Yahuarcani invitado; su padre, Santiago Yahuarcani, participará en la muestra con tres obras. “La obra de mi padre tocará temas medioambientales, temas que tocan la problemática que estamos pasando nosotros los pueblos indígenas en el Perú, temas muy actuales producto de la corrupción, como la depredación de los bosques, la minería ilegal entre otros”, comenta su hijo.
Más allá de la emoción e ilusión que siente al participar en la bienal, Rember asume una gran responsabilidad con su comunidad y con el Perú.
“No solamente vamos como artistas indígenas, sino también como artistas peruanos, representamos al Perú, país con una diversidad cultural y racial”, y añade que “estar con artistas indígenas de otros países que formen parte de esta celebración del arte contemporáneo nos hace sentir que no estamos solos en esta lucha, en la lucha de mostrar nuestras historias, mitos y problemas. Al contrario, encontramos instituciones y personalidades que apoyan estas ideas y estos procesos”.
Tablas de Sarhua en la Bienal: Violeta Quispe
De la mano de Arístides Gonzáles-Vigil y la galería que lleva su nombre, Violeta Quispe formará parte de la muestra principal del Pabellón Perú. “Desde el momento de la invitación de la misma mano de Adriano Pedrosa, para mí ha sido todo un encuentro de emociones distintas, desde felicidad, muchas expectativas y también nervios, no lo voy a negar”, confiesa la artista de Sarhua, quien recientemente viajó a la feria ARCO, en Madrid, y asegura que tuvo una buena respuesta del público frente a sus obras, y con esa misma ilusión parte hacia un nuevo destino: Italia.
Con su obra “Le Ekeke”, que es parte de la serie “Ekekas” y que es una crítica a los prejuicios que existen sobre la mujer andina, Violeta explica que quiso dar un giro distinto a la imagen masculina de los ekekos, que representan éxito y abundancia, para poder alzar su voz en contra del pensamiento machista que hasta el día de hoy persiste sobre las mujeres.
Por otro lado, la artista destaca que el origen de su carrera parte del contexto de ser hija de padres sarhuinos migrantes en la capital. “Siempre he tenido mucha influencia femenina en mi propia comunidad. Antiguamente, estaba prohibido que las mujeres pinten las tablas de sarhua, sabiendo que ellas son la pieza clave de la transmisión de conocimientos a los hijos”.
Para Quispe, la visibilización de las expresiones culturales indígenas generará un precedente en nuestro país. “Me parece interesante que un arte que viene de una comunidad muy pequeña, que ha sido poco visibilizada, esté incursionando en estos espacios para preservar su patrimonio”.
La Bienal de Venecia de este 2024 aún no ha comenzado y ya está dejando un gran precedente, no solo con el arte latinoamericano, sino también con el arte indígena de diversos países, dándoles la voz que necesitan para exponer la problemática que viven día a día en sus comunidades. Además, realzará la obra de Elena Izcue y Julia Codesido, dos mujeres representativas del arte de inicios del siglo XX, y también la de José Sabogal, que fue uno de los primeros promotores y uno de los líderes del movimiento indigenista peruano.
Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales.