Un joven periodista se lanza a la busca de Charly García y de su destino en un mundo que se va quedando sin rocanrol. Pianos en llamas, parejas haciendo el amor son de Leonard Cohen, encrucijadas del azar. Descubra más sobre Casi rocanrol y su autor.
Por Sebastián Arrieta
En mayo del presente año, Paul Alonso publicó Casi Rocanrol con la Editorial Planeta. El escritor nacido en Lima en 1978 ha publicado anteriormente «Por las muertes que cargamos» (2001) , la novela «El primer invierno de Diana Frenzy» (2006) y «Me persiguen» (2009), que obtuvo el premio de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo. Además de escritor, Alonso es un destacado periodista y profesor universitario. Actualmente reside en Atlanta. Este año Paul Alonso sorprende con una novela que retrata el fin de una era dorada, la era del rock. Intoxicantes dosis de rock y una divertida historia que atraparán a todo lector.
Casi Rocanrol se extiende durante siete años cruciales de Pablo Alcántara, joven protagonista de la novela. Siete años que transcurren entre Buenos Aires, Austin, Viña del Mar, Nueva York, Barcelona y París con múltiples escalas en Lima. En todas ellas, la incertidumbre de lo que pasará mañana y todo tipo de aventuras acompañan a un Pablo, quien lentamente aprenderá a sobrevivirse a sí mismo. Una experiencia de vida, llena de errores, contradicciones y sobretodo, mucho rocanrol. Paul Alonso consigue plasmar un personaje sumamente humano cuyos tropiezos, triunfos y fracasos crean una fascinante trama, un despliegue narrativo lleno de música y humor ¿Encontrará Pablo su lugar en el mundo, pondrá orden en su vida? Ciertamente, el lector queda cordialmente invitado a descubrirlo.
Nota: Todas las citas entre comillas y en cursiva designan fragmentos de Casi Rocanrol.
Una rocola literaria
¿Cómo surgió la novela y su título: Casi rocanrol?
Surgió de la necesidad de exorcizar a través de la ficción y la sátira un periodo de mi vida, un momento generacional y el fin de una era: el declive del periodismo, de la contracultura y de los mitos del progreso. Pero se convirtió también en una novela aventuras y de viajes, en un homenaje a la cultura del rock y una exploración de la masculinidad frágil y la paternidad. El título inicial era “No Fuimos Felices”, pero luego me pareció que “Casi Rocanrol” representaba bien el espíritu del libro entero: una parodia como metáfora tragicómica de la vida exagerada de un hombre que tiene que cambiar, al mismo tiempo que se termina una parte del mundo que conoció.
Casi rocanrol, el “casi” define un aspecto fundamental de la personalidad del protagonista Pablo: “casi periodista”, “casi novelista”, “casi amante”, “casi feminista”, “casi bohemio”…
El “casi” del título es esencial en toda la novela (como en la película “Almost Famous” de Cameron Crowe que también trata de periodismo y de rock). Además del efecto paródico, apunta a lo incompleto de nuestras identidades, las cuales siempre son precarias y en constante fluctuación.
¿Cómo definirías tu relación con la música y la literatura?
Mi literatura siempre ha tenido una relación estrecha con la música y el cine. En el caso del rock, particularmente, hay una afinidad que va más allá del género musical. La cultura (o contracultura) del rock fue quizá la más importante del último siglo y para muchos también fue una manera de mirar y entender el mundo. Creo que dio sentido e identidad a varias generaciones de disidentes culturales. Muchas de las manifestaciones artísticas transgresoras que aún existen —en la música, el arte, la literatura, el cine— le deben mucho al espíritu de este movimiento. Por supuesto, como todo lo que vale la pena, se desgastó víctima de sus contradicciones. Igual todos debemos estar agradecidos de haber existido en la misma era de Charly García, el artista más importante de América Latina del último siglo.
Hay un ejemplo notable de polifonía entre la acción narrada y la canción de Leonard Cohen I’m your man. No solo la letra de la canción sino el ritmo, los silencios, las inflexiones de la voz de Cohen consiguen un excelente acople con la acción descrita…
Gracias por eso. Leonard Cohen es uno de mis artistas preferidos. Lo vi en el Madison Square Garden en NYC en una de sus últimas giras, con casi 80 años, un dandi de la palabra, un caballero del sonido. En la sección de la novela que mencionas, quizá aspiraba a un imposible anhelo literario: tratar de acércame al espíritu poético de la escritura irónica (pero honesta) de Cohen sobre los deseos más carnales y mundanos.
El ridículo como antídoto para la vida
Rabelais es un “patriarca literario” del que bebe copiosamente Casi Rocanrol. Incluso le rindes un homenaje con la comparsa de Pablo y sus compañeros en París y, también otro, rabelesiano a Vallejo…
Creo que esta novela tiene referentes clásicos de la literatura satírica y carnavalesca: Rabelais, Céline, Cervantes. Pero también hay varios otros autores menos antiguos que son esenciales para mi y, en particular, para esta novela: John Kennedy Toole, Osvaldo Soriano, Philip Roth, Bryce Echenique. Creo que todos ellos, al igual que lo intento yo en esta novela, usamos el humor, la parodia, o incluso lo grotesco, para presentar una visión crítica del mundo. Y en ese camino, por supuesto, el “yo literario” es una de las primeras víctimas. Para burlarse del resto, hay siempre que burlarse primero de uno mismo.
Los idealismos se estrellan contra una realidad que se muestra tal cual es, quizá, ahí radica el porqué de las tendencias autodestructivas, los autoengaños, las delusions de todos los personajes. Por ejemplo, aquella “limeña pituca de colegio de monjas, que, aunque ahora moría por vivir su cuota de libertinaje y poesía maldita, en el fondo quería una telenovela romántica y cambiar su estatus de Facebook”.
Es que los idealismos no existen. Me parece más honesto mostrar a los personajes en sus contradicciones y conflictos, con sus áreas grises, sus miserias y sus momentos de redención. En el fondo todos somos bastante ridículos. Quizá por eso el protagonista se define como un “idiota por convicción”. No hay nada más irritante que la gente que se toma muy en serio.
La paternidad y las intermitencias del corazón
“Aquel terremoto que implicaba la paternidad” supone el cambio más importante para la vida de Pablo. “Siempre había pensado que la procreación sería el único momento importante al que le daría toda la seriedad de la que mi existencia carecía…Y, sin embargo, yo también comenzaba aquel camino de manera adversa”. ¿Cómo calificarías el proceso de asumir dicha responsabilidad tras “un viaje largo y doloroso”?
Creo que la paternidad es (o debería ser) un proceso de entender verdaderamente lo que significa el amor incondicional. Para algunos, este es un proceso doloroso también, porque implica una gran vulnerabilidad y un quiebre del ego. Es un necesario cable a tierra. Un momento en el que se caen todas las caretas y nos enfrentamos a lo más profundo de nuestro ser. Creo que el personaje lo entiende así y sabe que nunca podrá ser él mismo. Y, a pesar de que está confundido y en situaciones adversas, puede tomar las decisiones necesarias para asumir la responsabilidad. Ese es acaso su único y verdadero triunfo.
“La devastación comienza con algo parecido a la felicidad o, por lo menos, a la contenta calma de las parejas” La relación de pareja se revela para Pablo como algo insostenible y que irremediablemente terminará en un desastre ¿A qué le teme Pablo, qué se interpone entre él y la perseverancia en el amor?
Pablo es un tipo que considera que la monogamia y el matrimonio son prácticas insostenibles que llevan inevitablemente a la infelicidad. Que están empapadas de culpa, represión y mentiras. Durante un buen tiempo aplica la máxima de Charly: “gozar es tan parecido al amor, y más barato”. Sin embargo, también termina en relaciones de este tipo porque tiene carencias emocionales y no conoce otras maneras de aplacarlas. Finalmente, es probable que muchos de sus miedos provienen de una conflictiva relación con su madre. Se debate entre Freud y la declaración lacaniana de que “los hombres somos seres que deseamos desear”.
El Tahúr
“Un inevitable relámpago interior me ofrecía una promesa. Y, entonces, apasionada e irracionalmente, me obsesionaba con un solo destino: encontrar el Tahúr… Ahí, en el Tahúr, seríamos felices por fin y nunca más tendría la necesidad de escribir una sola palabra. Pero, por supuesto, nunca encontraba el Tahúr” ¿Qué simboliza el Tahúr en tu novela?
El Tahúr, en la novela, es un esquivo bar de Austin que promete placer y plenitud, pero que los personajes nunca pueden encontrar. Quizá simboliza una idea falsa de felicidad esquiva. Lo idealizan porque nunca lo han visto ni lo han experimentado. Es un mito. Es el gran engaño. De joven uno piensa que hay un lugar donde todo tendrá sentido. Y por eso nos embarcamos en todo tipo de aventuras y excesos buscando alguna revelación. Pero quizá la respuesta estaba en el espejo y había que armar los pedazos rotos.
Pablo novelista
“Entonces supe que esa no era mi batalla. Que yo no sería héroe aquella noche. Que ese no era mi rol. Supe que yo solo tenía una misión y que debí cumplirla, al igual que lo soldados que se inmolan silenciosa y secretamente por una causa que creen justa” Ponerse a escribir parece ser el único antídoto que tiene Pablo para sobrevivir una vida…
La idea de la escritura como salvación o necesidad está presente en el protagonista. Pero al mismo tiempo dice que a menudo no le provoca escribir, que quizá en algún momento se convirtió en un trabajo que vició su literatura. Yo no creo que el personaje quiera “convertirse en escritor”, sino que necesita escribir para justificarse. Y, a veces, claro, juega cínicamente con la pose de ser artista, pero creo que le importa poco.
Bestiario político, periodístico y artístico
Hay una especie de bestiario político, periodístico y artístico que desfila a lo largo de la novela. ¿Cómo trabajaste con ellos?
Esta es una novela de ficción, pero está ubicada en un periodo histórico (entre el 2005-2012) y está poblada por versiones ficcionales de personajes que existieron o podrían haber existido. Muchos de ellos, la mayoría, no están basados en una sola referencia, sino en varias. Cualquier semejanza con la realidad, no es una casualidad, sino una rienda libre de la imaginación. Finalmente, como escribió el argentino Martín Caparrós en el epígrafe de uno de sus libros, “Esta novela está basada en hechos reales. Como todas”.
“Esta vez, Zavalita tiene que ser cholo“
“Hoy puedes hacer una carrera literaria simplemente por ser cholo” Mas allá del humor de la frase de Leo Peglau (amigo cercano del protagonista), ¿qué papel juega hoy en día la choledad en la novelística contemporánea? ¿La choledad ha dejado su papel de objeto manoseado por antropólogos para ser componente que define la literatura peruana?
A lo largo de la novela, el amigo Leo Peglau aconseja al protagonista lo que debería escribir para tener éxito editorial: desde libros sobre violencia política hasta de temas de inmigración, género, raza, y otros. Hacen un recuento paródico a lo largo de la novela de las distintas tendencias y temas de moda en la literatura peruana de las últimas décadas. La choledad, por supuesto, es uno de ellos. Creo que, a través de la parodia, la novela ensaya una crítica sobre la apropiación de ese rótulo como bandera literaria. Yo no creo que la choledad—ni como tema ni como discurso o estética—haga bueno o malo un producto artístico. Creo que todos somos interseccionales y no estamos definidos solamente por un aspecto de nuestra identidad. Te lo digo como cholo cosmopolita.
Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales.