De chica, Josefina Barrón siempre lo veía en el Yacht Club de Ancón, rodeado de mujeres guapas, y no podía evitar una sonrisa; le parecía un personaje sacado de una película clásica de Hollywood, impecablemente vestido, con una sonrisa que lo hacía levitar, más allá del bien y del mal, un dandy. La vida de Augusto Felipe Wiese de Osma transcurría entre el Mediterráneo y el mar de Lobos de Afuera, en las costas de Lambayeque; entre la sabana africana y los ambientes empresariales, primero en el Centro de Lima y luego en San Isidro, donde años más tarde construyó la Torre Wiese. Pero Josefina lo recuerda especialmente por su yate, por el hecho de verlo destacar siempre del resto, rodeado de mujeres lindas.
buy amitriptyline online blackmenheal.org/wp-content/languages/new/mg/amitriptyline.html no prescription

“Éramos de la misma mancha de gente, básicamente”, recuerda. Nunca lo conoció realmente y tampoco reflexionó mucho sobre quién era Augusto Felipe, hasta que le encargaron escribir un libro sobre él, hace casi dos años.

Augusto, destacado nadador, participó en la fundación de clubes como Kontiki y Los Cóndores.

Augusto, destacado nadador, participó en la fundación de clubes como Kontiki y Los Cóndores.

Bon vivant. Cuando leyó esas palabras escritas en el e-mail que le mandó Marilú WieseMoreyra, la mayor de las cinco hijas de Augusto Felipe, Josefina volvió a sonreír como cuando era chica en Ancón.
buy elavil online blackmenheal.org/wp-content/languages/new/mg/elavil.html no prescription

Le gustaba esa palabra francesa que se utiliza para referirse al buen vivir, y que define a una persona que disfruta, sobre todo, del buen comer, del buen vestir, del buen hablar y de viajar, de viajar mucho… “¿Por qué no hacer un libro como el de Ancón, pero que narre la historia de mi padre?
buy grifulvin online blackmenheal.org/wp-content/languages/new/mg/grifulvin.html no prescription

Además de haber sido un bon vivant, destacó en el surf, en el ajedrez, en la caza submarina, en la pesca, participó en la fundación de clubes –como el Kontiki y Los Cóndores–, fue un gran viajero y cazador en el África, director del Grupo Wiese, fundador de una naviera…”, escribió Marilú. Josefina acababa de presentar un libro sobre la historia de Ancón en el Yacht Club de ese balneario, con su propio sello editorial, Barrón Ediciones, y le interesó mucho la propuesta; nunca había escrito una biografía, y ahí había mucha historia que contar…

Con su familia en Biarritz, Francia. Augusto Felipe aparece junto a Virginia, su madre.

Con su familia en Biarritz, Francia. Augusto Felipe aparece junto a Virginia, su madre.

Hace casi dos años, Josefina empezó a ir a la casa de Augusto Felipe, en Monterrico. Ella tenía 46 años; él, 91. Sus visitas se realizaban dos veces a la semana y poco a poco empezaron a convertirse en almuerzos que se extendían hasta altas horas de la tarde, acompañados de vino blanco, con una vista al inmenso jardín que tiene como atracción principal la imponente pileta de mármol que Augusto tuvo a bien traer de la casa afrancesada que la familia Wiese ocupaba en Lima, en la segunda cuadra de Paseo Colón. Al inicio, sin embargo, fue difícil, porque Augusto Felipe no estaba acostumbrado a hablar de sus emociones y, según Josefina, ella tuvo que “sacarle las cosas con cucharita”. Pero luego terminaban tomándose el pelo mutuamente, contándose sus intimidades, dándose consejos, y riendo, riendo mucho.

Cuando obtuvo el premio interescolar del Club Lawn Tennis.

Cuando obtuvo el premio interescolar del Club Lawn Tennis.

Un alma sensual

Para Augusto Wiese Eslava, un hombre de carácter y gran temperamento, el deporte era una pérdida de tiempo, pero para Augusto Felipe era su vida, su escape, como el surf, la naturaleza. Para Augusto Wiese Eslava había que trabajar y trabajar, la vida lo había llevado a esa férrea determinación, pues su padre murió cuando él era muy chico y tuvo que mantener a su madre y a sus hermanas, trabajando.

En el mar de Miraflores, en 1950, cuando se inauguró el Club Waikiki.

En el mar de Miraflores, en 1950, cuando se inauguró el Club Waikiki.

–Fue un sobreviviente de sí mismo –acota la escritora y periodista, que además de conversar con el protagonista del libro durante año y medio, hizo lo mismo con sus familiares, amigos y empleados, “para poder perfilarlo en toda su dimensión”–. Fue intenso, pero también cauto; en ese sentido, es un zorro, y sabe medir el peligro; de lo contrario no hubiese podido cazar leones o búfalos.

“Su mujer lo adoró tal como era y aceptó su naturaleza coqueta y galante”, dice Josefina Barrón.

“Su mujer lo adoró tal como era y aceptó su naturaleza coqueta y galante”, dice Josefina Barrón.

En el libro, titulado “Mar y fuego” –recién salido de la imprenta, un coffeetable, con fotos históricas de archivo, que será repartido entre los amigos de la familia–, Josefina describe a Augusto Felipe como un alma sensual, “la búsqueda de la belleza es su motor”, escribe.

Por Gabriel Gargurevich Pazos  
Fotos del archivo Wiese de Osma

Lee la nota completa en COSAS 603.