Hoy los fans se preparan para una noche de rock. Pond, la banda australiana de indie, llega a Lima en un concierto que anda remeciendo la escena local desde que fue anunciado. Horas antes de su presentación, conversamos con Kinder, banda local con 11 años en el circuito y teloneros esta noche. Descubre su más reciente album, nuevas colaboraciones, y el reto de ser una banda de rock instrumental.

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Kinder: Nicolás Gjivanovic (guitarra), Danny Wilson (bajo), Rubén Guzmán (batería), Mariano La Torre (guitarra), y Esteban Rodríguez (guitarra).

Entrevistamos a Nicolás Gjivanovic (guitarra), Danny Wilson (bajo), Mariano La Torre (guitarra), y Esteban Rodríguez (guitarra).

¿Cómo piensan abrir el concierto?

MLT: Será un show más corto de lo normal, porque estamos abriendo. Vamos a tocar canciones de los 3 discos, 4 nuevas y un par de sorpresas en la intro.

Acaban de sacar “Migraciones”, cuatro años después de su álbum anterior.

MLT: Sí, “Archipiélago” salió en el 2012. Se llama Migraciones por la misma razón por la que nos tomó tanto tiempo, porque hubo movimientos dentro de la banda, cambios de integrantes, de locaciones y de sonido.

NG: Es un disco que tiene vocalistas invitados. La idea era incorporar gente que aporte, con quien queramos experimentar. Están Santiago Pillado, que tiene una manera de frasear particular, Cristina Valentina, que viene del blues, y Sergio Saba que viene del punk. También hemos intentado tener más sintetizador, más elementos, más juegos vocales. Es un disco que ha demorado más porque hemos intentado producirlo más.

Danny y Esteban son miembros nuevos, ¿qué permanece de Kinder?

DW: Ya antes de entrar al grupo me gustaba mucho Kinder. A nivel de composición, siento que lo principal son los motivos que se van sobreponiendo. Si escuchas el primer disco y los que siguen, cada uno es diferente, pero sabes que es Kínder.

ER: Musicalmente el grupo está basado en líneas de guitarra superponiéndose y complementándose. Tres guitarras no suele ser la típica composición de una banda de rock, pero en nuestro caso enriquece y marca el desarrollo de los temas. También ha ido creciendo. El primer disco era solo con batería electrónica, ahora hemos incorporado batería acústica.

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Su nuevo disco se llama “Migraciones”, por movimientos dentro de la banda y cambios en el sonido. Foto: Roberto Zamalloa.

¿Existe un crecimiento en la escena local?

NG: Hay más gente escuchando y haciendo. Hay más inversión, se están haciendo las cosas más profesionalmente. Pero igual es raro, porque para las radios y la televisión abierta esta movida no está pasando. Hay una escena independiente que está fuerte, que toca afuera, que hace shows en Barranco y los llena, pero no se habla de ella.

DW: La mayoría de músicos son independientes. Faltan disqueras que inviertan.

MLT: Nosotros estamos con Anti-Rudo Records, una disquera que viene más del punk pero que está apostando por bandas que les parecen buenas. La escena se mantiene gracias a gente como ellos y dos o tres disqueras más. Por otro lado la gente está tocando con mejores equipos, ya se preocupa de tener un sonidista, casi ninguna banda toca gratis.

Comparando el nivel de profesionalización, ¿cómo fue grabar su primer EP 11 años atrás?

MLT: Grabamos un EP de 4 temas en casa de un amigo. Fue suúper artesanal, era un disco quemado, un minidisc del que hicimos unas 100 copias. El primer disco lo hicimos cuando Nico y yo éramos roomies, lo grabamos en la sala de la casa.

NG: Hay ventajas en cada casa. Por un lado grabando en tu casa te puedes demorar todo el tiempo que quieras, las horas de estudio cuestan. Por otro lado en el estudio tienes profesionales guiándote, en casa era todo muy intuitivo.

¿Quién se pone nervioso antes de los conciertos?

ER: Yo. También es psicológico. Cuando tocas el nivel de autocrítica es alto.

MLT: Donde yo he estado más tranquilo es en los conciertos más grandes. No es costumbre llegar a una pre producción donde estén pendientes de lo que haces, de lo que te puede pasar, con un sonidista dentro, un “plomo” pendiente de ti. Te da seguridad.

NG: En los conciertos afuera la gente tiene predisposición y está más abierta. Cuando no es tu show y estás abriendo a otra banda, creo que localmente están menos dispuestos a escuchar.

¿En ese sentido cómo fue abrir para The Cure?

NG: Ya estábamos preparados porque había habido un montón de anticuerpos en las redes a que abriéramos nosotros. The Cure es una banda que tiene fans acérrimos de generaciones, y se esperaba que abriera alguna banda más afin.  No teníamos miedo o nervios, pero sabíamos que teníamos un público un poco en contra. Sobre todo los que están adelante que son los que han pagado la entrada más cara, que llevan horas ahí, que han acampado un día antes.

MLT: Durante la primera canción la gente gritaba “Dolores” o “Voz Propia”. Te apuesto que el 90% de los que estaban gritando no nos habían escuchado jamás, solo no les parecía que tocara una banda que no conocían. Lo genial fue que para la segunda canción la onda cambió.

NG: La gente empezó a escucharnos, a disfrutar.

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La banda de rock instrumental abrió el concierto de The Cure. Foto: Roberto Zamalloa.

¿Qué es lo más difícil de ser una banda instrumental en Lima?

NG: Siento que para ser una banda instrumental hemos tenido una buena respuesta. Hemos abierto para un par de bandas grandes, hemos estado en programas como Jammin’. En Lima tenemos una cultura instrumental para la cumbia o el jazz, pero no para el rock. Nunca hemos descartado tener voz.

¿Qué caracteriza al trabajo musical sin voz?

DW: Tienes que tener la vibra de la canción súper clara. No hay una letra que te indique de qué va.

ER: También es genial esa cualidad abstracta. No hay letra, puedes interpretar la canción como quieras.

NG: Se trata de acostumbrarse. Géneros como la música clásica, el jazz, mucho folklore no necesitan voz. Además no existe la barrera del idioma.

¿Qué están escuchando estos días?

DW: Caspian, es instrumental, superpone líneas de sonido y crea una atmósfera cinemática.

NG: Pond (risas) En serio. Para adecuarnos a la onda. Yo siempre estoy escuchando Don Caballero, que es una banda instrumental antigua que ha influido mucho en bandas que nos gustan. También el nuevo disco de Radiohead, algo de Bon Iver. Todo música deprimente (risas). También Charly García.

MLT: Las influencias de la banda siempre han sido todo tipo de música.

¿Son de escuchar las mismas cosas a la vez?

EG: Cuando todos los de una banda escuchan a un grupo en particular, terminan sonando como ese grupo. Creo que mantenemos influencias variadas.

NG: Kinder es una banda que tiene todas las generaciones, tenemos gente de 37 y 38, y gente de 24, 25. Hay un rango como de 10 años que nos permite tener variedad de referentes. Además, mientras Mariano y yo somos arquitectos, Danny y Esteban son músicos.

DW: Todos somos músicos.

 

Por Alejandra Nieto

Fotos: cortesía de Kinder