La importancia de volver
Ocho largos años después del excelente La ciencia y el arte de la falsificación (editado por la recordada y efímera discográfica indie Basto Discos), la banda local Mi Jardín Secreto vuelve con un segundo disco (Lo que no pudimos cambiar) que mantiene el saludable protagonismo de las guitarras en sus canciones, pero que ha ganado mucho en urgencia: aquí hay varios sencillos en potencia, desde la maravillosa atemporalidad noventera de Hay tanto espacio (con el aporte de Susana Cebrián, de los esenciales Gomas) hasta esos coqueteos con la guitarra surf y los arrebatos garajeros que ya son una marca registrada de Gonzalo Alcalde (Los Protones, Manganzoides), quien cumplió las funciones de productor. Muy recomendable. Pueden encontrarlo en las principales plataformas de streaming.
Dulce tristeza
Un hallazgo algo tardío (su primer disco, Masterpiece, apareció el año pasado), pero inmensamente gratificante, la música de la agrupación indie originaria de Nueva York Big Thief se ha convertido en una banda sonora inmejorable para esa indefinible melancolía que acompaña la transición del otoño al invierno. Partiendo de la tradición del folk, las canciones de Capacity, su segundo álbum, son entrañables y delicadas, pero sin caer jamás en la intrascendencia o la molicie. De hecho, hay algo en la voz casi etérea de Adrianne Lenker, cantante y guitarrista, que seduce e interpela al mismo tiempo: esta no es música que funcione como telón de fondo. Hay que prestarle atención.
Temporada alta
Devendra Banhart, The Psychedelic Furs, The Cult, Green Day, Helado Negro… La segunda mitad del año tendrá un interesante calendario de conciertos internacionales, no solo por lo heterogéneo de las propuestas musicales de nuestros visitantes, sino porque algunas de estas bandas se encuentran en plena promoción de sus lanzamientos más recientes, lo que siempre será un atractivo adicional en un medio demasiado propenso a exacerbar la nostalgia como el nuestro. Este último es el caso de la banda francesa Phoenix, que debutará en Lima el jueves 9 de noviembre, en el Parque de la Exposición, con la flamante Ti Amo, su sexta producción en estudio, bajo el brazo. Además, se ha anunciado a Neon Indian como telonero de lujo del conjunto liderado por Thomas Mars. Las entradas se encuentran a la venta en Joinnus.
A los pies de Lorde
Como si se tratara de una discípula musical de Arthur Rimbaud, la precocidad de la cantante neozelandesa Lorde es tan sorprendente como perturbadora. Con dieciséis años, solamente, lanzó un debut notable (Pure Heroine) que, si bien no fue precisamente un equivalente de Una temporada en el infierno, sin duda la presentó ante el mundo como una artista “iluminada” por un talento y una madurez excepcionales. Y ahora, a los veinte, Ella M Yelich-O’Connor ha probado no solo que es capaz de estar a la altura de las expectativas generadas por su ópera prima de 2013, sino que puede sobrepasarlas largamente: Melodrama, su flamante segundo disco, es el mejor lanzamiento pop del año, una brillante colección de miniaturas musicales que transita por tantos estados de ánimo que bien podría convertirse en un genuino documento de lo que significa ser joven, mujer y talentosa en tiempos como los nuestros. Pero el problema es que Lorde es demasiado singular, excéntrica y, por qué no insistir con esto, brillante, como para convertirla en algo parecido a una portavoz generacional. Pese a formar parte del mainstream musical, ella juega en su propia liga, como alguna vez lo hicieran Kate Bush, Björk o Annie Lennox. Su carrera recién empieza y, hoy, resulta imposible vislumbrar hasta dónde podrá llegar. Su presente es apasionante, pero el futuro le pertenece.