Entre el 4 y el 12 de agosto, Lima volvió a ser la capital cinematográfica de Iberoamérica. Con más de 300 estrenos y la presencia de luminarias internacionales, como el director canadiense de origen armenio Atom Egoyan, el Festival de Cine de Lima fue nuevamente un éxito de convocatoria. Y, como ya es tradición, COSAS fue la responsable de la noche más divertida del certamen.
Es una fiesta anual que los cinéfilos del país esperan como si se tratara de la Navidad. Durante una semana, el Festival de Cine de Lima convierte a la ciudad en una suerte de epicentro regional del sétimo arte: no solo llegan películas y estrenos que de otra manera sería imposible apreciar en una cartelera comercial dominada por los ‘tanques’ de Hollywood, sino que también nos visitan importantes realizadores, actores, productores y personalidades vinculadas al cine que, año tras año, consolidan el certamen como uno de los más respetados de Iberoamérica.
Fue una semana repleta de actividades y emociones, desde la ceremonia de apertura en el siempre majestuoso Gran Teatro Nacional, y los homenajes al actor peruano Gianfranco Brero y al director de cine canadiense Atom Egoyan –el responsable de clásicos como Exotica o The Sweet Hereafter fue este año el principal invitado internacional–, hasta la gala de premiación y el fin de fiesta, que por primera vez se realizó en el campus de la Universidad Católica y con presentación en vivo de Sabor y Control. Sin duda, la noche más divertida, justo en el mejor momento del encuentro cinematográfico, fue la del jueves 10, cuando COSAS ofreció, en el restaurante La Trastienda de Barranco, su ya tradicional fiesta en honor a los invitados, organizadores y auspiciadores del festival.
Noche de estrellas
Este año la gran vencedora fue la cinta venezolana La familia, dirigida por Gustavo Rondón Córdova, que no solo obtuvo el gran premio del jurado –integrado por la actriz argentina Martina Gusmán, los directores Matías Bize (Chile), Lorenzo Vigas (Venezuela) y Daniel Vega (Perú), y el estadounidense Peter Scarlet, flamante director artístico del festival de Mar del Plata–, sino también el galardón que concede la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica (APRECI). Según el acta de premiación de APRECI, el premio fue concedido por “su aporte a la crítica de las diferencias sociales comunes a todos los países de América Latina, y en particular a la situación de los niños que residen en zonas tugurizadas y violentas”.
En la sección documental del festival, el jurado –compuesto por Paola Castillo (Chile), Joan González (España) y Paulina Suárez (México)– reconoció con el galardón más importante a La libertad del diablo, del mexicano Everardo González. Otros premios importantes en la categoría de ficción fueron los recibidos por la colombiana Natalia Santa (mejor directora, por La defensa del dragón); la película Una mujer fantástica, del chileno Sebastián Lelio (Premio Especial del Jurado); La novia del desierto, de las argentinas Cecilia Atán y Valeria Pivato (Mejor Ópera Prima); los mexicanos Amat Escalante y Gibrán Portela, por la película La región salvaje (Mejor Guion); y El Vigilante, del mexicano Diego Ros (Premio de la Crítica Internacional).
También fueron premiados el colombiano Gonzalo de Sagarminaga (mejor actor, por La defensa del dragón) y la chilena Daniela Vega (mejor actriz, por Una mujer fantástica). Este año, la mejor película peruana que participó en el festival fue Retablo, de Álvaro Delgado-Aparicio, mientras que el premio del público fue para otra cinta peruana: el documental Pacificum, de Mariana Tschudi.
Fue, como siempre, una semana intensa pero memorable. Si la tendencia de los últimos años se mantiene, la edición 22 del Festival de Cine de Lima será incluso mejor. Entonces, a ir reservando una platea para 2018.
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