También esto pasará

En su primera exposición individual, Andrea Ferrero Pizarro ensaya una metáfora sobre el olvido. Su propuesta está construida alrededor de una serie de objetos del pasado –muchos de ellos con referencias coloniales–, que redibujan distintos espacios de la sala. No se trata, sin embargo, de meras reliquias derruidas. Son elementos arquitectónicos y mobiliarios que, de alguna forma, se han mantenido en la vida cotidiana. Y, ahora, la artista peruana los emplea como detonantes para reflexionar sobre el paso del tiempo. “Mil maneras de olvidar” se presenta en Ginsberg Galería, hasta el 30 de octubre.

Arte y estructura

Esta exposición sintetiza algunas obsesiones recurrentes en el arte contemporáneo. La artista alemana Annett Zinsmeister –incluida en la colección del MoMA– presenta un conjunto de mosaicos surreales, construidos a partir de la yuxtaposición de imágenes; mientras el británico Sol Bailey Barker expone algunas de sus esculturas geométricas más emblemáticas, y el puertorriqueño Gamaliel Rodríguez, una serie inquietante de acrílicos en gran formato. El representante local Augusto Ballardo, por otro lado, ha construido una serie abstracta con influencias prehispánicas. “Espacios concretos” se exhibe hasta el 24 de noviembre en la Galería Impakto.

El regreso

Carlos Vigil es el creador de una obra inusual: composiciones barrocas, referencias musicales, elementos bizarros y guiños a la pintura flamenca, con un dominio técnico poco frecuente. “Claridades”, la nueva exposición del artista peruano radicado en París desde hace veintiocho años, marca su regreso a la escena local. El proyecto está formado por alrededor de treinta piezas –óleos, obras de técnica mixta sobre papel y dibujos–, y se puede visitar hasta el 10 de noviembre, en la Galería Enlace Arte Contemporáneo.

El legado de Annemarie Heinrich llega a Lima

Lo que ahora resulta obvio, primero: cuando la alemana Annemarie Heinrich montó su estudio en Buenos Aires, la fotografía no era entendida como una expresión artística. Eran los años treinta y las mujeres seguían, también, marcadas por un machismo feroz. Sin embargo, la mirada desprejuiciada de esta fotógrafa empezaría a marcar el terreno para las próximas generaciones. Heinrich era, en definitiva, una retratista excepcional y la autora de una serie de desnudos experimentales que sigue sorprendiendo por su belleza.

La exposición antológica que presenta el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica reúne 117 imágenes de esta fotógrafa, realizadas entre 1930 y 1960. La selección incluye algunos de sus retratos más destacados –Jorge Luis Borges, Astor Piazzolla y Chabuca Granda, entre ellos–, fotografías artísticas y, por supuesto, los desnudos. Está curada por su hijo, Ricardo Sanguinetti, y se exhibe hasta el 21 de enero de 2018.