Luego de llevarse a cabo la reciente marcha en favor de la vacancia del presidente de la República, Pedro Castillo, COSAS entrevistó al constitucionalista y activista político, Lucas Ghersi.

Por Redacción COSAS

¿Cuál es la mejor salida, la vacancia o la denuncia constitucional?

Tanto la vacancia como la acusación constitucional son figuras plenamente constitucionales y viables, pero cada una tiene sus características propias.

La vacancia por incapacidad moral no es una figura forzada ni golpista y tampoco es sinónimo de incapacidad mental. Si no existiera vacancia, un presidente podría cometer todo tipo de actos delictivos o antiéticos (tales como recibir un soborno o cometer delitos contra la vida o la libertad sexual) sin consecuencia alguna, y podría quedarse en el cargo. Habría impunidad y eso sería contrario al Estado de Derecho.

En toda nuestra historia constitucional, incluyendo los debates de las asambleas constituyentes de 1979 y 1992, se ha reconocido que la vacancia por incapacidad moral procede contra el presidente que incurre en actos incompatibles con la dignidad de su cargo. Recién de manera reciente, en el año 2020, aparecieron algunos abogados creativos que sostuvieron que la vacancia por incapacidad moral solo procede en casos de incapacidad mental, lo que establecería un régimen de inmunidad absoluta a favor del presidente. Eso es inaceptable en una Democracia donde todos los funcionarios públicos, deben responsabilizarse por sus actos.

Las principales diferencias

La característica que tiene la vacancia es que, para su aprobación, se requiere pasar una valla muy alta de 87 votos en el Congreso de la República. Ello ha sido ordenado por el Tribunal Constitucional y es acertado pues compensa el carácter impreciso del concepto de “incapacidad moral” y evita que se produzca la destitución del presidente sin un amplio consenso entre las bancadas.

La acusación constitucional contra el presidente, a diferencia de la vacancia, es una figura restringida. Solamente procede por las causales establecidas en el artículo 117 de la Constitución: traición a la patria, impedir las elecciones, disolver inconstitucionalmente el Congreso o perturbar el funcionamiento de los organismos electorales o del propio Congreso.

A diferencia de la vacancia, cuyo trámite es rápido, la acusación constitucional sigue un procedimiento que incluye tres instancias: la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, la Comisión Permanente y el Pleno del Congreso. Además, permite que el Congreso lleve a cabo una investigación citando testigos y analizando pruebas. Sin embargo, para su aprobación definitiva en el caso del delito de traición a la patria, no se necesario llegar a los 87 votos.

En la situación actual, considero más probable que el presidente Castillo sea destituido vía acusación constitucional que a través de la vacancia porque, para ello, se requieren menos votos.

¿Esperan que algunos ‘caviares’ decepcionados se unan a las protestas? ¿Basta con las marchas de la derecha o hace falta convocar a otros bandos ideológicos? ¿Como pasó en la marcha de los cuatro suyos?  

La oposición está haciendo un trabajo muy intenso y ha logrado cosas que, hasta hace poco, se habrían considerado imposibles.

Sin embargo, los esfuerzos que se están haciendo son insuficientes. El gran desafío es construir una plataforma amplia donde puedan sentirse representados todos los peruanos demócratas que rechazan la agenda autoritaria del Gobierno. Para ello es necesario convocar a los sectores de centro, a quienes actualmente están desentendidos de la política y también a las personas de izquierda comprometidas con la democracia, que son muchas.

Perú Libre busca convertir al Perú en un régimen similar al que existe en Bolivia, o al que existió en Ecuador en tiempos de Rafael Correa. En dichos regímenes se criminaliza a la oposición y se menoscaba la libertad de prensa. Todos los demócratas debemos estar juntos para rechazar estas pretensiones autoritarias. Primero viene la defensa del Estado de Derecho y de los valores constitucionales más elementales, y luego habrá oportunidad de discutir otros temas.

Una democracia puede ser un poco más liberal o un poco más conservadora. Puede tener una economía un poco más abierta o un poco más socialista, pero si no se defienden los principios elementales del Estado de Derecho nos hundimos todos juntos.

Para lograr convocar a estos sectores, los opositores debemos ser más autocríticos, tener una mentalidad más abierta y construir liderazgos nuevos. Por el momento, nuestros esfuerzos deben centrarse en la defensa del Estado de Derecho. Todo aquello que divida a los demócratas debe pasar a segundo plano.

Es importante ser dialogantes, pero también hay líneas que no se deben cruzar. Con la izquierda antidemocrática que busca establecer un régimen autoritario en el Perú, se puede debatir, pero no negociar ni mucho menos pactar.

¿A qué cree que juega el presidente con estos gabinetes provocadores de choque? ¿Busca la censura para cerrar el Congreso?

Creo que el presidente busca gatillar deliberadamente una crisis política y el nombramiento de gabinetes provocadores obedece a esa lógica.

Este gobierno no está interesado en que la situación del país se normalice. Ellos buscan un “momento constituyente” que les permita refundar el país siguiendo el libreto del Socialismo del Siglo XXI. Para lograr este objetivo, la crispación política debe llegar a niveles absolutamente insostenibles, de tal manera que el Gobierno pueda decir que la Constitución y el Estado de Derecho actuales fracasaron y se necesitan cambios radicales.

El gobierno busca operadores políticos leales, no buenos profesionales o técnicos competentes, que puedan llegar a ser un estorbo. Los gabinetes de ministros han sido nombrados siguiendo criterios puramente políticos, con el objetivo de orquestar la toma absoluta del poder.

Estoy seguro que al Gobierno le gustaría gatillar protestas violentas masivas como las que se produjeron recientemente en Chile y en Colombia. Ello les permitiría dar un autogolpe, para instalar a la fuerza su Asamblea Constituyente y concentrar el Poder. Afortunadamente, no lo han logrado aún.

¿Se debería indultar a Fujimori? ¿Podría ser utilizado políticamente como intentó hacerlo PPK?

No soy ni fujimorista ni antifujimorista. Prefiero evaluar la figura de Alberto Fujimori con objetividad, reconociendo las partes positivas de su gobierno, pero también condenando la corrupción y los múltiples actos antidemocráticos que cometió.

Con relación al indulto, creo que cualquier discusión pública sobre este tema en el Poder Ejecutivo o en el Congreso es inoportuna porque esto actualmente está siendo discutido en el Tribunal Constitucional.

Cuando el Poder Judicial anuló el indulto concedido a Fujimori, la defensa de este último presentó una demanda de Habeas Corpus que está actualmente en el TC. Le corresponde a este Tribunal, como intérprete supremo de la Constitución, definir de manera definitiva si el indulto fue correctamente concedido o no.

¿Ha pensado entrar en política con algún partido?

La campaña de recolección de firmas que venimos llevando a cabo contra la Asamblea Constituyente es una acción política. Uno de los objetivos de esta campaña consiste, precisamente, en demostrar que es posible realizar actividad política sin participar en elecciones o estar afiliado a un partido.

He pensado en entrar en política electoral, pero eso es algo que no me interesa hacer en el corto plazo. Por ahora estoy enfocado en la campaña. Mi prioridad es llevarla a una conclusión exitosa asegurando que el Gobierno no borre del mapa la poca institucionalidad y Estado de Derecho que nos queda en el Perú. Creo que lo mejor es hacer eso desde la posición que actualmente ocupo como independiente

¿Cuál sería su candidato para Lima y para una eventual elección presidencial si es que hubiera?

Entiendo que las candidaturas a la Municipalidad de Lima aún no han terminado de definirse, pero me parece interesante la candidatura de Rafael López Aliaga.

Sobre todo, en materia económica, no estoy de acuerdo con todo lo que piensa el señor López Aliaga. Sin embargo, creo que es un buen gestor y una persona que ha tenido un efecto psicológico positivo sobre la derecha en el Perú. Le ha dado un dinamismo y una confianza en si misma de la que antes carecía.

SI hablamos de una elección presidencial, no se bien que contestar porque no están definidos todavía los candidatos. Sin embargo, apostaría por candidaturas jóvenes. En el Congreso de la República creo que hay personas jóvenes que tienen un liderazgo importante. Me gustaría ver a algunas de ellas participando en una elección presidencial.

¿Cree que hay un verdadero distanciamiento entre Cerrón y Castillo?

 Puede ser que haya un distanciamiento personal y/o coyuntural entre Castillo y Cerrón. Posiblemente, las relaciones entre ellos se han deteriorado por cuestiones de personalidad, de ego o de táctica política.

Sin embargo, en el fondo, esa discusión no me parece relevante. Castillo y Cerrón pueden estar o no distanciados, pero los objetivos políticos de ambos siguen siendo los mismos.

A mi criterio, es falsa la narrativa que pinta a Castillo como el “policía bueno” y a Cerrón como el “policía malo”. Ambos están trabajando activamente para derrocar el Estado de Derecho y construir un régimen autoritario. Por eso, creo que la oposición debe condenarlos a los dos con la misma firmeza.

¿Qué acciones está ejecutando el gobierno cuya magnitud no estamos midiendo del todo?

Me preocupan bastante las renuncias masivas de funcionarios de carrera que se están produciendo. Ello abre la puerta a que el Gobierno “cope” amplios sectores del Estado con nombramientos basados en la lealtad política y en la ideología antes que en competencias profesionales.

Las repercusiones de este problema pueden extenderse por muchos años. El día que cambie el Gobierno, el nuevo presidente podría encontrar ministerios e instituciones públicas tomadas por personas poco calificadas y/o comprometidas con el proyecto antidemocrático de Pedro Castillo y Vladimir Cerrón.

¿El sur del país sigue apoyando a Castillo? Como saber que, de salir, ¿no sería elegido una figura que quiera continuar sus promesas?

En el sur del Perú, el Gobierno ha perdido respaldo. Cuando hemos viajado a Puno, Cusco y Arequipa, muchas personas se acercaban a firmar por el “No a la Asamblea Constituyente” señalando que se sentían engañadas o decepcionadas por Pedro Castillo.

Sin embargo, las cifras pueden ser engañosas. Estoy seguro que una parte de la desaprobación que tiene el Gobierno en el Sur es consecuencia de que un sector está decepcionado porque quería que Castillo gobierne de una manera más radical.

En el Perú existe una tradición muy fuerte de demagogia y caudillismo. Es perfectamente posible que, en el futuro, sea electa una persona similar o peor a Pedro Castillo. Por ese motivo es necesario defender de manera militante los principios propios del Estado de Derecho y del gobierno limitado. Hacerlo no es algo que se puede finalizar en uno o dos meses, es el trabajo de toda una vida.

Eso es lo que me motiva a mi a viajar por el Perú y a continuar la campaña contra la Asamblea Constituyente. Mi objetivo es construir un equipo de personas en todo el Perú que puedan dedicarse a defender la democracia de manera persistente en el mediano plazo y no solo pensando en lo inmediato. Siento que esa es mi vocación y quiero dedicar parte de mi carrera a llevar a cabo ese trabajo.

¿Es factible que alguien de la derecha de su brazo a torcer para lograr la unidad de la derecha? O ¿los egos son muy grandes?

Pese a que los egos de algunos políticos son grandes, considero que poco a poco se irá fraguando la unidad de las fuerzas democráticas.

Lamentablemente todavía existen personas cuya ingenuidad y/o figuretismo es tan grande que, en lugar de promover la unidad de los demócratas, generan fracciones entre ellos y legitiman el programa autoritario y anti-institucional de este Gobierno.

A mi criterio la consigna de la oposición debe ser clara: no se negocia con el Gobierno salvo que este demuestre incontrovertiblemente que ha abandonado su proyecto antidemocrático.

Sin embargo, la probabilidad de que ello ocurra es casi igual a cero porque el Gobierno no quiere renunciar a la toma del Poder. Pienso que la confrontación seguirá aumentando hasta que se produzca la caída del régimen, o hasta que se lleve a cabo un autogolpe y se instale la Asamblea Constituyente.

En esta situación dramática, los que somos demócratas no podemos permanecer indiferentes Debemos llevar a cabo una oposición cada vez más firme, pero siempre respetando escrupulosamente la Constitución y las leyes.

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