Descubre cómo los perros como Bunny están utilizando tecnología. ¡Un avance científico que está cambiando la forma en que entendemos a nuestras mascotas!
Por Redacción COSAS
Un fenómeno revolucionario está captando la atención de científicos y amantes de los animales: perros que aparentemente «hablan» utilizando tableros de comunicación aumentativa y alternativa (AAC). El caso más notable es el de Bunny, una sheepadoodle de Tacoma, Washington, quien logró comunicar a su dueña, Alexis Devine, que tenía una espina clavada en su pata utilizando una serie de botones programados con palabras.
La fascinación por la comunicación entre humanos y animales no es nueva. A lo largo de la historia, la cultura popular ha estado repleta de historias sobre animales parlantes, desde fábulas antiguas hasta películas modernas. Sin embargo, esta es la primera vez que se realiza un estudio científico a gran escala para investigar las verdaderas capacidades comunicativas de los perros.
El caso de Bunny se volvió viral en TikTok en octubre de 2020, cuando un video mostró su interacción con los botones de comunicación, despertando el interés mundial por estas nuevas posibilidades de interacción entre humanos y sus mascotas. A diferencia de intentos anteriores de comunicación animal, este método está siendo rigurosamente estudiado bajo parámetros científicos para determinar su verdadera eficacia.
Leo Trottier, empresario y científico cognitivo, ha sido fundamental en el desarrollo de esta tecnología. Después de fundar CleverPet, una empresa dedicada a crear juguetes estimulantes para mascotas, su producto principal, una máquina que libera croquetas como recompensa cuando un perro presiona botones luminosos en cierto orden, se promociona como «la primera consola de videojuegos para perros del mundo». Trottier notó una tendencia emergente en redes sociales: propietarios intentando establecer conversaciones con sus mascotas mediante botones etiquetados.
Innovación empresarial y desarrollo tecnológico
Trottier quedó impresionado por la creatividad de los propietarios, pero también percibió una oportunidad de negocio: «Realmente estaban pidiendo a gritos dispositivos diseñados específicamente para este propósito». Este fenómeno dio origen a FluentPet, una empresa fundada por Trottier en junio de 2020, que desarrolla tableros AAC especialmente diseñados para perros y gatos. El sistema, que comenzó como una respuesta a la necesidad de dispositivos especializados, ofrece un kit inicial por 65 dólares que incluye botones programables con comandos básicos como «afuera», «jugar», «mimos», «agua» y «baño», permitiendo a los dueños grabar mensajes con su propia voz.
El caso de Bunny, quien actualmente maneja un vocabulario de cien botones, ha demostrado capacidades previamente insospechadas en los perros. La mascota de cinco años no solo utiliza expresiones básicas, sino que también maneja conceptos temporales como «pronto» y palabras interrogativas como «por qué», además de mostrar la habilidad de combinar «tokens» lingüísticos (el término usado por los lingüistas para referirse a las unidades básicas del lenguaje) para crear nuevas expresiones. Trottier recordó cómo Bunny a menudo combinaba «sonido» con «caminar», dejando a Devine desconcertada. Con el tiempo, notaron que Bunny usaba esta combinación solo al inicio de una «conversación» más larga, lo que les llevó a concluir que estaba señalando su intención de usar el tablero: «caminar» sobre los botones y producir «sonidos».Una vez que le dieron a Bunny un botón para «hablar», la palabra que necesitaba, dejó de usar los otros dos botones.
Estos comportamientos han llevado a los investigadores a cuestionarse sobre el verdadero alcance de la comprensión lingüística en los perros y su capacidad para el pensamiento abstracto. Trottier comentó: «Sentí que sería casi una negligencia no comenzar a recopilar datos lo más rápido posible».
La investigación en UC San Diego
Trottier contactó a Federico Rossano, un psicólogo comparativo. Rossano es especialista en investigar el comportamiento y los procesos de pensamiento de diferentes especies. Inicialmente fue reticente a participar en un estudio sobre el uso de los botones de FluentPet. «Conocía todo el drama y las preocupaciones éticas asociadas con los estudios de comunicación animal», comentó. «Mi reacción inmediata fue: absolutamente no, no quiero involucrarme». Sin embargo, Trottier lo convenció. Lo hizo asegurando que, a diferencia de estudios anteriores, este permite que los perros permanezcan en sus entornos hogareños habituales. Este enfoque no solo minimiza la alteración de sus rutinas diarias, sino que también asegura el bienestar emocional de los animales durante el proceso de investigación.
El proyecto involucra a mascotas de 47 países diferentes. Los propietarios de estas mascotas documentan en video las interacciones de sus perros con los dispositivos FluentPet. Además, completan encuestas sobre el comportamiento de sus mascotas. Para garantizar la precisión de los datos, asistentes de investigación realizan visitas periódicas a los hogares participantes. Estas visitas tienen como objetivo verificar las observaciones reportadas.
Los investigadores han observado comportamientos intrigantes. Uno de estos comportamientos es que los perros se refieren a eventos pasados. También hacen solicitudes en nombre de otros animales en su hogar. Un caso destacado es el de Cache, un golden retriever de San Francisco. Cache ha demostrado la capacidad de referenciar acontecimientos ocurridos horas antes. Lo hace utilizando los botones de comunicación.
El Dr. Rossano mantiene una postura prudente respecto a las implicaciones del estudio. Enfatiza que no se busca demostrar que los perros poseen lenguaje en el sentido humano. «No estamos diciendo que los perros hablen, porque no lo hacen», aclara el investigador. «Pero sí comunican, como cualquier animal lo hace». El estudio continuará durante varios años más. Los científicos profundizarán en la comprensión de las capacidades comunicativas de los caninos.
¿Y los gatos?
Javier Sánchez, un ingeniero del estado de Washington que trabajó en Amazon Alexa, estaba escuchando la radio hace unos años cuando tuvo una idea. Schötz estaba dando una entrevista por la radio en la que afirmaba que los humanos podían interpretar los maullidos de sus gatos. Esto llevó a Sánchez, quien tiene cinco gatos —Bear, Mongo, Timmy, Candy y Concha—, a pensar: «Bueno, trabajo en Alexa, sé cómo funcionan las tecnologías de reconocimiento de audio. Podemos hacer esto para los gatos». Así, desarrolló MeowTalk, una aplicación diseñada para traducir los maullidos de los gatos.
Como dijo Sánchez: «Piensa en los sonidos que tú y yo haríamos si nos asustáramos, si tuviéramos miedo, o si nos golpeáramos el dedo del pie con algo en la casa; todos haríamos sonidos universales como ‘ah’, ‘¡ay!’… los gatos tienen lo mismo.»
La tecnología, basada en el programa YAMNet de Google, puede distinguir hasta 21 vocalizaciones felinas diferentes, desde expresiones de miedo hasta manifestaciones de contentamiento. A pesar del entusiasmo inicial, los resultados de MeowTalk han sido más modestos de lo esperado. Según la investigadora Susanne Schötz, aproximadamente el 90 % de los maullidos son simplemente peticiones de atención.Los usuarios de la aplicación, como Naomi en Londres, reportan traducciones básicas relacionadas principalmente con necesidades fundamentales de sus mascotas.»Los maullidos que logró traducir eran las demandas de Sushi Two para que la dejaran entrar a una habitación. Dado que podía oírla fuera de la puerta, haciendo ruidos y arañando la alfombra, esto no fue precisamente una revelación».
Mamíferos acuáticos: pioneros en la investigación comunicativa
Gran parte de la investigación más reciente sobre comunicación animal no se centra en las mascotas, sino en los cetáceos, o mamíferos acuáticos, como las ballenas y los delfines. Debido a sus cerebros altamente desarrollados y sus sofisticadas habilidades sociales. En la Universidad de California, Santa Cruz, el investigador Ari Friedlaender utiliza tecnología de rastreo avanzada para estudiar el comportamiento de las ballenas, recopilando datos detallados sobre sus movimientos y vocalizaciones. Estos estudios podrían ser fundamentales para desarrollar futuras tecnologías de comunicación entre especies.
Casos de éxito documentados
En Londres, el schnauzer Ovi y su dueña Mika Agnihotri participan desde hace tres años en un estudio de la Universidad de California, San Diego. Utilizando cerca de 50 botones FluentPet, Ovi ha aprendido a expresar conceptos básicos como «hola», «caricias» y «juguete». Incluso ha desarrollado patrones de comunicación complejos, como presionar «te amo» antes de hacer una petición específica.
La interacción va más allá de las necesidades básicas. En días lluviosos, Ovi presiona repetidamente el botón «lluvia», aparentemente intentando comentar sobre el clima. Sin embargo, Agnihotri mantiene una perspectiva realista sobre las capacidades de su mascota, reconociendo que no se trata de conversaciones completas y que el lenguaje corporal sigue siendo fundamental.
Christina Lee, otra usuaria del sistema FluentPet, cuyo perro Cache utiliza 130 botones, sugiere que, aunque las mascotas pueden no comprender completamente el significado literal de las palabras, están desarrollando sus propios códigos de comunicación. Cache, por ejemplo, usa el botón «amigo» para referirse a ella, posiblemente asociándolo con momentos de afecto.
El verdadero valor de esta tecnología parece residir en el fortalecimiento del vínculo entre mascotas y dueños. Como señala Agnihotri, la importancia no radica en que otros comprendan este lenguaje único, sino en la conexión especial que se desarrolla entre el humano y su mascota a través de este nuevo canal de comunicación.
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