El concepto de los bares ocultos o speakeasy nació durante la Ley Seca, que rigió durante las primeras décadas del siglo XX en Estados Unidos. La prohibición de la venta abierta de alcohol originó que proliferaran los bares secretos o bajo la fachada de otro negocio, donde los meseros pedían al público que hablara en voz baja para no despertar sospechas.
Por Raúl Alarcón S.
1. Docks
Con una coctelería y gastronomía de alta gama, este bar se inspira en un viejo puerto británico de inicios del siglo XX, la época dorada del contrabando de alcohol. Anclas, mapas y un peculiar faro al centro del salón forman parte de la decoración, que se complementa con pisos transparentes para simular el mar. La comida marina es la protagonista de su carta, así como sus exquisitas bebidas servidas en peculiares envases, como un mapamundi antiguo o un ancla.
¿Dónde? Godoy Cruz, 1885
Recomendados: el coctel HMS Beagle, elaborado con whisky, y el Dogs Island, que lleva Bacardí.
Para comer: el London Salmon y el Pulpo en Manchester.
2. The Hole
“Quien entra, no sale más”, advierte el video que se aprecia tras cerrarse las puertas de esta singular ‘prisión’. A continuación, las fotos de rigor para la ficha policial e Instagram son obligatorias antes de ingresar a este bar ambientado en la prisión de Alcatraz.
Es de los favoritos del jet set argentino, por lo que no es raro toparse con modelos y actores en sus peculiares ‘celdas’, que cumplen la función de privados. Tragos con nombres de reos célebres, deliciosos piqueos y buena música son las razones por las cuales nadie querrá fugarse.
¿Dónde? Armenia, 1743
Recomendados: el trago Al Capone, los gin tonics y sus cervezas artesanales.
Para comer: ribs y tapas.
3. Frank’s Bar
Para ingresar hace falta dar la clave que dejan en sus RRSS al portero, quien te otorga otra que deberás digitar en una cabina telefónica para que se abran las puertas del recinto. Aquellas que te trasladan a la época del Charleston, con todo el glamour que ello implica, como sus fastuosas arañas y su icónica barra tallada en madera por la que han pasado los mejores bartenders del país, quienes con sus creaciones la han convertido en una de las
más premiadas.
¿Dónde? Arévalo, 1445
Recomendados: el Manhattan, así como el Cucumber Fizz, en base a gin y jugo de limón.
Para comer: diversas tapas, como bruschettas o pinchos.
4. Florería Atlántico
Bajo la fachada de una florería se encuentra el que acaba de ser elegido como el mejor bar del país y décimo cuarto del mundo por The World’s 50 Best Bars 2018. Camuflado en el subsuelo y tras un frigorífico, este recinto es regentado por Tato Giovannoni, el barman del momento en Argentina, quien propone una experiencia única con una decoración y bebidas de autor que siguen la narrativa de los inmigrantes europeos que arribaron a Sudamérica en los siglos XIX y XX.
¿Dónde? Arroyo 872
Recomendados: el Negroni Balestrini, así como el Tereré Tonic.
Para comer: su pulpo con huevo y chistorra.
5. Uptown
La entrada al bar está ambientada como una estación del metro de Nueva York (con taquilla y vagón de metro incluidos).
Este peculiar viaje al hedonismo se inicia al traspasar las puertas de dicho vagón e ingresar al bar que, decorado con vigas y anuncios antiguos, ofrece una carta inspirada en los diversos barrios de Manhattan, a cargo del chef Dante Liporace, uno de los más reconocidos de Latinoamérica. La propuesta del lugar incluye una cuidada selección de tragos clásicos y de autor, así como a los mejores DJ.
¿Dónde? Arévalo, 2030
Recomendados: el coctel Cowabunga, en base a fernet y shrub de piña.
Para comer: el jewish lamb y los ribs.
BONNUS TRACK
878 Bar
Una casona antigua, sin ningún anuncio exterior, es el escenario del que es considerado como el precursor de los bares ocultos en Buenos Aires. Ganador de innumerables premios por sus cocteles, ofrece más de cien etiquetas de exclusivos whiskies, así como una excelente cava, que marida a la perfección con una cuidada carta que revalora los platillos con insumos locales.
¿Dónde? Thames, 878
Recomendados: el coctel Thames y Loyola, así como el Barón Rojo.
Para comer: la hamburguesa de cordero con panceta y cheddar.
Victoria Brown
La fachada de este ‘speakeasy’ es un café que, tras su pared trasera, oculta un bar ambientado en la época victoriana. Paredes de ladrillo antiguo y tuercas de precisión decoran este espacio en el que los tragos son servidos en azafates y copas de los años veinte, con una carta muy generosa en sus porciones.
¿Dónde? Costa Rica, 4827
Recomendados: su refrescante La Provence, que lleva gin de lavanda.
Para comer: sus croquetas de osobuco de novillo.