¿Por qué será que viajar en tren tiene su encanto? Será por las películas que hemos visto, por el bamboleo de los vagones que van a 50 kilómetros por hora, por los paisajes que vemos a través de sus ventanas o por la velocidad a las que nos pueden llevar algunos sin necesidad de despegar de tierra.

Existen trenes cuyo sofisticado servicio te hace sentir en un hotel de cinco estrellas, donde los compartimentos llevan los nombres de sus inquilinos de turno, en los que se tiene que vestir de gala para cenar o en los que, incluso, se puede despejar la mente estresada en los spas a bordo. Estos trenes desbordan glamour y son en sí mismos toda una atracción.

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Ahí está el mítico Venice Simplon-Orient-Express, que inspiró la afamada novela de misterio “Asesinato en el Orient Express”, de Agatha Christie, y que une Londres con la ciudad italiana de los canales, pasando por Francia y Suiza. O el Rovos Rail, que va desde Ciudad del Cabo, Sudáfrica, hasta El Cairo, Egipto, y al que se puede acceder con un boleto a partir de 1500 dólares. No se puede dejar de mencionar al tren más lujoso y costoso del mundo, el ruso Transiberiano, que recorre 9258 kilómetros en la ruta Moscú-Vladivostok. El viaje toma 15 días y el boleto cuesta desde 16.995 dólares.

En Europa, a donde podemos llegar ahora más fácilmente sin necesidad de obtener la visa Schengen, tenemos otras opciones.

También está el Al Andalus, que recorre la geografía española a través de tres rutas: la tradicional Andalucía, de Jerez a Córdoba y Sevilla, que se hace en siete días y seis noches; la ruta extremeña: Sevilla-Madrid, en seis días y cinco noches; y Camino de Santiago, de Madrid a Santiago de Compostela, que también se realiza en siete días y seis noches. Este tren alcanzó notoriedad en las primeras décadas del siglo XX, pues la realeza británica se transportaba en él hacia la glamorosa Costa Azul. Tiene una exquisita decoración, belle epoque, y su distinguido servicio se mantiene hasta hoy.

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También está el llamado Tren de la Fresa –porque durante el trayecto se prueba esta fruta producida en Aranjuez–, que recorre Madrid-Aranjuez y fue la primera ruta ferroviaria de la capital española. Inaugurado en 1851 por la reina Isabel II, cada sábado y domingo de abril a junio y de setiembre a octubre miles de pasajeros evocan los primeros viajes de este tren.

Por otro lado, con el billete Eurail tiene una magnífica oportunidad de conocer hasta 24 países, exclusivo para no residentes europeos. La máxima ventaja es que se puede elegir entre viajar durante un mes a diferentes destinos de un solo país o a destinos múltiples en diferentes países del Viejo Continente. Además, se puede escoger el tipo de tren (de alta velocidad, panorámico, nocturno u otros).

Por Karina Villalba

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