Aquello que los italianos llaman “il dolce far niente”, los daneses denominan “Niksen” y los chinos nombran como “wu-wei” es una práctica tan necesaria, como relegada en la vida actual. El antiguo concepto de la no-acción recobra importancia en un momento en el que el estrés está acabando con nuestro bienestar.
Por Redacción COSAS
Stephanie Byrd, ex-Directora Comercial de Google, tuvo un episodio de “burnout” mientras trabajaba y hacía su maestría en Europa al mismo tiempo. Algo tenía que cambiar. Terminados sus estudios, viajó a la sede principal de Google, en California, donde tomó un taller llamado “Busca en tu interior”. Fue así que descubrió el mindfulness y su vida comenzó a tomar un giro inesperado.
Stephanie inició un largo recorrido en búsqueda de soluciones para superar el desgaste mental, emocional y físico que la atormentaba. Pasó por talleres de meditación, clases de yoga, reiki, masajes, terapia psicológica y psicoanalítica, y hasta retiros silenciosos en un monasterio hindú en las montañas de Costa Rica. En esta larga travesía, se encontró con la terapia de flotación y aislamiento sensorial. Esta consistía en flotar en un tanque de agua a temperatura corporal. En esta, el líquido estaba mezclado con sales de magnesio que permitían la flotación del cuerpo sin esfuerzo durante una o dos horas. Adicionalmente, se evitaba todo estímulo externo (luz, sonido, olor, etcétera) durante el proceso.
“Nunca en mi vida había sentido algo así. Fue una relajación tan profunda que, por primera vez en mucho tiempo, sentía mi cuerpo y mente libre de dolores y preocupaciones”, cuenta Stephanie, quien decidió dejar su trabajo de ensueño en el gigante de la tecnología para dedicarse a la industria del bienestar. En 2018, se instala en Lima y funda Innsaei Float Studio, el centro de flotación que hoy ofrece esta experiencia de desconexión profunda.
Inactividad total
La pandemia nos ha hecho más digitales que nunca y, con ello, ha incrementado los índices del burnout. Según la OMS; el “síndrome del trabajador quemado” ocurre cuando el estrés laboral se vuelve crónico por falta de una gestión eficaz. Quienes lo padecen tienen sentimientos de agotamiento, negativismo relacionado con el trabajo y reducción de la eficacia profesional.
Por eso, hoy más que nunca es vital “desconectarnos” en el más amplio sentido de la palabra; la proliferación de terapias de bienestar es una muestra de ello. De hecho, muchas veces, estos tratamientos se apoyan en estudios con décadas de investigación. Hace medio siglo, por ejemplo, el científico y psicoanalista John Lilly planteó que la privación de los estímulos del ambiente podía conducir a las personas a un estado de meditación inducida. Así, inventó una cápsula de aislamiento que hoy en día es tendencia mundial en la medicina alternativa.
El mindfulness mismo se ha vuelto un movimiento para resucitar el perdido “arte de no hacer nada”, y las neurociencias apoyan su aporte positivo a la salud mental. Por eso es que grandes empresas tecnológicas de vanguardia como Google lo promueven en sus oficinas.
“No hacer nada” no es lo mismo que scrollear por horas en las redes. Il dolce far niente es saborear la desocupación o relajación absoluta, dejando que el cuerpo y la mente vivan el momento presente con conciencia. Por eso, propuestas como la de Innsaei buscan brindar un refugio de sanación para el ejecutivo agotado, el atleta en recuperación, las personas que sufren lesiones físicas, ansiedad, depresión, insomnio. Todos estos padecimientos no deben ser pasados por alto, ya que afectan cada vez más a la humanidad.
Descanso absoluto, una pausa completa… ¿Cómo olvidarnos de algo tan simple que nos puede ayudar a vivir mejor? Como dice Stephanie Byrd “Aprender el arte de no hacer absolutamente nada es tan -o incluso más- importante que aprender a hacer malabarismos con todo perpetuamente”.
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