Llevo más de 4 años soltera (mi última relación seria fue pre-covid), y durante ese tiempo, he salido con distintos hombres, he probado todas las dating apps y podría decirse que me ha tocado perro, pericote y gato. Sin embargo, lo que no me esperaba es que me termine gustando un chico 9 años menor que yo. Yo tengo 32 y el 23. Quitando la diferencia de edad, no tenemos nada en común, pero me trata de maravilla y la estoy pasando realmente bien a su lado. Vamos saliendo alrededor de dos meses y durante este tiempo ha demostrado ser más maduro que la mayoría de los hombres de mi edad -y mayores-  con los que he estado. Sé que no puedo proyectarme un futuro, pero tengo miedo de engancharme y terminar con el corazón roto (una vez más). ¡Ayuda!

Por Cecilia de Orbegoso

La diferencia de edad puede ser un tema delicado para algunas personas, pero déjame decirte que no es lo que marca una relación exitosa. La madurez no siempre está vinculada a la edad cronológica. ¿A cuántas amigas he escuchado decir que han estado con la persona más inmadura y los susodichos tenían más de 45 años? Muchísimas… a ver, o ya se estaban quedando calvos, o tenían el pelo mitad blanco, pero seguían aferrados a la excusa de que aún no están listos (¡¿Qué es esto?!). Por ello, no me atrevería a afirmar que existe una relación tangible entre la madurez emocional y la madurez física.

El feedback que tengo de amigas cercanas que, al igual que tú, por los últimos años han venido incursionando en el gran campo del dating y del romance, es que no necesariamente la pasa más arrugada es la más dulce. Por el contrario, las que han optado por probar de una fruta que aún está verde se lo han pasado de lo más bien. No caían en la monotonía, los dates eran tanto traviesos como divertidos, yendo de aquí para allá, ya que según las encuestas, cuando tu eres la mayor, el chico se esfuerza aún más por ponerte contenta. Pero, nuevamente, todo es relativo y no hay ninguna regla tallada en piedra. 

Personalmente, creo que en cualquier relación, sin importar la edad, es fundamental tener bien claro a qué vienes y a qué vas. A fin de cuentas, la edad es un número, o una construcción mental. Lo importante aquí es que tengas tú la madurez emocional de saber qué es realmente lo que quieres y necesitas, y si lo que te ofrece la otra persona calza con lo que tu estás buscando. 

Dicho esto, ¿qué pasa si en algunos años tú te proyectas a formar una familia? Con 9 años de diferencia, ¿qué crees que pensará tu actual galán? ¿Él estará en la misma página?  Por ello, es comprensible que tengas miedo a engancharte y terminar con el corazón roto, pero no necesariamente quien se mete a dormir con un bebé termina meado. Porque una cosa es intentar tener algo con alguien teniendo la madurez y conciencia que eso es solo para divertirte. 

No tiene nada de malo que busques un poco de colágeno para este momento de tu vida, pero otro sería el cuento si empiezas «jiji y jaja», después quieres una relación seria y proyectada y el chico no está en ese punto. Si no quieres una pena de amor, pues no le pidas peras a un árbol que da manzanas y punto.

Mi consejo es que entres con mucha comunicación, tanto con él como contigo misma, para que ambos sepan a lo que se están metiendo. Así que, con las reglas del juego bastante claras, deja de preocuparte por el final y disfruta tu tiempo en la cancha.

Total, ¿cuál es el pecado en tratar de recordar una época más simple, pasar el rato, y si es posible, revivir aquellas anécdotas de cuando recién teníamos veinte años? Si no es un delito, que sí sea un deleite.

Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales.