Soy una mujer soltera de 26 años, todavía vivo con mis padres y tengo un buen puesto, considerando mi edad y experiencia, en un conocido banco nacional. A veces siento que quiero cambiar de trabajo y de rubro, pero no sé hacia dónde ni cómo empezar a buscar. Reconozco que gran parte de mi indecisión proviene del miedo a que mis padres se decepcionen si opto por un trabajo o sector que no esté a la altura de sus expectativas, o que piensen que es ingenuo dejar un banco tan prestigioso para probar suerte en un sector nuevo. Esto me deja muy confundida y desanimada con mi vida, y no sé si debería optar por ir a terapia, aunque tomé la decisión hace un par de semanas. Sin embargo, me carcome la duda: ¿qué debería hacer? ¿Y si tomo una decisión y no tengo éxito? ¿Qué van a pensar de mí?

Por Cecilia de Orbegoso

Antes que nada, tienes 26 años, una edad en la que es natural reflexionar sobre tu carrera y tus metas a largo plazo. ¡Tranquila!

Pero antes que nada, quiero enfocarme primero en tus preocupaciones específicas respecto a cambiar de trabajo y el miedo al fracaso. Déjame decirte que ¡no estás sola! Es super natural sentir temor ante lo desconocido, especialmente cuando se trata de abandonar la seguridad de un empleo estable en una empresa de renombre. Sin embargo, (aunque esto dependerá totalmente de cada persona), creo que el éxito no está correlacionado, en lo absoluto, al prestigio de tu empleo, o a la cantidad de ceros que encuentres en tu sueldo, más si en ser capaz de encontrar un trabajo que te apasione, te permita crecer y desarrollarte como persona y sobretodo que te brinde satisfacción y felicidad en tu día a día.  

Si sientes que tu trabajo actual no cumple con tus expectativas, ¿por qué no explorar otras opciones? Nadie dice que tienes que renunciar, pero no estaría demás investigar y explorar diferentes industrias y áreas profesionales que te interesen, así como conversar con personas que trabajen en esos campos. Eso sí, antes que nada, te recomiendo que te des un tiempo para reflexionar sobre tus objetivos, tus valores y lo que realmente te hace feliz. ¿Qué te motiva? ¿Cuáles son tus pasiones y tus talentos? ¿Qué tipo de entorno laboral te gustaría tener? entre otras preguntas clave para tener un panorama más claro sobre en qué dirección tomar tu carrera profesional.

Dicho esto, si me gustaría abordar un punto muy importante de tu pregunta, que no creo que debas pasar por alto, y para ello te voy a contar lo que hablé la semana pasada con una amiga muy cercana de toda la vida. Ella tiene dudas sobre su galán de años, con quien se siente muy cómoda, pero no del todo enamorada, y está convencida de que no es el hombre de su vida. “¿Por qué no terminas?”, le pregunté directamente, a lo que ella me decía que es el perfil perfecto para su familia, se lleva de maravilla con sus hermanos, y podría decirse que es el clon de su papá. En conclusión, la pobre es prisionera de una cárcel conformada por lo que cree que son sus expectativas familiares. Ahora, me dirás, ¿que tengo en común yo con tu amiga? Y me atrevería a decir que ambas buscan agradar constantemente a sus seres queridos, anteponiendo sus gustos y necesidades propias.

No te voy a negar que la presión de complacer a los padres y cumplir con sus expectativas, así como el miedo a decepcionarlos, no solo son abrumadores sino que es un desafío común que muchísimas personas enfrentan. Es más, hasta leí que tiene un nombre (en el caso de las mujeres): “el síndrome de la niña buena”, haciendo referencia por un lado a una madre o padre feliz con la niña bien portada que no causa problemas, y al otro una niña feliz de saber y percibir que sus padres están contentos con ellas. Lamentablemente cuando una persona entra en esta dinámica, hay dos emociones que la persiguen, la ansiedad y un tremendo sentimiento de culpabilidad.

Sé que suena fácil decirte que eres una persona independiente con el derecho y capacidad de tomar tus propias decisiones, y que a pesar de que tus padres puedan tener sus propios puntos de vista sobre lo que a ti te conviene, eres tú quien tiene la voz final en tu felicidad y realización personal. Pero soy consciente de que ese cambio de mindset no ocurre de la noche a la mañana, por lo que aplaudo tu decisión de ir a terapia. Esta se va a convertir en una herramienta invaluable para explorar tus sentimientos y deseos, así como para obtener orientación y apoyo en momentos de indecisión. Del mismo modo, vas a poder trabajar la inseguridad y temor constante de que tu forma de ser, o tus decisiones, no van a ser merecedoras del orgullo de tus padres. Tus padres pueden tener expectativas para ti, pero al final del día, lo que realmente importa es que estés satisfecha contigo misma y con tus decisiones.

Finalmente, recuerda que así como es normal cometer errores y enfrentar obstáculos en el camino hacia el éxito, tienes que dar por hecho que el fracaso es parte de ese proceso.  Sin él no podrás crecer ni aprender. Y a fin de cuentas eso es lo importante: aprender de las experiencias y seguir adelante con perseverancia y determinación. Sin embargo, hay un elemento clave en el camino de la autorrealización: ¡¡¡atreverte a tomar riesgos y a salir de tu zona de confort!!!

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