Recientemente, cumplí 38 años y siento que la disminución en la atención masculina es palpable. En los últimos años he notado cambios en mi rostro y cuerpo, y consecuentemente la atención que recibo de los hombres ha desaparecido. A ver, nunca he sido la más guapa de mi grupo de amigas, sin embargo eso no impedía que se me acerquen a flirtear en el gym, o en las discotecas (si eso sucediera hoy, lo consideraría un milagro). Pero en el pasado, sobretodo en mis 20’s, siempre tenía uno que otro galán, y no había fin de semana que no tuviera un plan interesante. Hoy me cuesta conseguir que alguien me invite a una cita, ni siquiera consigo hacer match por dating apps. Yo sé que no debería pensar esto, pero realmente me siento muy mal conmigo misma, y me deprime sentir que no soy más una mujer deseada. ¿Qué puedo hacer para sobrellevar esto?

Por Cecilia de Orbegoso

No te voy a negar las aterradoras implicancias de acercarte a los 40 si es que eres una mujer. Es más, desde los 30 empezamos a sentir que estamos cuesta abajo y que bajamos el telón, y le decimos adiós a nuestro primer acto. Los 35 implican otro hito aterrador, la confirmación de que se agota nuestra juventud, y bueno ya los 40, la edad tabú para muchas, una crisis existencial, el inicio de la pérdida de fertilidad y la bienvenida a la premenopausia. Mejor dicho, es poner el tácito clavo final en nuestro ataúd emocional. Por ello, no conozco a una sola mujer que pueda decirme a la cara, con total sinceridad, que el peso de cumplir 30 y 35 años, respectivamente, no haya sido desafiante, y que la idea de estar cada día más cerca a ser una «señora de las 4 décadas» no de más miedo que pasar una noche a solas en la casa Matusita.

Ahora, una cosa que sí creo que es cierta, es que llegar a la base 4 no implica necesariamente que a una «le caiga encima el huaico» y mucho mejor que esto pase de la noche a la mañana. A ver, no es que te vas a tomar una foto a la víspera de tu cumpleaños, y al día siguiente será otro tu retrato por el mero hecho de soplar unas cuantas velas. Las arrugas no aparecen de la noche a la mañana, ni mucho menos tus amigos o colegas se darán cuenta si te han empezado a salir canas. Envejecer es algo que se da gradualmente mientras estamos ocupados disfrutando de la vida. Lo que si vas a ver, son unos que otros duros golpes de realidad, como cuando el hijo de tu mejor amiga empieza a decirte «tía» o como cuando te dicen «señora» en Wong, que te harán decir «Ay Dios, a pesar de todos mis esfuerzos el día D llegó». Y ni modo, para evitarlo no podemos hacer nada.

Ahora, sobre sentirse deseada, déjame decirte lo que he aprendido con la edad (como la buena señora que soy). La edad no tiene una correlación negativa ni con la belleza ni con la sensualidad. La belleza no se limita a la juventud o la ausencia de arrugas; el verdadero atractivo radica en la confianza, la autenticidad y la aceptación de uno mismo. Si, es divertido sentirse bonita y deseada, pero se siente inclusive mejor ser talentosa, ambiciosa, generosa, amable, divertida, compasiva e íntegra. No olvides: la belleza atrae, sí, pero la confianza en uno mismo es magnética.

Seguramente hay muchísimos hombres que optarán por salir con mujeres más jóvenes. No tiene nada que ver contigo. Simplemente son preferencias, o tal vez necesitan la validación de estar con una chiquilla inexperta y a lo Leonardo Di Caprio, creen que hay que cambiar de modelo una vez cumplidos los 25. Pero no se si ese sea el tipo de hombre que estés buscando. Es más, agradece que los dating apps tengan un filtro de edad. ¡Tremendo favor que te están haciendo!

Además, siendo honestas, no creo que si un hombre tuviese la oportunidad de tener un affaire o pasar una noche con Sofía Loren, Isabella Rossellini, Carla Bruni, o Monica Bellucci, por decir unos ejemplos, la rechazaría porque esté muy vieja, por el contrario, irían encantados al encuentro.

Si la única medida que vas a usar para ver si sigues siendo físicamente atractiva es ver cuántos hombres se te acercan en una discoteca, déjame decirte que se te viene una ola grande de fracaso e inseguridad. Además, no puedo dejar de preguntarme: ¿se sigue flirteando en discotecas? Creo que eso no me pasa desde las épocas en las que iba a Gótica y a Aura. No decretes «nadie me invita a salir», es lo último que quieres atraer. Por el contrario, se relajada, entusiasta y esperanzada cuando se trata de conocer gente. Expande tus horizontes y no te cierres solamente a los métodos de cortejo utilizados durante tus 20’s.

La presión constante por alcanzar un estándar de belleza absolutamente irreal puede llevar a una pérdida de autoestima y a la eterna insatisfacción, y no te garantiza tampoco que te conseguirá una pareja que valga la pena. Recuerda que tienes 38 años, te quedan muchísimos años por delante que no querrás pasar angustiada y avergonzada por tu edad. ¡Imaginate! Serán muchos años de autoflagelación y autodesprecio.

Finalmente, a mis 35, puedo decir con total orgullo que mis 30 han sido, por lejos, mucho mejores que mis 20 y estoy convencida de que lo serán incluso más que mis 40. Y es que cada día soy más consciente de lo que quiero, me siento más orgullosa de mis logros, tengo más seguridad en mí, tengo más respeto hacia mí misma y las decisiones que tomo, y creo que eso me hace más atractiva que nunca. Sé que suena cliché, pero siento que hay que estar agradecidos con la edad, ya que el pasar del tiempo es una oportunidad para crecer, madurar y descubrir nuevas facetas de una misma. Hay tanto para que te maravilles en tu transición de jovencita a mujer adulta, que ponerte a pensar en los galifardos que no se te acercan te parecerá totalmente banal.

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