La mariposa favorita de Talía Berckemeyer no es la más exótica ni la más colorida. De hecho, la monarca, con sus clásicas alas en tonalidades naranjas y negras, podría ser considerada la más común si no fuera porque ostenta un récord impresionante: a la hora de migrar, recorre miles de kilómetros entre Canadá y México desafiando las leyes de la naturaleza.

La diseñadora comparte el mismo espíritu atrevido de su animal preferido. Aunque en apariencia puede verse frágil y dulce, no tiene miedo de enfrentarse a ningún reto. “Las otras mariposas son lindas, pero, más que linda, a mí me gusta ser fuerte”, advierte.

Talía estudió Finanzas en la Universidad de Miami, pero su vocación siempre estuvo ligada al arte. Luego de trabajar un tiempo en banca, optó por estudiar dibujo técnico en París y, posteriormente, Diseño de Modas en Parsons (Nueva York), una de las escuelas de arte y diseño más reconocidas del mundo.

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Desde 2010, conquistó Lima con Barroca, Botánica y Océana, sus tres colecciones y, gracias a sus presentaciones en los LIF Week, logró posicionarse como uno de los talentos más prometedores en la industria de la moda local. Pero a esta chica aún le quedaban alas para rato y muchas ideas en camino.

Hace cuatro años, no había muchas tiendas donde exhibir la ropa. Yo tenía un atelier en un departamento, pero mis clientas se quejaban de lo incómodo que era tener que moverse de un lugar a otro por la ciudad para conseguir un look completo. Así surgió la necesidad de tener una tienda propia”, cuenta la diseñadora.

Sin embargo, lo que iba a ser solo una tienda de su marca terminó convirtiéndose en una concept store de cinco pisos llamada Morphology, un espacio que apunta a generar una “conciencia verde”. “Me preocupa mucho el tema de la gente que compra y bota”, dice Talía. “Después del petróleo, la industria textil es la que más contamina y, al final, estamos matando al mundo con ropa. Está bien ser vanidosa, pero hay que balancear las cosas. La propuesta aquí es retomar la época de la abuelita, donde te comprabas un abrigo y lo usabas para toda la vida”.

Talía recuerda que, días antes de la inauguración, cuando ya todo estaba a punto, el local sufrió un percance. No hubo una limpieza adecuada de tuberías, el drenaje se tapó y el agua explotó por el techo, así que buena parte de la tienda terminó inundada. La experiencia fue un caos, pero el verdadero reto se escondía en envases más pequeños.
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Arte natural

Talía cree fervientemente en la alegoría de la transformación de la mariposa, en esa sensación perenne de que todo cambia. “A veces, cuando algo varía, te choca o no entiendes por qué ocurre, pero, a la larga, cuando lo miras con perspectiva, todo tiene sentido.
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Es como el gusano, que de repente estaba feliz siendo lo que era y no entendía por qué tenía que dejar de serlo, pero luego se volvió una mariposa fuerte y preciosa”.

Precisamente por este significado, el logo de su marca siempre fue una mariposa, y probablemente por la misma razón, cualquier persona que la conoce la asocia con este pequeño animal. Una de ellas fue su papá, quien, teniendo en cuenta las pasiones de su hija, le sugirió incluir un mariposario dentro de Morphology.

Me acuerdo de que, en cada viaje en el que visitaba algún mariposario, me decían que casi el 45% de especies del mundo provenían de nuestra Amazonía. Y, sí pues, era loco no tener un mariposario en Lima y disfrutar de todo eso, así que le di la razón a mi papá”, narra Talía.
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Con una dedicación científica, la diseñadora empezó a cultivar mariposas en un huerto en Pachacámac y recuperar las crisálidas en un laboratorio. La idea inmediata fue trasladarlas a Morphology y, entre marzo y abril, el mariposario ya estaba completamente habilitado; pero, conforme el clima fue cambiando, las dificultades llegaron y tuvieron que cerrarlo.

Por Gabriela Ramos Traverso       
Fotos de Mauricio Gil

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