Apenas se abren las puertas que dan al segundo piso del Hotel Marriott, la magia navideña comienza. Así lo describe Valery Schroth, Pastry Chef del hotel, después de dos meses de producción y más de diez horas de trabajo en los cascanueces de puro chocolate que ahora exhibe en el lobby. Con una altura de 2.80 metros y 70 kilos cada una, estas tres esculturas pueden dejar boquiabierto a todo aquel que se acerque a comprobar su autenticidad. “La gente a veces no se da cuenta que todo es de chocolate hasta que leen la escultura. A partir de ese momento el lobby se vuelve fantástico. La experiencia cambia. A la gente le encanta y hasta han querido morderlas”, agrega Schroth, entre risas.

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Hace siete años, cuando recién llegó al hotel, le dijeron que debía preparar una escultura de chocolate para diciembre. “Yo llegué en mayo y el año anterior, el chef había hecho un Machu Picchu de chocolate que le quedó lindo”, cuenta. El reto fue grande, pero Schroth lo logró. Desde ese entonces, ha hecho desde esculturas del Centro Histórico de Lima y Retablos Ayacuchanos hasta Santa Claus en trineos colgando del techo, pero siente que El Cascanueces ha sido una de las más trabajosas y que no habría sido posible de hacer sin la ayuda de todo el equipo. Desde Jorge, el escultor que la ayudó con el diseño hasta todos los cocineros que bajaban al sótano 4 donde acomodaron la escultura, para ayudar con los detalles y la decoración. 

“Siempre tratamos de hacer algo diferente en Navidad. Yo creo que esta época es para los niños y para la familia así que me incliné por esa opción. Así que una vez que decidí que iba a hacer el Cascanueces armé la lista de todo lo que necesitaba”, explica. Eso incluyó una cantidad enorme de chocolate blanco, colorante de todos los colores, polvos nacarados, varas para mantener firme la estructura y una mezcla de chocolate plástico que lleva azúcar en polvo, glucosa y, obviamente, chocolate.

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El proceso comenzó con crear el ‘soul’ del Cascanueces que, según Schroth, es algo así como el esqueleto de la escultura. Luego, esa pieza se bañó y fue cubierto con el chocolate plástico. Allí se tallaron las formas y se hizo el armado en tres partes. Finalmente, se trasladó al lobby para el ensamblaje. “Empezamos a las 8 de la mañana y no terminamos hasta las 8 de la noche. Después de todo puedo decir que valió la pena el estrés porque es una oportunidad increíble para sentir la magia navideña”, finaliza.

La escultura se exhibe en el segundo piso del lobby del Hotel Marriott y estará allí hasta la Bajada de Reyes.

Por Paloma Verano
Fotos de Sanyin Wu