La cita es a las 8:45 de la noche. Los comensales llegan de a pocos, puntuales. Algunos solos, otros en parejas. En sus rostros se refleja el nerviosismo frente a lo desconocido. Saludan al anfitrión y pasean la mirada por el lugar sin detenerse en nada en particular.

Son nueve personas. Cada una de ellas pagó por estar ahí y, sin embargo, no saben qué o a quiénes van a encontrarse. A todos les sucedió lo mismo: vieron el evento en Facebook y les enganchó lo que ofrecía: una cena con invitados desconocidos (o para conocer), en un sitio secreto y con un menú que lo descubrirían una vez sentados a la mesa.

El chef, Néstor Rodríguez, explica cada uno de los cinco tiempos que incluye la cena.

Wister Sánchez es el anfitrión. Él recibe a las chicas y chicos que llegan al lugar revelado, una casa frente al malecón de Miraflores. “Hasta ahora, son más mujeres que hombres quienes se animan a venir solos”, revela. Sánchez, junto a sus socios Yombell Sisniegas, Ana Cecilia Obregón y el chef Néstor Rodríguez, crearon The Jato Project hace cuatro meses. Actualmente, están en conversaciones con otros cocineros para expandir el proyecto a otros distritos. “La meta, primero, es estar presentes en varios puntos de Lima. Luego, queremos llegar a Arequipa, Chiclayo y otras ciudades”, expresa Sisniegas, el jefe de marketing del proyecto.

Las mil y un posibilidades

“¿Ya se dieron cuenta cuál es la temática de la cena de hoy?”, pregunta el anfitrión a los invitados, que acaban de conocerse pero ya conversan entre risas en la terraza. En The Jato Project se varía en cada evento. Comida japonesa, peruana, italiana, entre otras, son las opciones.

De esta manera, The Jato Project busca darle algo diferente a sus clientes cada vez que vayan a sus cenas. “Trabajamos con chefs que se atrevan a hacer algo distinto en cada ocasión, que quieran experimentar”, expresa Sisniegas. “Gastronomía molecular, fusiones, todo es bienvenido”, agrega.

Esta noche suena Café Tacvba y varias rancheras por los parlantes. “Si no me equivoco, vamos a comer comida mexicana”, afirma una de los asistentes. Y, acto seguido, el cocinero aparece con el primero de los cinco tiempos que ha preparado para hoy. Para acompañar, hay agua de jamaica y tamarindo con rodajas de naranja. También se sirven bebidas alcohólicas a quienes prefieran.

Comida, risas y nuevos amigos: la noche recién comienza.

Por André Agurto