Meghan Markle ha llegado para cambiar algunas cosas de la realeza británica. Una de ellas es el estricto protocolo bajo el que se mueven los integrantes de la monarquía. En efecto, hace unas semanas, durante la Navidad, la actriz de Suits fue noticia porque acudió a la misa de Sandringham, un evento al que solo pueden acudir los cónyuges de los príncipes, como Kate Middleton.

A pesar de ello, el príncipe Harry se las arregló para convencer a su abuela, la reina Elizabeth II, de que su prometida pase estos días con la familia real.

A cinco meses de la boda que la unirá con el hijo de Diana de Gales, la última decisión de Markle podría también contradecir las reglas de la corona. Según una fuente de US Weekly, a Meghan le gustaría llegar al altar del brazo de su madre, Doria Ragland, y no de su padre, Thomas Markle.

Con la boda, ambos quieren hacer las cosas a su manera. Si bien siempre tendrán en cuenta las tradiciones y las opiniones de sus mayores, el día es fundamentalmente de ellos y sobre lo que ellos quieren hacer. El día de la boda en sí tendrá algunas sorpresas poco convencionales. No esperen una boda real paso por paso. Quieren involucrar a sus amigos y familiares tanto como sea posible durante todo el día”, ha referido la persona allegada a la pareja.

Hay dos opiniones opuestas sobre el por qué la novia querría que las cosas se realicen así. Una de ellas sostiene que Markle tiene una marcada posición feminista que la motivaría a darle protagonismo a su madre durante la ceremonia. Por el contrario, la otra versión señala que su padre no desea estar en el centro de atención.

Sea lo que ambos decidan, lo veremos en lo que promete ser la boda más mediática de este año.