La recordada Mía Colucci de Rebelde Way llegó a Lima para el estreno de Perdida, la coproducción argentina, española y peruana que ya se encuentra en cartelera y en la que actúa con Carlos Alcántara. Su más reciente visita al Perú había sido en 2004, como integrante del popular grupo Erreway. Hoy regresa casada con el cantante Michael Bublé, a punto de ser madre por tercera vez.
Por Mariano Olivera La Rosa Foto de Rafo Iparraguirre
Un guardaespaldas de rostro colorado custodia el salón donde aparecerá Luisana. Me pregunto quién podría querer atentar contra ella. En el Perú se la recuerda con mucho cariño por formar parte de la exitosa serie adolescente Rebelde Way y la agrupación musical asociada a ella: Erreway. No son pocos los fans que se han emocionado con su presencia en Lima. La última vez que Luisana estuvo entre nosotros fue en 2004, junto con Felipe Colombo, Benjamín Rojas y Camila Bordonaba, ex integrantes de Erreway.
Catorce años después, como era de esperarse, la vida de Luisana Lopilato ha dado un giro radical: es madre de dos hijos –Noah y Elías, de cinco y dos años, respectivamente–, está casada con el célebre cantante canadiense Michael Bublé, coprotagoniza cintas con actores del nivel de Guillermo Francella (Los que aman, odian) e, incluso, ha debutado en Hollywood con un papel protagónico, en el filme Fair Market Value (2016).
Antes de cambiarse para las fotos, Luisana aparece vestida con ropa cómoda, propicia para lidiar con sus seis meses y medio de embarazo, mientras la prensa internacional especula con los detalles de la residencia canadiense donde se mudará con su familia (costaría catorce millones de dólares, tendría quince baños, siete dormitorios, una cancha de tenis, una piscina climatizada y una pista de hielo, entre otras austeras comodidades).
Se sienta a mi lado, delante del backing de Perdida –donde interpreta a la agente de policía Manuela Pelari–, sonríe con amabilidad y aguarda, a la espera de la primera pregunta.
¿Cómo llevas la dinámica de promocionar una película con seis meses y medio de embarazo? –le digo.
Es cansador, pero sabía que iba a ser así y soy muy profesional –responde, ante la mirada de su manager argentino, un hombre de larga melena que sigue cada detalle de la entrevista a dos metros de distancia, agazapado tras una mesa de centro–. Cuando me propongo algo, lo cumplo.
La última vez que estuviste por aquí fue con Erreway. ¿Qué recuerdos tienes de Perú en esa época?
Mirá, la verdad es que me acuerdo siempre de Perú, del cariño de la gente. Son muy demostrativos; eso no cambió. Ahora que llegué al aeropuerto había gente esperándome. Eso no se olvida.
Alguna vez dijiste que actuar te hace bien como mujer. ¿En qué sentido?
A veces lo que uno dice y lo que se termina escribiendo por ahí es diferente. No sé si actuar, pero trabajar me mantiene –reflexiona por un segundo lo que va a decir, mientras su manager continúa acuclillado a dos metros de nosotros, contemplando la escena sin gesticular–… Soy una mamá muy presente en mi casa, donde me ocupo de casi todo. Estos momentitos que me doy para mí son para mí.
¿Es cierto que al viajar, en el rubro de tu profesión, escribes “ama de casa”?
Es verdad –dice. Luego sonríe a medias.
Pese a que en todo momento se muestra agradable, la noto algo incómoda, además de agotada. Presiento que dar entrevistas para promocionar su nueva película no es algo que la entusiasme mucho; sobre todo con seis meses y medio de embarazo a cuestas y cuando las preguntas van más allá de la película. Pero Luisana se debe a su trabajo; como ella misma ha dicho, es muy profesional.
¿Quién no estaría agotado si tuviera una agenda copada de compromisos mediáticos a poco más de dos meses de dar a luz?
¿Por qué? –continúo.
Para no dar explicación; no voy a poner actriz. Y es la verdad, principalmente soy ama de casa, me ocupo de mis hijos, de mi casa, de mi familia.
¿Tenías pensada la decisión de volver a ser mamá? ¿Querías un tercer hijo?
Sí, claro que sí. Tenía muchas ganas. Me encantan las familias grandes.
¿Grande como para seguir creciendo?
De momento no, pero puede ser.
A lo largo de estos años, ¿cuál ha sido tu mayor logro?
Ser madre.
¿Y a nivel profesional?
Paso a paso, me parece; todavía no sé si se ha dado. Creo que todos los años son diferentes y que hay que elegir proyectos. Me encantaría poder seguir haciendo cine, actuando.
¿Hollywood sigue estando en tus planes?
Sí, Hollywood, Perú, España…
¿En algún punto te has arrepentido de un papel?
No… Por supuesto que me he equivocado como actriz, que he elegido cosas que por ahí no eran las correctas o no tuvieron tanto éxito, pero no me arrepiento de nada; todo lo hice con ganas, con amor. A todo le puse energías para que saliera bien.
Empezaste a actuar siendo una niña. A estas alturas, ¿dirías que este mundo del espectáculo, de la fama, de las luces, es lo que esperabas?
¿Sabés que es raro? Trabajo desde tan chica en este medio que pasó a ser parte de mi vida, algo cotidiano. No conozco otra cosa. No es que antes era doctora y ahora soy actriz. No lo vivo como “¡uy, la fama, lo popular, los viajes!”. Tengo que viajar a presentar la película; lo que hago es trabajo. A veces en la calle, cuando me reconocen, ¿viste?, o con mis amigas o familiares, me dicen: “Te están mirando”. Yo no estoy viendo si me están mirando, lo vivo normal. A lo mejor, me parecería anormal que no me miraran o que no me pidieran una foto o que no me reconocieran. Diría: “¿Qué pasa?”
¿De chica añorabas tener una vida “normal”, por decirlo de alguna manera?
No, siempre quise hacer esto. Siempre me encantó estar en una pantalla; siempre me gustó hacer reír, hacer llorar, hacer de diferentes personas…
Anécdotas y familia
En una entrevista, cuando tenía catorce años, Luisana confesó que su amor platónico era Luis Miguel. “Y la verdad que, ¿viste?, uno va cambiando y madurando, y los gustos van cambiando también”, comenta.
Quiere decir que ya dejó de ser tu amor platónico.
No, Luis Miguel… ¿Sabés qué pasa? Tengo una hermana que me lleva ocho años y siempre la copié. Me acuerdo que en 1995 Luis Miguel era todo para ella y yo medio que crecí con eso, ¿viste?, con los posters de Luis Miguel, con los shows… Mi hermana se iba a hacer las carpas a los estadios. Por supuesto que, al día de hoy, si escucho o veo algo de Luis Miguel me remonta mucho a esa época.
Otra curiosidad: ¿es verdad que en un momento llegaste a criar ochenta ratones de laboratorio?
(Sonríe) Es verdad, sí. En realidad, todo empezó con uno; después quise comprarle otro para que no estuviera solo, y era varón, y luego… Bueno, empezaron a procrear.
Si tuvieras que ubicar un recuerdo que te haya marcado, ¿lo encuentras?
Hummm… La verdad es que viví muchas cosas, en lo personal y en lo profesional. Cosas lindas, cosas feas –en 2016 se hizo público que su hijo mayor padecía de cáncer al hígado; felizmente, logró recuperarse–. Siempre muy acompañada de mi familia. Creo que eso ha sido lo más importante. Mi mayor sostén es la familia; mi mamá, mi papá, mis hermanos… me apoyaron en mi carrera y siempre me acompañaron en todos lados. Ahora mi marido, mis hijos…
A corto y mediano plazo, ¿qué se viene en la vida de Luisana Lopilato?
Me encanta dedicarme a la maternidad, así que a eso me voy a dedicar.