Alexandra Kuczynski, la hija del ex presidente del Perú y periodista del New York Times, descubrió su infertilidad a los 35 años. Casada y, hasta entonces, con una vida feliz, comenzó su desesperada batalla por tener un hijo que incluyó más de una decena de fertilizaciones in vitro. Luego de muchas dudas y contra el «qué dirán», encontró en la maternidad subrogada una luz de esperanza.

Alex Kuczynski

«No di a luz a mi hijo. Él es el producto de mi óvulo y el esperma de mi marido», escribió Alex Kuczynski.

Maternidad subrogada, gestación por sustitución o vientre de alquiler. La práctica por la que una mujer gesta un hijo para otra persona o pareja es un tema polémico. Actualmente, no existe un marco legal que la regule en el Perú, razón por la cual dos ciudadanos chilenos se encuentran en la cárcel en el momento que se escribe este artículo. Además, se sabe que muchas parejas peruanas recurren a un embarazo subrogado para formar una familia, generalmente llevándose a la gestante a otros países del extranjero (como Rusia, Ucrania, Grecia, Georgia, Portugal, Canadá y algunos estados de Estados Unidos), donde la técnica sí está permitida.

Alexandra Kuczynski

«A las 31 semanas, mi bebé pataleaba y se estiraba. En la pantalla del sonograma, pude ver que estaba haciendo sus sentadillas habituales. El monitor transmitió el sonido fangoso de los latidos de su corazón», reveló la columnista.

Alexandra Kuczynski, hija del ex presidente PPK, descubrió que era infértil a los 35 años, estando casada y muy deseosa de formar una familia. Tras cinco años de intentos de embarazo, cuatro abortos involuntarios y once fertilizaciones in vitro; la columnista del New York Times decidió contratar a una madre sustituta, enfrentando sus propias inseguridades, las dudas sobre si estaba haciendo lo correcto y las opiniones de los demás. Alex estaba decidida a tener un hijo a toda costa.

En noviembre de 2008, Kuczynski contó su largo viaje de seis años hacia la maternidad para el New York Times Magazine en su artículo Her body, my baby.»Después de media década de tratar de quedarme embarazada, algunas veces sucediendo pero siempre sin poder llevar a un bebé a término con éxito, llegué a la conclusión de que si queríamos tener un hijo genéticamente relacionado con nosotros (ella y su esposo, Charles Porter Stevenson Jr.), tendríamos que encontrar una mujer con un útero más confiable para gestar y dar a luz a nuestro bebé», relató.

En abril de 2007, con 39 años y agotada emocionalmente, Alex y Charles se decidieron por el vientre de alquiler: contratarían a una mujer para que diera a luz a su hijo. «Fue una medida desesperada, sin duda, y complicada por las preguntas de todos los grandes sectores: financiero, religioso, social, moral, legal, político», confesó la escritora.

Sin embargo, nada los detuvo. En mayo de ese año, la pareja buscó consejo legal y, en julio, un médico sacó ocho óvulos de sus ovarios y los fertilizó con el esperma de su esposo. A principios de agosto, una maestra sustituta de Harleysville, Pensilvania, llamada Cathy Hilling estaba embarazada del hijo de Kuczynski. Para el Día de la Madre del 2008, la columnista tenía a su hijo de 3 semanas en brazos.

Deseo de madre

La autora del libro Beauty Junkies confesó que siempre sintió instinto maternal y nunca dudó de su capacidad de ser una buena madre. En un principio, al no lograr concebir, optó por la fertilización in vitro (FIV). «A juzgar por las experiencias de varios amigos, pensamos que la FIV garantizaría resultados rápidos. En la batalla por mi fertilidad, quería las armas grandes», cuenta la autora.

«En un ciclo típico de FIV, los ovarios se estimulan para producir varios, tal vez incluso docenas de huevos; después de un procedimiento quirúrgico en el que el médico aspira los óvulos de los ovarios, el embriólogo empareja cada óvulo maduro con un espermatozoide sano. Los embriones crecen durante varios días, y se implantan a través de un catéter directamente en el útero», explica Alex Kuczynski sobre el tratamiento al que se sometió en Cornell University’s Center for Reproductive Medicine and Infertility, en la ciudad de Nueva York.

En la clínica, un ciclo de FIV le costó alrededor de 8,000 dólares. Incluía chequeos diarios durante aproximadamente dos semanas, cirugía para recuperar los óvulos, el enlace de espermatozoides y óvulos, la transferencia de los embriones al útero y la prueba de embarazo. La medicación costaba alrededor de 4,000 dólares más. Como ella misma relata, la mayoría de los planes de seguro de salud no cubren la FIV, por lo que la pareja tuvo que correr con los gastos.

Alex Kuczynski

«Los 25 000 dólares que pagaríamos marcarían una diferencia significativa en sus vidas», confesó Alexandra sobre la pareja que aceptó su propuesta.

Después de tantos fracasos, la escritora empezó la cuenta regresiva. No se hacía más joven, y la infertilidad no daba tregua. Su útero y óvulos estaban sanos. No había explicación para los intentos fallidos de FIV y los abortos espontáneos. El problema era su útero.

Vientre de alquiler

Pese a la polémica, finalmente la pareja decidió probar la gestación subrogada. «Las acusaciones de vender bebés han empañado la práctica de la maternidad subrogada tradicional. (…) Una mujer que está pasando por riesgos que pertenecen a otra familia claramente merece que se le pague», opina Alex. Luego de una minuciosa búsqueda, apareció Cathy Hilling, una mujer de 43 años, casada y con hijos.

Dos semanas después de la «transferencia», la prueba arrojó el resultado que todos esperaban: Cathy estaba embarazada. Alex estaba emocionada, nerviosa y le preocupaba todo. Acompañó a la mujer que albergaba a su hijo a todos los chequeos. Temía que algo malo pudiera suceder. Sin embargo, el día del parto llegó y a las 3:49 pm, en Pensilvania (estado donde esta práctica es legal), «Maxime entró llorando en el universo, sus ojos hinchados, su cuerpo enfundado en una capa de vernix mantecoso«. 

«Nuestro hijo salió de nosotros. Nuestros cuerpos se casaron en un plato de vidrio, y nuestro hijo fue llevado por otra mujer durante nueve meses. Él es nuestro sueño más vívido realizado: la encarnación de la fuerza más poderosa a ciegas en el universo, traída a la vida de la única manera que podría ser. Con una pequeña ayuda», concluyó.