Desde hace veinte años, la Asociación Nacional Pro Superación Personal (Anspac) trabaja con grupos de madres de familia de distintas zonas de Lima para educar su inteligencia emocional y colaborar a mejorar sus vidas y las de sus familias. Hoy, además, trabajan con niños y adolescentes.

Por Manuel Coral González

Al día de hoy, Anspac Perú ha trabajado con más de tres mil mujeres.

Anspac Perú, al servicio de la sociedad

«Nosotras creemos que las madres son el pilar de sus familias, ya que a través de ellas se transmiten los valores morales que forman a una persona”, dice Maricarmen Delgado, actual presidenta de Anspac Perú. Esta asociación, creada en México en 1974, fue replicada en el Perú en 1999 por un grupo de amigas peruanas y chilenas que deseaban brindar soporte emocional a las madres de familia de Manchay, en Pachacámac, quienes habían huido hasta allí para escapar de los estragos producidos por la violencia terrorista. “Nuestro objetivo es que las mujeres que asisten a nuestros talleres, primero, refuercen su identidad y aprendan, poco a poco, a desarrollar su potencial humano. Buscamos que expandan su conciencia y se formen de manera íntegra. Con estas herramientas humanas, pueden ayudar al progreso de sus familias y, también, de la comunidad que las rodea”, complementa María Augusta Llorente, miembro del directorio.

Para lograr estos propósitos, Anspac desarrolla un programa que abarca tres áreas: la Humana (en la que se trabaja la concientización y la introspección), la Moral (donde se desarrollan la espiritualidad y los valores morales) y los Talleres de Manualidades (liderados por Patty González en coordinación con Liz Escalante, administradora del Comité de Finanzas, en los que las asistentes socializan y descubren sus talentos). “Junto con el grupo de voluntarias, luchamos para que las madres recuperen su autoestima y puedan hacer frente al miedo, la tristeza o la desesperanza que puedan sentir”, agrega Tete Delgado, miembro del directorio.

A la fecha, han trabajado con más de tres mil mujeres.

Tras dos décadas de ejercicio altruista, la organización sin fines de lucro trabaja actualmente en Manchay, Musa, Cieneguilla, Pamplona y el penal de Santa Mónica. Cuenta, además, con ochenta y una voluntarias, y ha alcanzado a más de tres mil madres de familia de todas las edades. “Este programa de mujeres ha tenido tanto éxito que se ha visto que funciona con los chicos jóvenes, que son, en su mayoría, hijos de las madres con las que trabajamos. Por eso, también estamos iniciando un taller para ellos”, apunta Carolina Tejada, miembro del directorio.

Círculo virtuoso

Desde marzo de este año, Anspac comenzó a desarrollar el mismo programa enfocado en niños (entre los 8 y 12 años) y adolescentes (entre los 13 y 16). “En el primer centro que tenemos, en el Sol de la Molina, a los chicos se les enseña y refuerza aspectos humanos con los que podrán afrontar su vida en el futuro, como el respeto y la consideración hacia los demás, por ejemplo”, explica Delgado. “Este proyecto se ha convertido en un círculo virtuoso: la madre está con nosotras y los hijos también”, dice Llorente.

Tras los buenos resultados que se obtuvieron con las madres de familia, Anspac espera replicar su programa en niños y adolescentes.

Mientras las actividades de Anspac con las madres de familia se desarrollan todos los jueves entre las nueve y las once de la mañana –“en centros comunales, aulas escolares y comedores”–, las integrantes de la asociación planean, para el próximo año, reforzar el proyecto con los niños y adolescentes a través del trabajo en conjunto con los colegios que estén interesados. Su consigna es simple y noble: “Donde nos abran las puertas, ahí estaremos”.