La familia de la actriz británica Diana Rigg, que interpretó a la reina en Game of Thrones y también fue Chica Bond, ha confirmado la triste noticia en un comunicado en el que aseguran que «se ha ido tranquila y rodeada de los suyos».
Por Alejandra Grau
Aunque su fama resurgió hace años gracias a Game of Thrones, serie que le valió tres nominaciones al Emmy a la mejor actriz de reparto, la carrera de Diana Rigg comenzó mucho tiempo atrás. Formada en las tablas del teatro británico, pasión que nunca abandonó (en 1994 ganó un Tony por interpretar a Medea), su primer contacto con la fama lo experimento en 1965, curiosamente también gracias a una serie de televisión que fascinó a millones de televidentes, The Avengers. El programa de espías que nada tiene que ver con los famosos superhéroes de Marvel convirtió a Rigg en todo un sex-symbol de la época.
Precisamente, fue esa serie la que hizo que en 1969 le ofrecieran otro de sus papeles más recordados, el de Tracy di Vincenzo, la chica Bond que hacía enloquecer a George Lazenby en la película 007: On Her Majesty´s Secret Service. Quién le diría entonces que 50 años después ella sería una de las reina más recordadas de la televisión.
Olenna Tyrell, el regreso triunfal de Diana Rigg
«Díselo a Cersei. Quiero que sea que fui yo”. Hay diálogos que trascienden la serie en la que aparecen para entrar a formar parte del hablar popular. Y esta confesión de Olenna Tyrell a Jamie Lannister en Game of Thrones es sin duda una de ellas. Primero por todo lo que significó dentro de la trama revelando lo que muchos ya intuíamos: que no había mejor estratega Lady Tyrell en todo poniente. Pero sobre todo, por cómo la hizo suya la actriz Diana Rigg. Una estrella que curiosamente encontró en este show de HBO el papel ideal para conectar con una joven audiencia que de otra manera no habría conocido su legendaria carrera en pasadas décadas. La misma audiencia que hoy está consternada por la noticia de su muerte.
Según ha confirmado su hija a través de un comunicado, Rigg ha muerto hoy a los 82 años de edad rodeada de toda su familia en su casa de Londres. “Mi querida madre se ha ido durmiendo plácidamente esta mañana”, explica en el escrito.
“Ha muerto víctima de un cáncer que le diagnosticaron el pasado marzo. Sus últimos meses los ha pasado recordando con alegría su extraordinaria vida, llena de amor, risas y un profundo orgullo por su profesión. La vamos a echar de menos de una manera que las palabras no pueden expresar”.