Ya empezaron los preparativos para la primera Navidad de la princesa Charlotte. Todo indica que quien está detrás de los detalles de las celebraciones de fin de año no será la reina Elizabeth, sino Carole Middleton, madre de Kate. Nace una nueva matriarca.
Carole Middleton es atractiva, tiene sesenta años y dirige con éxito Party Pieces, empresa especializada en productos clave para organizar fiestas con mucho estilo y un toque crafty (antes de que se convirtiera en duquesa de Cambridge, Kate tomaba las fotos de la marca familiar). Recientemente, Carole ha aparecido en revistas inglesas como “Baby London” o “Homemaker” dando consejos sobre cómo contagiar a los niños el espíritu navideño y, al mismo tiempo, revelando algunas de las actividades que tienen pensadas para la dulce Charlotte y el inquieto George, de dos años y medio.
“Relájense y disfruten la primera Navidad de su bebé. Ellos la van a olvidar, pero tú tendrás muchos recuerdos de ese día tan especial”, dijo Carole. La abuela de George y Charlotte recomendó hacer manualidades, como coronas navideñas de papel, junto a los más pequeños de la casa, quienes se encargarán de personalizarlas, y cocinar y decorar cupcakes: “Todos los niños aman hornear”.
¿Cómo era la Navidad de la Familia Real Británica antes de las Middleton? Era una fiesta muy protocolar en la que los niños se aburrían. Era sinónimo de ropa almidonada y de ir a la iglesia. No había regalos, porque los regalos se abrían un día antes de Nochebuena. La familia se trasladaba a Sandringham, en el condado de Norfolk. Desde el rey Jorge V siempre fue así. Hasta la llegada de Kate y Carole.
En Sandringham les esperaba un breve almuerzo y luego el tradicional discurso de la reina a las tres de la tarde. Algunas fuentes aseguran que los niños menores de doce años no comen junto a los adultos. Ni William ni Kate estaban dispuestos a pasarla separados de sus hijos, por eso decidieron escribir su propia tradición familiar. Después de ir a misa, William, Kate y los pequeños van a Anmer Hall, su residencia de campo permanente, que también queda en el condado de Norfolk. Los padres de Kate viven lejos, en Berkshire, por eso ellos se mudan unos días a Anmer Hall. Una movida audaz para los ojos conservadores de la corona británica.
Para los Duques de Cambridge es importante inyectar una dosis de normalidad a las maravillosas y mediáticas vidas de sus engreídos. Recordemos que, en un acto oficial en una universidad, el príncipe William dijo que su hija era toda una lady, “Una gracia del cielo”. Mientras que George es enérgico, “Todo un monito”.
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