Ana de Armas y el equipo creativo de Blonde comparten los secretos detrás de la transformación de la actriz en la diva de Hollywood.

Por Sergio Herrera

Ni bien se vio caracterizada como Marilyn Monroe, Ana de Armas experimentó una serie de emociones. «Fue tan real. Una sensación muy intensa, porque para mí es difícil no meterme en la historia de lo que le estaba pasando y en la mujer de la historia», relataba de Armas a los periodistas en el estreno del filme de Hollywood. El detalle es que la premiere se dio en el Teatro Chino TCL, donde Marilyn Monroe pasaba los fines de semana viendo películas durante su juventud.

Blonde, escrita y dirigida por Andrew Dominik, se basa en la novela homónima de Joyce Carol Oates del año 2000. El libro reimagina la vida interior de la icónica rubia desde su dura infancia como Norma Jeane Mortenson hasta su ascenso a la fama en Hollywood. Su éxito cinematográfico se ve contrastado por su vida amorosa tormentuosa, caracterizada por relaciones poco duraderas. La película dura casi tres horas y fue producida por Plan B Entertainment, cuyo dueño es Brad Pitt. El montaje final es el fruto de 12 años de trabajo. Desde este 28 de setiembre, Blonde puede verse en Netflix.

¿Cómo Ana de Armas se transformó en Marilyn?

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Antes de la producción, Ana de Armas pasó un año estudiando la voz «jadeante» de Marilyn Monroe. Trabajó con un coach durante largas sesiones y investigó mucho sus películas para dar en el tono exacto.

Tal como reveló en el estreno, Ana de Armas pasaba tres horas cada mañana en el camerino para transformarse en Marilyn. El rodaje duró nueve semanas en las que tuvo que colocarse una prótesis bajo una peluca rubia platino. Estaba hecha a medida para ocultar la raíz de su cabello natural.

Asimismo, se vio obligada a depilarse y decolorar sus cejas, usaba lentes de contacto azules para tapar el color avellana de sus ojos. No podían faltar unas pestañas postizas que fueron colocadas de forma estratégica para modificar la forma de sus ojos y que se asemejaran más a los de Marilyn.

Uno a uno, todos los detalles fueron comprobados minuciosamente. La obsesión por dar en el blanco fue tal que incluso hasta se recreó la ubicación exacta del lunar que se pintaba Marilyn casi siempre en la parte inferior de su mejilla izquierda.

«Casi todos los días, Ana me guiaba de la mano para poner el lunar en el lugar exacto donde lo llevaba Marilyn», cuenta Tina Roesler Kerwin, la jefa de maquillaje de la película e “En una ocasión Marilyn lo movió de lugar y se lo puso cerca de la barbilla. Eso también sale en la película”.n la alfombra roja previa a la proyección del filme.

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