En su cuarta semana en cartelera, ya habían ido a verla 700 mil espectadores. Ani Alva Helfer, vuelve a romper taquillas con su última película, “Soltera, casada, viuda, divorciada”. Tiene treinta y cinco años, es soltera, y dice nunca haber tenido pareja, ni haberse enamorado. A continuación, la historia de una directora y guionista que siempre estuvo, según sus palabras, “muy distante de lo que la sociedad esperaba”. La entrevistamos en un alto de las grabaciones de la película que está dirigiendo para Disney, en República Dominicana.
Por Gabriel Gargurevich Pazos.
En “Soltera, casada, viuda, divorciada” vemos a mujeres protagonistas de sus vidas, que toman decisiones, se equivocan, tienen cuarenta y tantos años, la edad de las segundas oportunidades, lo que no significa que lo hecho en el pasado es malo, no, no es así, al contrario, es parte de ellas, hacen las paces consigo mismas, sanan sus heridas… Así explica Ani Alva Helfer a sus personajes, porque sí, son suyos, o suyas, la mayoría son mujeres, mujeres conflictuadas que quieren algo que no consiguen, siempre hay algo que se les opone, la edad, por ejemplo, la muerte de un esposo, la esposa del amante, los hijos… Ani Alva Helfer, directora y guionista de “Soltera, casada, viuda, divorciada”, tiene treinta y cinco años, es soltera, y dice nunca haber tenido pareja, ni haberse enamorado, “nunca viví eso de ir al cine y besarse en las butacas de atrás”. Cuando la entrevisté, por Google Meet, el viernes doce de mayo, su última película había conseguido 700 mil espectadores, en su cuarta semana en cartelera.
El nueve de mayo, yo estaba al final de una cola enorme en el cine pacífico, aun esperanzado en llegar a la función de las ocho de “Soltera, casada, viuda, divorciada”. Intrigado, había preguntado a la gente, jóvenes, no tan jóvenes, parejas, solitarios, solitarias, qué película iban a ver, y la mayoría me dijo que “Soltera, casada, viuda, divorciada”. Una vez en la cola, con la esperanza de ver la película esa noche esfumándose lentamente, le mandé un mensaje de voz: “Ani, buenas noches. Muchas gracias ante todo por aceptar la entrevista. Perfecto, lo que tú digas. Felicidades por la nueva película que estás grabando para Disney, me tienes que contar de eso. Y te felicito por el éxito que tiene tu película ahora en cartelera, estoy haciendo una cola enorme. Creo que la veré mañana, y así el viernes conversaremos con conocimiento de causa”. Al día siguiente, a las cuatro de la tarde, volví al cine, igual había gente en la cola, no tanta, pero la sala estaba casi llena. Al salir de ver la película le mandé un mensaje de voz: “Me he reído y he llorado por igual”.
“A los quince años, mis amigas estaban preocupadas por el vestido que iban a usar en una fiesta, pero a mí eso me horrorizaba, ¡me daba mucho estrés! Yo prefería quedarme en casa, en pijama viendo alguna película del Blockbuster”.
El viernes doce de mayo a las siete de la noche, estoy frente a la pantalla de mi computadora esperando a que se conecte Ani. Cuarenta minutos después, la directora me escribe: “¿Sigues ahí? Perdón, la reunión de producción se alargó muchísimo, ¡los dominicanos hablan como unos loros!”. En República Dominicana, donde se encuentra, es una hora más tarde que en Perú; no se le nota el cansancio de la larga jornada; la directora de otras películas taquilleras como “No me digas solterona” y “Medias hermanas”, muestra una sonrisa imbatible y algo pícara, como si fuese totalmente consciente de que esta entrevista también es parte de su trabajo y debe dar lo mejor de sí. Más adelante me dirá que la pasión por su trabajo la heredó de su madre, Ana, quien desde hace treinta y cinco años trabaja en la misma corporación, pero que siempre repite que trabaja con el mismo entusiasmo del primer día.
Cuando le propusieron dirigir “Bienvenidos al paraíso” –una película que será distribuida por Star Distribution LA, Disney–, ella estaba dirigiendo “Maricucha”, una exitosa comedia de América Televisión. “Ellos ya sabían de mi trayectoria y de mi trabajo con las comedias. Es una producción dominicana pero los actores son peruanos. La idea es que se estrene primero en el Perú y luego se difunda en plataformas internacionales”, dice Ani, con una perla en cada oreja, un bividí rosado y una mirada achinada que disimula muy bien el cansancio. Al fondo de la habitación hay un cuadro azul y una lámpara rosada que lo hacen todo más cálido. “Han cerrado el resort para la producción”, agrega sonriendo. Exactamente, están grabando en Puerto Plata, al norte de República Dominicana.
UNA MIRADA FEMENINA
Ani Alva Helfer tiene treinta y cinco años, nunca ha tenido pareja y nunca se ha enamorado. Al menos eso es lo que dice. “No he tenido muchas experiencias en mi vida, tampoco muchas amigas y amigos. A los quince años, mis amigas estaban preocupadas por el vestido que iban a usar en una fiesta, pero a mí eso me horrorizaba, ¡me daba mucho estrés! Yo prefería quedarme en casa, en pijama viendo alguna película del Blockbuster. Jamás tuve la necesidad de seguir los patrones impuestos por la sociedad, esta idea de casarse y tener hijos, por ejemplo; nunca tuve cuatro grandes amigas como en la historia de ‘Soltera, casada, viuda, divorciada’; mi trabajo como directora me ha permitido hacer grandes amigas y amigos, la mayoría actrices y actores, por eso esta película es también un tributo a la amistad…”.
“Yo vivo a través de mis películas; en mis guiones vuelco todas mis emociones. El rodaje aquí en República Dominicana termina el tres de junio, pero yo me voy a quedar unos días más en Punta Cana, acompañada de mi madre, me voy a tomar unas merecidas vacaciones”.
Entre el 2007 y el 2011, estudió Cine y Televisión en la Universidad de Palermo, en Buenos Aires; luego continuó sus estudios en el Instituto Tecnológico de Monterrey de la ciudad de México, “la mitad de mis compañeras de promoción decidieron estudiar Administración, y la otra mitad, Economía”, acota Ani, ladeando la sonrisa. Entonces subraya que ella siempre estuvo “muy distante de lo que la sociedad esperaba”. ¿En serio nunca te has enamorado?, insisto. Y ella responde: “¡En serio! Ese lado romántico nunca floreció en mí. No lo digo por hacerme la cool, lo digo en serio, es algo muy raro. Tampoco soy abanderada de la soltería, no descarto enamorarme, estaré contenta si sucede, pero si no, seguiré con mi vida, trabajando; yo siempre he sido muy de metas, muy obsesa con el trabajo… Con esto no quiero decir que haya sido o que sea una monja, eso no; he salido con alguno que otro chico, sí, pero sin ninguna carga de por medio, ninguno me movilizó lo suficiente como para enamorarme, el amor debe ser libre… En todo caso, me he enamorado de mi trabajo”.
Muy bien, entonces, hablemos de “Soltera, casada, viuda, divorciada”. ¿Es esta una película feminista?, le pregunto. Ella responde: “Se trata de mujeres protagonistas de sus vidas. El feminismo no es una etiqueta que defina algo, apunta más bien a la equidad, a que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres. Pero la película no habla de luchas de género ni nada por el estilo; sí tiene una mirada femenina, evidentemente, una mirada pertinente de lo que nos ocurre a nosotras. En todo caso, todos deberíamos ser feministas, en el sentido de que todos deberíamos desear el bien al otro”.
EXPERIENCIAS INTERIORES
Se sorprende cada vez que la gente le dice que ha reído y llorado con sus películas, que se han conmovido, “¡no sabía que podía generar tantos sentimientos!”. Dice que ella simplemente transmite las situaciones que le han conmovido, que puede tomar de vivencias de su tía o de su hermana, por ejemplo. Y cuando hay que investigar en las emociones, investiga; en “Soltera, casada, viuda, divorciada”, la viuda es interpretada por Gianella Neyra. “Si no me he enamorado, si no he tenido pareja, ¿cómo puedo saber lo que siente una viuda, no es cierto? En el proceso de creación de personajes, lo primero que hago es crear un playlist con canciones que me remitan a la situación en la que está inmerso el personaje. En este caso, empecé con Isabel Pantoja y la canción que le dedicó a Paquirri, luego de su muerte, ‘Era mi vida él’. También investigué sobre cómo sobrellevó su viudez. En pandemia mucha gente enviudó, además. Así, supe un poco del dolor ante la cama vacía, de las dificultades para dormir, por ejemplo”.
Asegura nunca haber buscado vivir experiencias en su vida, que cuando sus amigas y amigos en Argentina y México, en épocas de estudiante, se iban de farra en la noche, ella prefería quedarse en casa, que cuando le tocaba ir a reuniones, a fiestas, no se sentía cómoda y se iba temprano, “educadamente”, que ella valoraba mucho el paso del tiempo, que vive a través de sus películas. “Yo vivo a través de mis películas; en mis guiones vuelco todas mis emociones. El rodaje aquí en República Dominicana termina el tres de junio, pero yo me voy a quedar unos días más en Punta Cana, acompañada de mi madre, me voy a tomar unas merecidas vacaciones. En las noches, voy a escribir un nuevo guion, se trata de un proyecto del que aun no puedo hablar”.
¿Qué sientes cuando se estrena una nueva película tuya?, le pregunto. Ani responde, ladeando la sonrisa: “Siento que me desnudo, me muero de nervios, y me pregunto por qué no elegí la carrera de contadora”.
Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales.