Llevo casi dos años con mi novio, en una relación sólida – según yo. Las cosas con él avanzaron gradual y naturalmente hasta el punto en el que nos mudamos juntos. Sin embargo, después de solo un par de meses de convivencia, me dijo que me ama pero que necesita espacio para su día a día y para su creatividad (es un entrepreneur), así que me propuso que volvamos a la situación inicial: juntos pero en espacios separados. Me encantó vivir con él, y no quiero presionarlo, pero ahora que estoy nuevamente viviendo sola, no sé qué pensar ¿Esto es aceptable? ¿Cómo va a funcionar esto a largo plazo? ¿Es acaso una red flag de que probablemente me va a dejar?

Por Cecilia de Orbegoso

 A ver, antes que nada ¡mantén la calma! Cada pareja es un mundo y cada una encuentra el equilibrio a su modo, así que no te alarmes. No es cuestión de blancos o negros ni menos Yings para Yangs. Es más, aparentemente eso de «juntos pero no revueltos» tiene asignado ya su propio término LAT (living apart together) y es una opción cada vez más extendida en los países nórdicos o hasta en Reino Unido (entre nos, no me sorprendería que sea una de las modas que dejó el amor en los tiempos de pandemia) Tendencia que cae a pelo para aquellas parejas divorciadas que quieren independencia física más no sentimental. 

 Yo sé, es ligera y a la vez considerablemente una situación distinta a la tuya, pero no quiero de arranque ser el pájaro de mal agüero, ya que cuando tenemos una noticia buena y una mala, generalmente amortizamos el shock dando de preámbulo las buenas nuevas. Existe la remota posibilidad de que su pedido no necesariamente signifique que quiera distanciarse de ti o que ya tenga un pie fuera de la relación. Puede que esté pasando por circunstancias personales específicamente complicadas, o tal vez sea cierto que necesite su propio rincón de libertad y creatividad. 

 Si, yo sé, es un pedido de lo más ambiguo que debe estar llenándote de inseguridades, miedo y ansiedad. Y claro, debes tener el corazón al vilo y la cabeza aturdida por tantas vueltas, y es que en tus zapatos una no puede dejar de pensar ¿¡Cómo!? ¿Tan mal estábamos? ¿Se ha cansado de mí? ¿Cómo no lo vi venir? ¿Será que quiere terminar conmigo, pero no se atreve? ¿Esta es una especie de estrategia para mitigar el impacto de la terminada? ¿Ya no me quiere? o ¿Realmente está siendo sincero? En fin, un sinfín de películas terroríficas cuando solo querías tener la historia de amor entre Barbie y Ken. 

Si confías en que él te ama y en que este espacio es algo que necesita para ser feliz y creativo, entonces no hay razón para entrar en pánico. Permítele tener su tiempo y su espacio, confiando en que él regresará a tus brazos con nuevas ideas y una mayor pasión por ti. Efectivamente el largo plazo es una variable que vas a tener que considerar, ¿Cuáles son sus expectativas? ¿En algún momento van a volver a vivir juntos nuevamente? Asegúrate de que ambos estén en la misma página y comprometidos a encontrar un equilibrio que funcione para ambos. No te queda más que hablar calmadamente, sin reproches, ya que ojo, las relaciones son como la piel, y cuando esta está sensible, por ejemplo por una insolación, cuanto más rascas más duele, pero responde mejor a las cremas hidratantes. 

Si no estás 100% convencida, tampoco significa que tengas que terminar, mas si te sugiero que hagas una introspección de tu relación, ¿Es algo que realmente quieres para ti? ¿Merece la pena? ¿Este arreglo te hace sentir profundamente infeliz? o ¿Te hace sospechar de su amor? Pues si estas contenta con la ruta, adelante, sino, no te recomiendo que te apuntes al viaje, ya que lo último que debes hacer es imponerte una relación que no te haga feliz.

Personalmente pienso que este pedido de tu novio es una señal de alarma color rojo brillante cual bandera china, y a la vez el iceberg para tu Titanic: el inicio del fin. Y es que en mi experiencia, cuando un hombre quiere estar contigo no hay montañas lo suficientemente altas ni ríos lo suficientemente profundos para encontrarte y mantenerte cerca. El resto son desvíos en el camino y descansos en el trayecto, que es realmente la forma irónica que tiene la vida de recalcular nuestro destino.

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