“Por más que en las novelas he tenido ese personaje de chica pituca, en el teatro vengo haciendo, por suerte, cosas distintas.”, cuenta Maria Grazia Gamarra. La actriz protagonizará la nueva obra de Éxodo Teatro, “Tartufo”. En esta ocasión, nos cuenta algunos detalles de uno de los roles más desafiantes de su vida.
Por Ariana Cortez Fotos Pablo Macalupu Cumpen
Maria Grazia Gamarra saltó a la fama a los 17 años con la serie America Kids. Su proceso de crecimiento como actriz ha sido presenciado por miles de personas, quienes la han visto protagonizar diversas novelas a lo largo de su carrera. Sin embargo, ahora es el teatro el que saca su mejor faceta. Obras como “La vida es sueño” u “Otelo” han permitido la exploración de su amplio registro actoral. Sin embargo, es en la nueva obra “Tartufo” donde la actriz ha experimentado la transformación más grande de su carrera.
“Tartufo” de Molière, dirigida por Jean Pierre Gamarra se presentará del 10 de julio al 24 de agosto en el Teatro de la Alianza Francesa de Lima. La trama sigue a Orgón, un padre de familia que quiere alcanzar la gloria celestial, y es engañado por Tartufo, un falso devoto, lo que desequilibra a toda la familia. La obra busca hacer una crítica a la hipocresía religiosa y una exploración de las dinámicas de poder. El elenco, además, incluye a Alonso Cano, Fernando Luque, Stefano Salvini, entre otros. Las entradas están a la venta en Joinnus.
A propósito de la nueva obra, el Tartufo, queríamos que nos hables un poco de tu personaje Dorina. ¿Cómo ha sido tu proceso de preparación?
Bueno, mi personaje se llama, como ya lo dijiste, Dorina. Dorina es la trabajadora del hogar y al mismo tiempo es como si fuera parte de la familia. Me recuerda a esos personajes que todos tenemos en nuestra familia que es adorable, pero metiche e intensa. Así es Dorina. Es un poco la narradora de esta historia. La preparación fue intensa, porque la propuesta me encantó, pero de hecho me generaba un poco de nervios, porque tengo un cuerpo falso en la obra, y es totalmente otro arquetipo.
¿Y cómo te adecuaste al personaje de Dorina?
Es un personaje que me viene hablando hace bastante tiempo. He pensado mucho en como podría ser. Igual siempre hay un factor sorpresa. A veces uno tiene una idea clara de cómo lo va a hacer y luego las cosas cambian en el ensayo. De hecho, Dorina en un inicio, era un personaje distinto, y después se dieron cuenta de que dándole un cuerpo distinto, otra caracterización, podría funcionar efectivamente. Entonces si mi cuerpo y mi arquetipo es distinto, mi voz tiene que ser diferente también. Tiene que ser lo más parecido a cómo sería Dorina. Me costó muchísimo encontrarla, fue un reto muy grande. Nunca he hecho algo así.
Usualmente te hemos visto en televisión varias veces con un personaje un poco estereotipado de pituca, y ahora interpretas a Dorina, que es una criada en la casa de Orgón. Entonces, ¿cómo te sientes con este cambio?
Por más que en las novelas he tenido ese personaje de chica pituca, en el teatro vengo haciendo, por suerte, cosas distintas. Como cuando hice de Rosaura en La vida es sueño, que era una guerrera, una mujer radical, una mujer de carácter, que se disfrazaba de hombre incluso. Cuando hice Otelo, era una mujer mucho más frágil, una mujer más virtuosa, una mujer etérea.Y bueno, ahora Dorina definitivamente es todo lo contrario, es un personaje vulgar.
¿Y tú crees que el teatro te ha dado más libertad en ese sentido?
Yo creo que sí. Yo creo que a veces se estereotipa a una persona en un tipo de personaje y se le encasilla, pero para mí el teatro me está dando la oportunidad de poder desenvolverme y hacer personajes que me permiten romper con los esquemas y la idea de que hay un perfil fijo para cada actor.
Contrario al resto de las artes en las que se pioriza una experiencia sensorial por encima del resto, en la actuación todo está involucrado. Tú como actriz, ¿cómo vives esa experiencia de estar en el escenario y volverte otra persona?
Mira, para mí, es un trabajo duro. De hecho, ahora estuve hablando con los chicos sobre como estoy exhausta porque venimos ensayando la obra todos los días y es desgastante, porque acá uno compromete todo, el cuerpo, la mente y los nervios.Todas las funciones para mí son aterradoras, porque tu cuerpo está a flor de piel, tus emociones también y a veces eso te juega en contra. Trato de que las cosas sean más técnicas que emocionales, porque no te permite que te desbordes. Si tengo que llorar, lo hago de una manera técnica para que la gente piense que estoy llorando, pero yo no termine comprometida al 100%.
Entonces, cuando estás haciendo un personaje tratas de construirlo técnicamente, pero no buscas ciertas cosas del personaje en ti.
O sea, inevitablemente de alguna manera lo voy a relacionar porque finalmente lo estoy haciendo yo. De alguna manera está conectado a ti. Pero parte del trabajo del actor es romper un poco con lo que eres tú. Igual siempre va a haber algo de ti en tu personaje definitivamente.
Y tú mencionas que el proceso de ensayo es el más importante al momento de prepararte para la obra ¿Qué tal han sido los ensayos para Tartufo?
Han sido increíbles porque el director es una persona muy práctica, organizada y responsable. Tiene todo calculado milimetricamente. Entonces, los ensayos han sido exactos. Él ya tenía más o menos todo calculado, que para tal fecha entrábamos al teatro y que teníamos que estar con todo en la cabeza, y realmente fue así. Ensayamos todas las mañanas, teníamos días libres, pero igual el proceso fue intenso; pero como se calculó, cuando entramos al teatro ya estábamos todos listos. Osea, obviamente había que practicar muchas veces, pero ya teníamos todo lo suficientemente armado. Eso ha sido una paz para todos, porque no hay nada más terrible y aterrador que no sentirse lista.
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