Fundado por Luis Arévalo, Lucas León y Faisal Barakat, Akiro nace de una pasión compartida por la alta gastronomía y la innovación. La chispa se encendió en las aulas del IE Business School, donde León y Barakat se conocieron en 2021. Inspirados por KazuNori, un famoso Hand Roll Bar de Nueva York, decidieron traer este concepto a Madrid, pero con un giro único: la fusión Nikkei.
Luis Arévalo, chef peruano con más de dos décadas de experiencia en Madrid, aporta su experticia culinaria al proyecto. «Soy totalmente amazónico», afirma con orgullo. «Mi formación en cocina japonesa comenzó de casualidad en Lima, y se profundizó en Santiago de Chile». Con proyectos como Nikkei 225 (2010) y Gaman, actual restaurante propio, Arévalo, precursor de la cocina Nikkei en España, desempeña un rol fundamental en la definición del concepto gastronómico de Akiro.
Por su parte, Lucas León, emprendedor peruano con experiencia en organización de eventos y fundador de Cocina Lab (la primera escuela gastronómica online del Perú), aporta su visión empresarial. «Mis padres me inspiraron a emprender y hacer las cosas bien», comparte León, «ese chip se me quedó grabado y está dando resultados». Faisal Barakat, con su experiencia empresarial y gran visión, completa el trío fundador, aportando una perspectiva internacional crucial para el éxito del proyecto.
La experiencia Akiro
Akiro ofrece una fusión única de cocina japonesa y peruana, redefiniendo el concepto de comida Nikkei en Madrid. El restaurante va más allá de los hand rolls, ofreciendo una experiencia gastronómica completa que incluye ceviches, tiraditos y otros platos innovadores. Luis comenta: «Nosotros queríamos que, aunque Akiro sea un Hand Roll Bar japonés, la experiencia fuera más completa. No queríamos que solo te limites a comer hand rolls o nigiris; queremos que tengas la posibilidad de disfrutar también de un buen ceviche, un tiradito. Queremos ofrecer una experiencia completa.»
Diseño y atmósfera
Ubicado estratégicamente en la esquina de Hermosilla con Núñez de Balboa, Akiro se ha convertido en un punto de referencia en el exclusivo barrio de Salamanca. El diseño del local, obra de la arquitecta peruana Daniela Bedoya, novia de Lucas León, junto con la diseñadora de interiores Sandra Rizo-Patrón, captura la esencia del restaurante: minimalista y divertido, con toques japoneses que evitan caer en lo excesivamente serio. El diseño de identidad, realizado por Estudio Famas, complementa perfectamente esta visión.
La atmósfera resultante es una mezcla de juventud y elegancia que atrae a una clientela diversa. Entre los visitantes se han visto celebridades como Amber Heard, Raúl González Blanco, Carolina Herrera (hija de la diseñadora) y Guillermo Ochoa, así como ex presidentes. La zona segura y acogedora contribuye a que todos los visitantes se sientan cómodos, independientemente de su perfil.
Planes de expansión
El éxito de Akiro en la escena gastronómica madrileña es innegable. Con aproximadamente 200 personas atendidas por día, Lucas estima: «Si saco los números, ya creo que vamos más de 50,000 personas, 60,000 personas atendidas». Este éxito se debe en gran parte a la calidad de la experiencia ofrecida a un precio accesible.
Con una próxima apertura en Barcelona programada para finales de año, el equipo mira hacia el futuro con optimismo. «Estamos precisamente preparando ya la apertura en Barcelona», confirma Luis. Las ofertas de expansión internacional no se han hecho esperar, con propuestas desde Londres hasta Dubai. Sin embargo, el equipo mantiene un enfoque cauteloso. «Asociarte con una nueva persona es un proceso bastante largo e importante. No es tan fácil hacer clic», explica Lucas, enfatizando la importancia de mantener los valores y principios del concepto original.
El impacto cultural
Akiro no es solo un restaurante; es un embajador cultural. A través de su propuesta gastronómica, está educando a los comensales sobre la rica tradición de la fusión peruano-japonesa. Como reflexiona Lucas León: «Poder dar a conocer un poco nuestra cultura, nuestra cocina, nuestra gastronomía es muy gratificante». Luis Arévalo añade una perspectiva reveladora: «Muchos de ellos no sabían qué era la cocina nikkei o no tenían idea de que la cocina peruana se podía fusionar con la japonesa».