El Nobel de Literatura falleció en Lima a los 89 años, rodeado de sus seres más cercanos. Deja una obra monumental que marcó la historia de la literatura y una familia que lo acompañó hasta el final.
Por Redacción COSAS
Figura esencial de las letras hispanoamericanas, Mario Vargas Llosa murió en Lima a los 89 años. Con su partida se cierra una vida de compromiso con la literatura, el pensamiento crítico y los afectos personales. Ganador del Nobel de Literatura en 2010 y del Premio Príncipe de Asturias en 1986, fue también el primer autor en lengua española admitido en la Academia Francesa, en 2023, consolidando su lugar en la élite cultural internacional.
Su legado narrativo está marcado por títulos que definieron épocas. La ciudad y los perros (1963) inauguró el llamado «boom» latinoamericano y reveló las tensiones sociales dentro del Colegio Militar Leoncio Prado. Conversación en La Catedral (1969), según él mismo, fue su obra más compleja y la que salvaría “del fuego”, una mirada crítica al Perú de Odría.

Mario Vargas Llosa dejó un legado literario de más de 50 obras, abarcando novelas, cuentos, ensayos, memorias, teatro y literatura infantil. (Foto:Piko Tamashiro/GEC).
Más íntima y autobiográfica, La tía Julia y el escribidor (1977) narra la historia de un joven enamorado de su tía política, mientras que La fiesta del Chivo (2000) recrea con crudeza el fin de la dictadura de Trujillo en República Dominicana. Finalmente, Travesuras de la niña mala (2006) explora el amor sin mitos románticos, a lo largo de cuatro décadas y varias ciudades del mundo.
El refugio familiar en sus últimos días

El Nobel de Literatura siempre mantuvo un círculo muy cercano con sus hijos.
En sus últimos días, Vargas Llosa estuvo rodeado por su familia, que viajó a Lima al ver deteriorarse su salud. A su lado estuvieron su esposa Patricia Llosa —con quien tuvo tres hijos— y sus seis nietos. Patricia fue una figura clave en su vida personal y profesional. A ella le dedicó palabras conmovedoras al recibir el Nobel: “Ella hace todo y todo lo hace bien”.

La familia del escritor peruano siempre se mantuvo unida. París, en 1998.
Álvaro, su primogénito, nació en 1966 y es ensayista, periodista y conferencista. Heredero del marquesado de Vargas Llosa —título otorgado por el rey Juan Carlos I—, ha acompañado a su padre en numerosos viajes y eventos públicos. Gonzalo, segundo hijo, trabaja en ACNUR como jefe de misión en Europa y fue reconocido en 2013 por su labor humanitaria. Morgana, nacida en 1974, es una fotógrafa con sólida trayectoria internacional, y ha documentado con sensibilidad realidades complejas en países como Irak y Perú.
Vargas Llosa deja un legado que combina letras, ideas y vínculos humanos. Su voz se apaga, pero su obra —y la familia que lo sostuvo— seguirá hablando por él.
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