Desde Miami, Oriana Sabatini revela cómo maneja su matrimonio con Paulo Dybala lejos del ruido mediático, su evolución artística y su evolución de artista pop a pop-rock, con su nuevo sencillo ‘’Querida Yo’’. Una charla sincera sobre pausas, procesos y libertad creativa.

Por Diego Ochoa Acosta

Conocimos a Oriana Sabatini como actriz de la mano de la reconocida productora argentina Cris Morena, pero con el tiempo fue dejando en claro que su camino en la música es igual de fuerte. Hoy, vive entre Italia y Argentina junto a su esposo, el futbolista de la selección argentina Paulo Dybala, se la ve más enfocada que nunca en su carrera y en encontrar su propio sonido.

Sus últimos lanzamientos, como «Pinamar» y una canción dedicada a Draco Malfoy (sí, el de Harry Potter), muestran una etapa de riesgo creativo. Ya no busca encajar en lo que se espera de las típicas chicas de su generación haciendo música, sino hacer algo que la represente de verdad.

Más allá de lo artístico, Oriana también convive con otro costado de la fama: la exposición constante, las redes sociales y el interés en su vida privada. Y aunque comparte momentos con Paulo, elige cuidar su intimidad con mucho criterio. “Hay cosas que prefiero guardarme solo para nosotros”, me cuenta. Y se nota que no es una pose: prioriza lo real por encima de la apariencia, y eso se refleja en cómo maneja su presencia online, compartiendo su vida privada y música cuando se siente lista, lejos de estrategias.

Aunque hoy está enfocada en la música, no descarta volver a actuar. De hecho, en muchos de sus videoclips combina ambas pasiones.

En la charla también hablamos de tiempos. De esos que no siempre van de la mano con el ritmo acelerado de la industria musical. Oriana se permite frenar, reconectar y seguir cuando lo siente genuino. No le teme a las pausas, al contrario: las ve como parte del proceso. Oriana acaba de estrenar ‘’Querida Yo’’ su nuevo single, viene de experimentar entre el pop-punk y pop-rock, no se trata solo de hacer música, sino de contar lo que le pasa de una forma honesta afirma.

Quería hablar de tu faceta como actriz con la que muchos te conocimos. ¿Cómo está hoy la Oriana actriz hoy en día?
Está en pausa, pero no apagada. Siempre está lista para salir cuando surja algo. Por ahora no hay ningún proyecto concreto, pero aprovecho los videoclips para dejar salir a esa parte mía. Amo actuar, como amo todas las formas del arte. Todo depende del momento y de las oportunidades, pero sí, tengo muchas ganas de volver.

Su carrera musical arrancó con el single «Love Me Down Easy», y desde entonces ha desarrollado una propuesta pop cada vez más personal y experimental.

Luego de tus lanzamientos musicales y la atención mediática que recibes a través de los años. ¿Cómo manejás el tema de compartir tu vida sentimental junto a tu esposo en redes?
Me pasa que muchas veces prefiero guardar esos momentos solo para nosotros. Hay una parte nuestra que es muy reservada, y solemos olvidarnos hasta de sacar fotos porque no estamos con el teléfono encima. Me gusta hablar cuando me preguntan en entrevistas, lo disfruto, pero en general trato de mantener ese balance. Me pregunto mucho antes de subir algo: ¿por qué quiero mostrar esto? Y si siento que el momento es nuestro, prefiero que quede ahí.

Estuve escuchando tus últimos lanzamientos, como Pinamar y la canción sobre Draco Malfoy en donde te arriesgas algo nuevo musicalmente. Recibieron comentarios muy positivos. ¿Cómo fue animarte a probar algo distinto?
Increíble. Hace tiempo sentía la necesidad de buscar mi sonido. El camino artístico tiene mucho de exploración. Finalmente encontré un equipo con el que conecté tanto creativamente como en el momento justo. Fue en febrero del año pasado, acá en Miami. Venía de experimentar con pop-punk, muy al estilo Blink-182, que me encanta, pero no sentía que reflejara lo que está en auge hoy. Sabía que quería algo con pop y guitarras eléctricas, lo que terminó derivando en un sonido más pop-rock.

En entrevistas y redes ha sido muy transparente sobre temas como la ansiedad, el cuerpo y la autenticidad en tiempos de filtros y métricas.

¿Cómo consideras que viene este año para ti?
Bien, muy contenta. Estar en Miami siempre es como volver a un lugar conocido. Y feliz con todo lo que venimos haciendo este año.

Hablas mucho de darte pausas y seguir tus tiempos. ¿Cómo llevás ese proceso de componer a tu ritmo sin dejarte presionar por la industria?
Me considero afortunada por poder elegir frenar y retomar. No todos tienen esa posibilidad, porque esto, aunque lo disfrutemos, es un trabajo. En mi caso, muchas pausas estuvieron vinculadas a temas personales: mudanzas, distancia, equilibrio entre lo profesional y mi vida íntima. Creo en los tiempos del universo, y pienso que las canciones que hice ahora no hubieran sido iguales si las intentaba antes. La paciencia es clave en esta carrera de altos y bajos.

Hoy en día hay mucha presión por los números, los rankings, las visualizaciones. ¿Cómo te afecta eso?
Todos decimos que no nos importa, pero claro que sí nos importa. Uno quiere sentirse visto y valorado. Lo que cambió en mí es el foco: antes hacía música pensando en cómo iba a funcionar. Ahora lo que más me interesa es disfrutar el proceso. Obvio que me importa cómo le va a una canción como Draco Malfoy, pero me llena más saber que alguien conectó con ella, que se sintió representado. Esa respuesta emocional vale muchísimo.

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