Recibiste comentarios muy fuertes por no mostrarla desde que nació.
Me han puesto: “¿Por qué no la muestras? ¿Es fea? ¿Tiene labio leporino?” Si mi hija lo tuviera, ¿tendría que esconderla?, ¿es vergonzoso? Y si tuviera alguna deformación, alguna enfermedad, a mi hija yo la voy a criar para que se acepte y ame como sea. Me choca que puedan existir seres humanos que digan ese tipo de cosas. Me han dicho: “¿Quién te crees que eres? Mejores divas que tú han mostrado a sus hijos”.

¿Has tenido que contenerte para no responderles?
Me he tenido que contener porque estoy con las hormonas, soy mamá por primera vez, se me salen todos los instintos maternales.

¿Crees que vas a ser una “mamá leona”?
Soy así con mi gente. Con mi familia, con mis amigos. Soy superprotectora con lo que siento mío. Pero también voy a enseñarle a ella a que se defienda, tiene que tener sus propias armas. Voy a tener que luchar entre educarla, criarla y defenderla. A veces, por sobreproteger a alguien lo vuelves un inútil.

A partir de tu encuentro con Magaly Medina mucha gente se puso de tu lado. ¿Sientes que ha sido un punto de quiebre en tu carrera?
El ser humano está acostumbrado a juzgar el envase. “Esta muestra el culo, por ende, no puede tener cerebro”. Te parece imposible que alguien se dedique a eso y además piense. Mucha gente por morbo vio ese programa. Yo no tengo nada personal contra la señora. Creo que cuando uno es soberbio no llega a ninguna parte. Creo que la humildad te abre miles de puertas. No gané ni perdí, simplemente me senté delante de alguien que me insultó por diez años y le dije lo que pienso de ella.

¿Sentiste un sabor a “ajuste de cuentas”?
Por supuesto que sí. Pero más que un ajuste de cuentas, comprobé que ella no está a la altura.

Tuviste un paso por los concursos de belleza.
Participé en Miss Perú Turismo cuando tenía 15 años. Pero yo no encajo en cosas cuadriculadas. Es un concurso de belleza donde cada participante tiene cinco cirugías. Deberían hacer un Miss Perú donde esté prohibido operarse. Sal como eres. La perfección nunca fue conmigo. Prefería hacer un desfile con Nino Peñaloza porque podía ser desenfadada, rockera.

Cuando llegué a tu casa estabas viendo “Amor, amor, amor”, donde aparecen muchos chicos de los realities de competencias. ¿Crees que unos años atrás hubieras participado?
No lo sé. De hecho, si hubiese tenido 20 años. Ahora me sentiría una vieja ridícula. Sé que hay gente de mi edad. Pero yo me sentiría así. Ya no estoy para enroscar tuerquitas ni poner vasitos encima de otros.

Ni para tener romances “armani”.
No, olvídate. Sé que es un programa con muchísimo rating. Pero a mí me asusta ver la manipulación que tienen sobre esos chicos. Muchos de ellos van a terminar mal, Dios no quiera.

Hay mayor producción de películas peruanas, ¿te interesaría actuar en alguna?
Me han llamado para varias películas, pero no me llama la atención trabajar haciendo de una modelo sexy. Tendría que prepararme. Me parece que hay unos actores increíbles, y me da mucha pena ver que a modelos o chicas de la farándula, simplemente porque son mediáticas, las pongan en un rol y sean patéticas actuando. Solo las ponen para generar taquilla. Hay bitches a las que las ponen de bitches. Y no sé de qué están actuando si es lo que mejor les sale.

Internet lo registra todo. ¿Has pensando en qué vas a decirle a Valentina cuando descubra historias de tu pasado?
La verdad. Creo que no hay mejor arma. Uno tiene que administrar la verdad de acuerdo con la edad de la persona, con su nivel de comprensión. Yo no me arrepiento de nada de lo que ha pasado en mi vida. Seguramente ella sufrirá, se enamorará, llorará. Le diré: “Mira a tu mamá, se enamoró, tienes un papá maravilloso. Salió adelante”. La vida te vuelve a dar oportunidades siempre y cuando tú las busques.

Texto: Ana Carolina Quiñonez
Fotos: Alexandra Behr
Estilismo: Lía Lázaro
Maquillaje: Cathy Ordoñez

Publicado originalmente en COSAS 584