Incluso al interior de esa formidable lotería genética cuyos números más favorecidos corresponden, por lo general, a las modelos brasileñas, Izabel Goulart se destaca como un ejemplar de belleza mayor. No solo son sus ojos verde-azules, o su resplandeciente sonrisa, o su fabulosa melena castaña, o su envidiable silueta, sino que a todo eso hay que agregar una disposición a la alegría, el entusiasmo y la energía que, en el día equivocado, pueden resultar hasta enervantes. ¿Es que esta mujer nunca despierta deprimida?, podrá preguntarse cualquiera que revise su cuenta de Instagram y la vea ahí, saltando en bikini en Maui, Río de Janeiro o Australia, o bailando hasta el amanecer en Cannes o Nueva York, o sobre la pasarela en Milán o París, como si la vida fuera una constante fiesta y no el letargo rutinario que todo el resto conocemos.
¿Cuál es su secreto? Agua, dice ella. Mucha agua, ejercicio y vida sana. “Para mí, la playa es algo tan natural como la calle para los neoyorquinos. Por eso estuve siempre muy consciente de mi apariencia”, explicó hace un tiempo en declaraciones para “Vogue”. “Crecer en un ambiente natural me hizo entender lo importante que es tener un estilo de vida saludable”.
Ok. Eso puede explicar en parte su físico y su carácter, pero debe haber algo más… ¿o no, Izabel? “Los deportes”, agrega ella, que según dice le han dado “concentración, fuerza y voluntad”, sin mencionar siquiera a uno de los derrières más firmes y admirados de la industria de la moda.
Si no fuera tan, tan adorable, la supermodelo sería insoportable. Su sola imagen parece haber sido creada por un todopoderoso cruel y bromista, decidido a presentar frente a nosotros una imagen de lo que pudimos ser y nunca fuimos: absoluta perfección. Izabel incluso ha posteado fotos haciendo posiciones de yoga en el avión, una práctica que requiere considerable preparación y un ticket en primera clase. Después de todo, es difícil ponerse de cabeza con las piernas abiertas hacia el cielo en económica.
¿Qué come Izabel? ¿Qué bebe? “No creo en dietas de locos, que te ayudan a perder kilos en pocos días. Eso no es bueno para tu cuerpo”, se da el gusto de decir. “Lo primero que hago en la mañana es prepararme un jugo natural. Tengo quince recetas diferentes, las que preparo durante quince días consecutivos. Luego repito las recetas desde el comienzo para los siguientes quince días del mes”.
Esperamos que tenga papel y lápiz mientras lee este artículo, para que haga la ecuación. “Mis jugos incluyen fruta, vegetales e incluso granos. Después de hacer ejercicio, tomo un jugo proteico y siempre tengo una barra de proteína en mi cartera”, añade.
Si usted, en cambio, es de los que guarda chocolates o la mitad de una hamburguesa en su bolso, le advertimos que necesitará mayores niveles de disciplina y capacidad de restricción si su meta es convertirse en modelo de Victoria’s Secret.
Belleza total
Además de bonita, Izabel es solidaria y generosa. No lo decimos nosotros, sino ella misma, que en entrevistas asegura que su costumbre de publicar fotos en bikini mientras hace complicadas posiciones de yoga o pilates en su cuenta de Instagram no es un ejercicio de vanidad o marketing personal, sino de absoluta entrega y servicio público. Para esa labor tiene hasta su propio hashtag, #BodyByIza. “Es gratificante saber que puedo motivar e inspirar a otros”, agrega.
La modelo de treinta y dos años es también, relativamente hablando, una ‘cougar’. Su novio, el futbolista alemán Kevin Trapp, tiene apenas veintiséis años, seis menos que ella. Ambos aparecieron en la alfombra roja del Festival de Cannes durante el estreno de “The Killing of a Sacred Deer”, ella posando de media espalda, como suele hacer para mostrar dos de sus puntos más atractivos, su rostro y su parte posterior; y él como todo el resto del mundo: observándola con una mezcla de incredulidad, deseo y admiración.
Por Manuel Santelices