Gracias al esfuerzo de Mamie Raguz, ex alumna de Lucy Telge, quien se encargó de hacer la nominación para el premio; a Mónica Tuffi, examinadora de la Royal Academy of Dance, quien escribió una carta apoyando la nominación; y a Ricardo Luna, ministro de Relaciones Exteriores, quien también se unió en el apoyo a la candidatura de Lucy, el premio más prestigioso que se otorga a una persona por sus servicios a la danza recayó, merecidamente, en manos de la leyenda del ballet nacional el pasado 12 de julio, en el Imperial College de Londres.
Ya había contado Lucy en una entrevista previa con nosotros que, a pesar de haber sido condecorada con la Orden del Sol en grado de Comendadora en 2006, el reconocimiento de la Royal Academy of Dance significaba para ella el premio más importante de su carrera. “Me siento como si hubiera ganado el Nobel”, nos dijo la entrañable maestra antes de su viaje a Londres.
La directora del Ballet Municipal recibió el galardón de manos de Darcey Bussell, presidenta de la Royal Academy of Dance y ex bailarina principal del Royal Ballet, mientras que el discurso de nominación estuvo a cargo de Luke Rittner, Director Ejecutivo de esta institución.
Como si tener entre manos el símbolo de tremendo reconocimiento no fuera ya suficiente para emocionar a cualquiera, ser la única premiada en recibir una ovación de pie –que duró aproximadamente cinco minutos–, por parte de 1500 personas de más de 50 nacionalidades diferentes, dejó boquiabierta a Lucy. “¡No lo podía creer! Nunca esperé que fuera a tener una ovación de pie en Londres como la que tuve”, expresó. “Aquí en Perú la había tenido ya en otras ocasiones en que me habían hecho algún homenaje –como el día en que cumplí ochenta años y me los celebraron en el Teatro Municipal–, pero era la gente de nosotros, gente que me conocía. En Londres, en cambio, nadie me conocía”.
Terminada la ceremonia, Lucy recibió palabras de felicitación y admiración de parte de lady Deborah MacMillan, viuda de sir Kenneth MacMillan, coreógrafo eximio del Royal Ballet; Dame Monica Mason y Lynn Wallis, ambas ex directoras de la institución; y Wayne Sleep, ex primer bailarín del Royal Ballet.
“¡A mí me pareció que estaba en otro mundo! Antes de dar los premios, hablaban un poco de lo que había hecho cada uno de los premiados a lo largo de su carrera, y yo creo que el mencionar que yo también hacía el vestuario de los bailarines, y que tenía ochenta y dos años, y seguía dictando clases todos los días hasta las nueve de la noche hizo que la gente me aplaudiera de pie”, asegura Lucy. “Realmente, fue algo increíble y completamente inesperado”, concluye, con absoluta satisfacción.